China está decidida a tener una presencia destacada en la conferencia internacional sobre cambio climático en la isla indonesia de Bali, entre otras razones porque comenzó la cuenta regresiva hacia los Juegos Olímpicos de Beijing del año próximo.
Antes, este país solía defender sus pecados ambientales culpando al Norte industrializado por sus emisiones de gases de efecto invernadero. Ahora, lidera los reclamos para que las naciones ricas subsidien los esfuerzos para contener el cambio climático.
Con una economía pujante y en acelerado crecimiento, se calcula que China ya superó a Estados Unidos en términos absolutos como emisora de gases invernadero, responsables, según la mayoría de los científicos, de gran parte del recalentamiento planetario.
Pero a pesar de eso, y de que el aire y el agua de China sufren una enorme contaminación, las autoridades a cargo de organizar los Juegos Olímpicos de Beijing insisten en proclamarlos como "verdes".
De acuerdo con el actual Protocolo de Kyoto, firmado en esa ciudad japonesa en 1997 y en vigor desde 2005, 38 países industrializados —aunque luego Estados Unidos retiró su firma, y Australia no lo ratificó sino hasta la semana pasada— están comprometidos a reducir sus emisiones de gases invernadero en al menos 5,2 por ciento para 2012, respecto de las de 1990.
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En la conferencia de las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, firmada por 180 países, Beijing expresó su respaldo a la elaboración de un "nuevo acuerdo" internacional en la materia.
En la reunión de Bali se pretende dar inicio a negociaciones que consagren un nuevo convenio para cuando venza el primer periodo de implementación (2008-2012) del Protocolo de Kyoto, hoy en curso.
La delegación china aprovecha la conferencia de las partes, que comenzó el 3 de este mes y concluirá este viernes o el sábado, para exhibir su nueva disposición a frenar el recalentamiento.
El pabellón "China en acción", instalado por la delegación china, da a conocer las últimas políticas adoptadas por Beijing para frenar el cambio climático.
Entre ellas se destaca la promesa de mejorar 20 por ciento su eficiencia energética y obtener 10 por ciento de su consumo de energía de fuentes renovables para 2010.
En el pabellón chino también se promociona la decisión gubernamental de incluir criterios de protección ambiental y de reducción de emisiones de dióxido de carbono en la evaluación del desempeño de sus funcionarios en varios niveles.
Durante años, los burócratas fueron evaluados principalmente por su contribución con el crecimiento económico.
"Haremos lo que haya que hacer y lo que podamos", remarcó Su Wei, integrante de la delegación china, en un panel al margen de la conferencia dedicado a la cooperación de este país con las metas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
China se ha negado sistemáticamente a que una reducción de emisiones de gases invernadero de carácter obligatorio porque, según arguye, necesita que su economía crezca para erradicar la pobreza y llevar prosperidad a sus 1.300 millones de habitantes.
En ese sentido, advirtió que Estados Unidos y otras naciones industrializadas liberaron 77 por ciento del total de emisiones de dióxido de carbono entre 1950 y 2000 y que, por lo tanto, ahora deben hacerse cargo de la lucha contra el recalentamiento del planeta.
Pero China cambió de postura en Bali. Los delegados prometieron trabajar para controlar las emisiones de gases invernadero del gigante asiático si los países ricos acceden a transferir tecnología y brindar incentivos financieros.
"La agenda central de la conferencia debe incluir no sólo la reducción de emisiones, sino también la transferencia de tecnología y el financiamiento destinado a las naciones en desarrollo", afirmó en su editorial el Diario de China, portavoz del gobernante Partido Comunista, el domingo 9.
La delegación china presentó una propuesta para crear un "fondo de alivio" en la órbita de la ONU con el fin de ayudar a los países en desarrollo a financiar tecnologías de energía limpia.
China tiene mayores expectativas en materia de transferencia y desarrollo de tecnología respecto de la que posee actualmente. Este país cuenta con escasos recursos naturales, pero prevé elevar su producción exportadora, indicó Su Wei.
"Por ello, China tiene por delante la enorme tarea de desplegar tecnologías limpias, que consuman y emitan menos dióxido de carbono, y conocimientos en materia de energía eficiente, de fuentes renovables y la nuclear", declaró Su.
Estas nuevas prioridades responden a un estudio de expertos de la británica Universidad de Sussex, según el cual casi un cuarto de las emisiones de dióxido de carbono del país son consecuencia de la fabricación de bienes destinados a los consumidores occidentales.
La investigación aporta pruebas de que las naciones industrializadas han sido históricamente responsables de gran parte de las emisiones de dióxido de carbono hoy presentes en la atmósfera, y que también se les puede atribuir el acelerado aumento de las emisiones en países en proceso de industrialización como China.
Beijing encargó su propio estudio acerca de las emisiones de dióxido de carbono desde su industria exportadora.
"La producción 'hecha en China' para la exportación no es la principal responsable del aumento de los precios de la energía, como algunos arguyen", indicó Chen Ying, experto del Centro para el Desarrollo Sustentable de la Academia Nacional de Ciencias Sociales.
"Al contrario, nuestra investigación inicial sugiere que la industria china contribuye con la reducción de las emisiones del Norte industrializado. China, de hecho, utiliza su propia energía para subsidiar el consumo de Occidente", explicó.
Esta evaluación de las muchas facetas de la participación del dióxido de carbono chino en las emisiones mundiales fue recibida con alivio.
China ha estado sometida a creciente presión internacional, en especial de Estados Unidos, el principal emisor mundial de gases invernadero, para que tome medidas en la materia.
Dos tercios de la energía china es producida en centrales de producción de electricidad a carbón, muy contaminantes, por lo que este país tiene el agua y el aire más contaminados del mundo.
Pero los delegados chinos en Bali decidieron no recurrir al argumento de que su país es la "fábrica del mundo" para fortalecer su posición en la conferencia.
"Vincular las políticas en materia de cambio climático con el comercio internacional puede resultar peligroso, porque da argumentos para la implementación de barreras comerciales", declaró al periódico China Business News el delegado chino Li Liyan.