Arlequines, teatreros, danzarines, muñequeros, mimos y zanqueros marcharon bajo el tórrido sol de las tres de la tarde en un recodo costanero del Caribe para anunciar a los habitantes de esta vieja ciudad del oriente venezolano que ha subido el telón para la fiesta anual de su teatro.
El disminuido presupuesto y el temor a la lluvia intempestiva y tormentosa que trajo trombas marinas motivaron a los organizadores a suspender el acostumbrado desfile inaugural, pero los barceloneses lo reclamaron e impusieron el pasado fin de semana.
"Nuestra gente ya considera al Festival Internacional de Teatro de Oriente como una especie de fiesta patronal, algo distintivo de esta ciudad", 300 kilómetros al este de Caracas, señaló a IPS el creador y conductor del festejo, Kiddio España.
La clave es que este encuentro artístico de 10 días se ha desarrollado durante 32 años consecutivos, sin interrupción alguna desde su primera edición, en 1976.
"Siempre nuestra expectativa está en los grupos nacionales que podremos presentar y en cuáles espectáculos llegarán del exterior", comentó a IPS Teresa González, activista cultural en la popular barriada Sierra Maestra, mientras se afanaba en los preparativos para que actuase un grupo de muñequeros llegado de la noroccidental provincia de Zulia.
Niños y niñas en su derredor jugaban mientras esperaban el espectáculo en el área que en la escuela del barrio hace de cancha múltiple y escenario para actos culturales.
"Ya se han formado varias generaciones en el hecho teatral, algo que rebasa lo que fueron nuestros sueños iniciales, que eran abrir un espacio para el encuentro de lo que en 1976 teníamos como bisoños grupos del oriente con los más experimentados de Caracas y del exterior", rememoró España, en su juventud estudiante de teatro en Italia e integrante del Teatro Studio de Roma.
Hubo ediciones en que el festival pudo mostrar a grupos de los cinco continentes, pero el respaldo financiero del Estado ha menguado. Con el equivalente a 100.000 dólares, España y su equipo hacen malabares para traer cada año muestras distintas, a pesar de que algunos grupos procuran repetir, animados con el respaldo popular que concitan.
"La taquilla no es un aporte a tener en cuenta. No sólo muchos espectáculos son de calle, sino que en las salas cerradas lo que más se recoge es la calidez e informalidad de los orientales: aquí la gente saluda y entra", comenta el periodista Hernán Colmenares, durante décadas el principal relacionista del festival.
La edición número 32 se abrió con la obra "Más de mil jueves", de la formación italiana Assemblea Teatro, con guión de Máximo Carlotto sobre el drama de las Madres de Plaza de Mayo, la organización creada por un puñado de mujeres en plena dictadura militar de Argentina (1976-1983) para buscar a sus hijos detenidos-desaparecidos.
La dirección del espectáculo es de Renzo Sicco y tiene como protagonista a la actriz de origen uruguayo Annapaola Bardeloni. El guionista italiano es nieto de Estela Barnes de Carlotto, emblemática presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, la organización hermana de Madres dedicada a la búsqueda de los niños secuestrados o nacidos en el cautiverio de sus padres.
También llegaron, de Argentina, Títeres Andariegos El Gorrión y la Cooperativa teatral Quarta Pared, que dirigida por Jesús Gómez trajo un montaje de "Menguada la hora", del venezolano César Rojas, basado en el cuento "La hora menguada", de Rómulo Gallegos (1884-1969), el autor de la novela insignia de la llanura venezolana, "Doña Bárbara".
Desde Bolivia están el grupo Teatro La Cueva, con "Alaestatuas", risueño diálogo entre jóvenes amigos, y de Perú la Fundación Zanquimbalista, con su combinación de teatro callejero y música afroperuana.
México impactó con otra obra escrita por un venezolano, Ángel Méndez, titulada las "Vacaciones en el purgatorio", una comedia basada en las figuras de los míticos artistas Pedro Infante y Jorge Negrete, quienes se encuentran en el más allá para evocar películas, canciones, amoríos, rivalidades y hechos políticos de América Latina.
Esta obra mexicana está a cargo de la Compañía Repertorio de la Universidad del Valle de Atemajac (Guadalajara) y la dirige el profesor Miguel Ángel Rangel. Los jovencísimos Luis Carlos Wong y Frank Rodríguez encarnan a Infante y Negrete.
Por su parte, el país anfitrión presenta 42 agrupaciones, tanto de teatro como de danza, música, mimo y títeres, combinándose elencos informales y experimentales con acrisolados como el Ballet Contemporáneo de Caracas o el teatro de la Universidad Central.
La fiesta teatral más grande de Venezuela es el bienal Festival de Caracas, correspondiendo a oriente el pergamino de ser el más constante y el único de una provincia —además de barriadas de Barcelona cubre pequeñas poblaciones cercanas— que se ha sostenido en el tiempo, pese a que otras ciudades y regiones tienen una intensa vida cultural.
"Las claves han sido la constancia para sembrar conciencia en el público y en quienes hacen teatro en la región de que debemos trabajar con horizontes de más de una vez y más de un año", sostuvo España.
"Son diez días de festival, pero a la fundación que hicimos para respaldarlo le consume todo un año de trabajos", recalcó.