A medida que se han hecho con el gobierno en los países andinos, las fuerzas de izquierda emprendieron reformas constitucionales vía referendo, para intentar incorporar normas socialistas, estatistas o antineoliberales.
Una diferencia notable con sus parientes políticos que también llegaron al gobierno a comienzos de esta década en el Cono Sur de América, que sin necesidad de grandes cambios constitucionales han abordado programas sociales, acentuaron el nacionalismo o enjuician a los responsables de los crímenes de lesa humanidad perpetrados por las dictaduras cívico-militares del pasado reciente.
Pero esos giros hacia la izquierda en el área de la cordillera de los Andes registraron en 2007 tropiezos que pueden conducir, ya en 2008, a resultados diferentes a los buscados por sus proponentes.
"La mayoría de los ecuatorianos, expresada en la Constituyente, quieren desmontar el nefasto modelo neoliberal que provocó las grandes inequidades en el país", dijo a IPS el presidente de esa recién instalada Asamblea, Alberto Acosta.
Integrante de la mayoría oficialista, Acosta sostuvo que "la Constitución debe sentar las bases de una economía solidaria, en la cual el Estado regule al mercado". La Asamblea está conformada por 120 delegados, 95 de los cuales responden al gobernantes Acuerdo País o a grupos simpatizantes del presidente Rafael Correa, un economista de ideas socialistas.
En Venezuela, el presidente Hugo Chávez quiso este año abrir paso a una sociedad socialista, animado por nueve años de éxitos electorales, el mayor de los cuales fue la ratificación por 80 por ciento de los votantes de la Constitución que impulsó en 1999.
Esta vez, su propuesta de nuevo cambio constitucional fue rechazada por 50,6 por ciento de los votos, en tanto millones de quienes le reeligieron presidente en 2006 se abstuvieron. Pero el revés no terminó de clausurar esa vía legal hacia un socialismo y tanto Chávez como sus seguidores dijeron que regresarán por la puerta lateral, implantando reformas mediante leyes y decretos.
En tanto en Bolivia, la Asamblea Constituyente elegida el año pasado, el primero de gobierno del líder indígena Evo Morales, sancionó a fines de noviembre último una nueva ley fundamental, en la que se incluye el rechazo al latifundio, la defensa los derechos estatales sobre minas e hidrocarburos y se reconoce a los pueblos originarios, sus lenguas y sus culturas.
Sin embargo, esa apertura a la izquierda fue rechazada por el regionalismo de varias provincias bolivianas del arco oriental del país y la adopción del nuevo texto constitucional con prescindencia de los representantes de oposición exacerbó los ánimos hasta colocar al país al borde de una división territorial, una guerra civil o un nuevo período de franca ingobernabilidad.
Colombia, con gobierno derechista, y Perú, donde aún impera el modelo económico neoliberal, ambos cercanos a Washington, renovaron sus constituciones en la década pasada, aunque nuevos procesos de cambio en la materia han sido propuestos por sectores opositores de izquierda.
La búsqueda de nuevas constituciones "trata de corregir desigualdades y carencias en los procesos democráticos construidos a lo largo del siglo XX", comentó a IPS Héctor Maldonado Lira, catedrático de la Universidad Central de Venezuela y ex representante de su país en la Comunidad Andina de Naciones, conformada hoy sólo por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.
Esas falencias "van desde la abismal desigualdad social en Bolivia hasta la crónica inestabilidad institucional en Ecuador", detalló.
Empero, "esos procesos (constituyentes) pueden fallar cuando se montan básicamente sobre la popularidad de un presidente, que puede resultar pasajera, como comienzan a mostrar Bolivia y Venezuela, y debe servir de lección para Ecuador", advirtió a IPS Elsa Cardoso, profesora de Estudios Internacionales en las universidades Central y Metropolitana de Venezuela.
"Bolivia, en particular, está viviendo una crisis que puede resultar peor de la que produjo la salida del poder de Gonzalo Sánchez de Lozada" tras sólo un año de mandato y luego de haber gobernado de 1993 a 1997, dijo Cardoso, en alusión a las protestas cuya represión cobró decenas de vidas a fines de 2003 y catapultaron la opción de Morales hasta hacerlo presidente en 2006.
Para Cardoso, "un presidente debe saber administrar su fuerza porque la tentación del poder absoluto es muy fuerte, espero que menos en Ecuador que en Bolivia y Venezuela, y por eso el resultado de estos cambios constitucionales, si son apresurados y faltos de consenso, puede ser distinto al del objetivo que reivindicaron".
Los movimientos sociales bolivianas, en particular de indígenas y campesinos, celebran en La Paz y en el occidental altiplano la aprobación este mes del nuevo texto constitucional, que debe ser ratificado en referendo, mientras que la oriental provincia de Santa Cruz lidera la adopción de estatutos de autonomía, que incluyen la elección de gobernador, legislatura, control de la tierra, policía y ciudadanías propias.
En medio, con llamados a la calma, observa el ejército boliviano.
Los resultados tampoco fueron los previstos por Chávez con su propuesta de reforma a la Constitución, que establecía un poder comunal, permitía su reelección continua y le facultaba a legislar por decreto para establecer una economía socialista. El referendo del 2 de este mes le dio su primer revés electoral en nueve años.
Ese resultado "constituye una derrota estratégica para el proyecto regional del llamado Socialismo del siglo XXI —una expresión también empleada por el presidente Correa— porque se trata de un revés en el centro político de esa propuesta, Caracas", indicó a IPS el analista político venezolano Manuel Sierra.
También "permitió a la oposición oxigenarse, con el surgimiento de un activo movimiento estudiantil, y posiblemente el mapa del país en 2008 ya no será tan rojo", dijo a IPS la politóloga Maryclen Stelling, tomando el color distintivo del chavismo y estimando que muchas de las gobernaciones y alcaldías, hoy casi todas en manos del oficialismo, podrían ir a manos opositoras en 2008.
El diputado oficialista Calixto Ortega dijo a IPS que "el resultado del referendo en Venezuela no afectará la política exterior, aunque la oposición de derecha en Bolivia y Ecuador tratará de utilizarlos para golpear a los procesos en sus respectivos países".
Para Cardoso, "la lectura que pueden hacer bolivianos, ecuatorianos o nicaragüenses es que la oposición pacífica a estos proyectos puede dar sus frutos".
Correa sostuvo que el resultado del referendo en Caracas "no es ni malo ni bueno; sólo demuestra que Venezuela vive una democracia plena". Pero Acosta sí lo consideró "un llamado de atención a Chávez para que corrija el rumbo y no pretenda concentrar todos los poderes".
La estadounidense Jennifer McCoy, mediadora del Centro Carter para la Paz en la crisis política que afrontó Venezuela entre 2002 y 2004, en un artículo para IPS resumió la advertencia contenida en el resultado del referendo. "Chávez, vaya más despacio", lo que quizá podrían tomar como recomendación los socialistas de otros países andinos.
*Con aportes de Franz Chávez (Bolivia), Constanza Vieira (Colombia), Kintto Lucas (Ecuador) y Ángel Páez (Perú)