SIDS y AOSIS, dos siglas que se repetían insistentemente hace 10 años en la central ciudad japonesa de Kyoto, parecen haberse evaporado en el calor tropical de la isla indonesia de Bali.
Los SIDS (siglas en inglés de Pequeños Estados Insulares en Desarrollo), que suman 38, y la AOSIS (Alianza de Pequeños Estados Insulares Independientes), con 43 miembros, son grupos conformados por países de todo el planeta: África, el Caribe, el océano Índico, el Mediterráneo, el Pacífico y el Mar de la China Meridional.
El Protocolo de Kyoto es considerado el primer paso importante hacia un régimen mundial de reducción de emisiones de gases invernadero que pueda estabilizar las concentraciones de estos en la atmósfera y así limitar los efectos del peligroso cambio climático.
Pero el Protocolo expira en 2012. La conferencia de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), que se celebra hasta este viernes en Bali, tiene el objetivo de lanzar negociaciones para preparar un acuerdo en Copenhague en 2009.
"Negocien lo que pasará luego de Kyoto, pero no olviden nuestras preocupaciones particulares", fue el mensaje de los representantes de los SIDS y la AOSIS en las discusiones oficiales de Bali.
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El viceministro de Ambiente de Tuvalu, Tavau Tell, señaló que su país, así como otras pequeñas naciones insulares, no habían contribuido en nada al fenómeno, y sin embargo sus efectos son catastróficos y crecientes, como predijo el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático.
Entre estos efectos se destacan el incremento de las temperaturas globales para fines de este siglo más de cuatro grados centígrados, y el aumento de los niveles del mar más de 60 centímetros.
"Las consecuencias para una nación conformada por atolones como Tuvalu serán económicamente, ecológicamente y culturalmente desastrosas. Eso significaría la total desaparición de Tuvalu en el océano, junto con nuestra cultura, nuestra subsistencia, nuestra soberanía fundamental y nuestros derechos humanos", dijo Tella a los delegados esta semana.
Tuvalu es una isla del Pacífico con una población de apenas 12.000 habitantes.
Por su parte, el presidente de Palau, Tommy E. Remengesau, llamó a la comunidad internacional a reconocer su "obligación moral de comprometerse con un nivel apropiado de financiamiento para los estados pequeños y vulnerables". Palau también está ubicada en el Pacífico, y cuenta con 21.000 habitantes.
En Micronesia, un archipiélago del mismo océano, las personas hacen todo lo posible para adaptarse al cambio climático.
El compromiso de los países del norte del Pacífico con el Desafío Micronesia —proyecto para proteger 30 por ciento de la vida marina costera y 20 por ciento de los recursos naturales terrestres para 2020es una importante inversión para darle a estas islas una amplia gama de opciones de adaptación al cambio climático, relacionadas con la seguridad alimentaria y la protección de las costas.
Pero el objetivo último es extender el Desafío Micronesia también a Palau y a las Islas Marshall, así como a las Islas Marianas del Norte y Guam, ambas bajo jurisdicción de Estados Unidos.
Estas pequeñas naciones insulares y las aguas que las rodean cubren una sexta parte de la superficie del planeta, y constituyen el hábitat de más de la mitad de la diversidad de plantas y animales marinos de la Tierra. Son hogar además de la mayor cantidad de especies amenazadas o en riesgo de extinción que cualquier otra parte del mundo.
Las islas y sus áreas costeras son también una fuente fundamental de alimento, trabajo e ingresos para millones de personas. Más de 600 millones de personas viven en más de 100.000 islas en el mundo.
El presidente de Palau, quien impulsó el Desafío Micronesia, también llamó en Bali a tener en cuenta las implicaciones de derechos humanos que tiene el cambio climático.
"La capacidad de adaptación al cambio climático es hoy un absoluto requisito que demandará futuros compromisos de financiamiento y experiencia técnica", dijo por su parte el ministro de Ambiente de Tonga, Hon Tuita. Ese país insular del Pacífico tiene una población de 117.000 habitantes.
Aunque son los países ricos e industrializados los principales responsables de las emisiones de gases invernadero, las islas del Pacífico no se quedan cruzadas de brazos. Las estimaciones indican que para 2015 habrán reducido sus emisiones en dos millones de toneladas. Aunque esto no es mucho a nivel global, representa un esfuerzo muy importante.