En los albores de 2008 y a punto de entrar en la efeméride del siglo de vida, el portugués Manoel de Oliveira, el cineasta en actividad más anciano del mundo, confiesa que son varios los proyectos a realizar en los próximos años.
Adorado por los apreciadores del llamado "cine de autor" y detestado por el grueso del público, que difícilmente digiere las interminables y lentas escenas de sus películas, Oliveira es el cineasta portugués más premiado de siempre y sus galardones internaciones sólo tienen parangón en el italiano Federico Fellini (1920-1993). Manoel Cândido Pinto de Oliveira oficialmente nació el 12 de diciembre de 1908, pese a que él asegura que fue un día antes cuando arribó al mundo en Oporto, en el norte de Portugal.
Con 76 años de cineasta en casi un siglo de edad, el anciano realizador reconoce que a fines de la década del 20 quería ser artista de circo, pero en general rechaza hablar del pasado, subrayando que sólo le interesa concentrarse en sus proyectos para el futuro.
Discreto y muy alejado de las candilejas, Oliveira lleva una vida pacata y reservada. En sus escasas declaraciones públicas, insiste en que sólo dirige películas por el gusto que le produce hacerlas, sin importarle las opiniones de los críticos.
Rechaza de plano la fatalidad a que parecería estar destinado el cine portugués de calidad debido al dominio del mercado de las grandes superproducciones, en especial estadounidenses, que cuentan con vastos recursos económicos y efectos especiales deslumbrantes.
En uno de los escasos programas de televisión en que ha sido entrevistado, recientemente colocó como ejemplo el filme "Cinco días, cinco noches", una obra donde el realizador portugués José Fonseca e Costa relata la fuga en los años 50 del perseguido líder comunista luso Álvaro Cunhal en los densos bosques del norte del país.
"Ese filme de Fonseca e Costa demuestra que con poco dinero se pueden hacer películas de gran calidad y que llegan a un amplio público", dijo en la citada entrevista al canal privado Sociedad Independiente de Comunicaciones (SIC). Debutó en la gran pantalla en 1931 con el documental "Douro, Faina Fluvial" y sólo después de una larga pausa de más de una década reapareció esta vez en el área argumental con "Aniki Bobo", estrenada en 1942, con pésima acogida de la crítica, pero que hoy es considerada por los expertos como una obra de arte. Sus filmes nunca lograron entrar en los circuitos comerciales. Toda su obra ha sido financiada por el Estado y, de acuerdo a la ministra de Cultura de Portugal, Isabel Pires de Lima, el gobierno seguirá apoyándole hasta los 100 años.
"¿Sólo hasta los 100?", comentó en tono burlón al batallón de periodistas que le rodeaba al cumplir los 99, haciendo gala de un buen humor y juventud mental que conserva con una lucidez envidiable.
El próximo año, cuando iniciará su siglo de vida, será celebrado con la presentación de su último filme titulado "Cristovão Colombo-O Enígma" (Cristóbal Colón-el Enigma), que estrenará en enero.
El realizador ajustó el guión al libro "Cristóbal Colón era portugués", publicado este año por el médico e historiador luso-estadounidense Manuel Luciano da Silva y su esposa Silvia Jorge da Silva.
Los autores del libro defienden la teoría de que el marinero presuntamente genovés Cristoforo Colombo, posteriormente el almirante Cristóbal Colón que al servicio de España se encontró en 1492 con el continente hoy llamado América en su empeño por llegar a Asia, era en verdad un portugués de la región meridional de Alentejo.
"No se trata de un filme científico o histórico, como tampoco de carácter propiamente biográfico, sino más bien de una ficción, con características de romance, que evoca la grandiosa gesta de los descubrimientos marítimos", señaló Oliveira en un comunicado divulgado últimamente.
Los personajes centrales son los contemporáneos Luciano y Silvia da Silva en Estados Unidos, durante sus años de juventud transcurridos en el Estado de Nueva York, pero presentará la novedad de que Colón nació en la aldea medieval alentejana de Cuba.
Según los autores, en homenaje a su tierra natal, el almirante habría bautizado Cuba a la mayor isla del mar de las Antillas, una teoría ya expuesta en el libro "El Misterio de Colón Rebelado".
Las hipótesis sobre el Colón presuntamente portugués incluyen una serie de nombres que habrían sido los verdaderos del almirante: Don Diogo, duque de Viseu, Cristovão de Colos, Salvador Fernandes Zarco, Salvador Gonçalves Zarco y Simão Palha.
Al lanzar "El Misterio de Colón Rebelado" en Lisboa en octubre de 2006, uno de sus autores, Eric J. Steele, señaló que "todo parece indicar que estamos ante un espía portugués que condujo en forma magistral a los españoles para un logro, dejando el camino libre a los portugueses para llegar a la verdadera India", alcanzada por el almirante Vasco da Gama en 1498. El filme concluye en la isla de Porto Santo, en el archipiélago luso de Madeira, ubicado frente a la costa atlántica de Marruecos, lugar donde Colón se casó con Filipa de Perestrelo, la hija del gobernador, y donde durante años estudió la navegación oceánica con el uso de la quilla y de la vela triangular delantera para avanzar contra el viento, técnicas que en esa época eran conocidas solo por los portugueses.
Sin embargo, este filme no será el único que el anciano realizador presentará en el año de su centenario.
"Singularidades de una muchacha rubia" , basado en una novela del celebre escritor luso del Siglo XIX, Eça de Queiroz (1845-1900), y "Los Invisibles", sobre el que no se cuentan con antecedentes, son otros estrenos anunciados para 2008.
Sus obras han sido tradicionalmente más apreciadas en países de vasta cultura cinematográfica, grandes consumidores de cine artístico, especialmente en Francia e Italia.
Artistas célebres habituados a recibir elevadas sumas por su trabajo, tales como la francesa Catherine Deneuve y el italiano Marcello Mastroianni (1924-1996), siempre aceptaron filmar con Oliveira bajo las precarias condiciones económicas impuestas por el gobierno portugués.
En el último filme en que actuó poco antes de fallecer, Mastroianni interpreta al propio Oliveira en "Viaje al comienzo del mundo", una autobiografía del realizador.
El listado de premios internacionales del casi centenario director es vasto, destacándose diversos homenajes en los festivales de Cannes, Venecia, Berlín y San Francisco. Entre los principales, se cuentan dos premios en el Festival de Venecia de 1985: el León de Oro por el filme "Le Soulier de Satin" y el Premio de la Crítica por el conjunto de su obra.
En Cannes y en Venecia, Oliveira recibió homenajes en la década del 90 por la totalidad de su trabajo, premios a la carrera del mismo nivel que los galardones recibidos por Fellini.
Asimismo, en 1994 el Festival de Cine San Francisco, Estados Unidos, le distinguió con el Premio Akira Kurosawa, y en 2004, poco antes de cumplir 96 años, en Santiago de Compostela, en la región septentrional española de Galicia, recibió el Premio Cineuropa.
Para la realizadora portuguesa Margarida Gil, premio a la carrera del Festival de Cine de Roma en 2005, "Manoel de Oliveira es la persona más viva que conozco, un fenómeno universal de juventud", porque "hay algo de infantil en sus obras, que las torna universalmente apelativas".
"Manuel de Oliveira ha hecho demasiados filmes para muy pocos espectadores", dijo por su parte a IPS Fonseca e Costa.
Pese a los elogios a su trabajo vertidos por Oliveira, según Fonseca e Costa, el anciano director solo "hizo cuatro bellos filmes: Aniki-Bóbó, en los años 40, La Caza, en los 60, Valle Abraham, en los 80, y Je Rentre à La Maison, en la década pasada".
Sin embargo, "la crítica snob francesa, italiana y de Nueva York llama a Oliveira un genio, pero el es un vencedor a quien el público no aplaude", añadió.
"Al contrario del genial Fernando Pessoa (poeta portugués, 1888-1935), que murió ignorado por el poder político, el público y la crítica, pobre y solitario en un cuarto del hospital de São Luís dos Franceses, en Lisboa, Oliveira ha podido conocer la gloria en vida", concluyó Fonseca e Costa.