SIDA: Incesante búsqueda de la vacuna

La carrera hacia una vacuna contra el sida, que ya lleva dos décadas, sufrió un duro traspié cuando los investigadores debieron abandonar una de las pruebas más prometedoras y de mayor escala.

Seth Berkley Crédito: IAVI
Seth Berkley Crédito: IAVI
La sustancia que se examinaba no sólo se demostró incapaz, hace un par de meses, para bloquear el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) que causa la enfermedad. También aumentó la vulnerabilidad de algunas de las personas que la recibieron.

Seth Berkley, director de la Iniciativa Internacional para la Vacuna contra el Sida (IAVI, por sus siglas en inglés), considera que la búsqueda debe continuar, pues la inmunización es lo único que logrará "borrar a esta enfermedad del mapa".

La IAVI, con sede en Nueva York, es una organización internacional sin fines de lucro que juega un importante papel en la promoción de las investigaciones hacia la vacuna contra el sida, a través de asociaciones con más de 40 instituciones académicas, gubernamentales y de la industria farmacéutica..

IPS: Algunos expertos dicen que la investigación sobre la vacuna contra el sida tiene defectos básicos: que muchos científicos trabajan de forma aislada, que existe poca coordinación entre los laboratorios y que no hay una red que permita intercambiar información. ¿Los científicos no pueden cooperar entre sí?
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BERKLEY: Cuando se fundó la IAVI no existía un compromiso concertado —político, científico y económico— con la vacuna contra el sida. Hoy la situación cambió completamente. Los gobiernos, tanto de los países ricos como de los pobres, apoyan la iniciativa, política y financieramente. Y los más importantes expertos se han movilizado para desarrollar esta vacuna.

En los últimos años se han formado varias alianzas para potenciar la cooperación en este terreno y encontrar nuevas estrategias para acelerar la investigación y desarrollo de la vacuna. La IAVI ha creado tres consorcios para ayudar a resolver los principales desafíos que afrontan hoy los investigadores.

Gracias a estos y a otros esfuerzos, los científicos de todo el mundo han vuelto a la tarea de identificar y probar los mejores vectores para la vacuna y a la búsqueda de los anticuerpos capaces de neutralizar las diversas variedades del VIH. Estos científicos comparten sus hallazgos para corregir el curso y llevar a la próxima generación de "candidatos prometedores" a la etapa de pruebas clínicas.

No debemos olvidar, sin embargo, que una sana competencia es esencial para el avance de la ciencia. La innovación puede llevar a descubrimientos que salvan millones de vidas.

— ¿Cuáles pueden ser las consecuencias del fracaso en los ensayos de la vacuna V520 de Merck en septiembre?

— Es decepcionante pero no desmoralizador. Aunque es claro que la vacuna no prevendrá completamente la infección con VIH, tenemos la esperanza de que será capaz de disminuir la carga viral de los individuos que se infecten luego de recibirla, por lo que se hará más lenta la progresión del sida. Desafortunadamente, aquella vacuna no logró este objetivo.

La investigación sobre la vacuna debe continuar y, de hecho, continuará. Es prematuro sacar conclusiones amplias en base a los resultados de las pruebas de Merck. Hasta que no sepamos por qué fracasó, no conoceremos el impacto que esto puede tener en otras investigaciones similares.

— Algunos expertos dicen que a causa de los años que demanda obtener la autorización, cuando comienzan las pruebas en humanos los fundamentos científicos sobre los que se desarrolló el proyecto de vacuna ya están obsoletos. ¿Debería permitirse que se aceleren esos plazos?

— En primer lugar, no coincido con quienes opinan que lleva años obtener el permiso para iniciar las pruebas clínicas. En Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Medicamentos analiza con rapidez los pedidos relacionados con la vacuna contra el sida.

Las autorizaciones iniciales de otros países pudieron resultar lentas, pero con la experiencia y el amplio apoyo político a las investigaciones los permisos posteriores se otorgaron con celeridad. La IAVI ha realizado pruebas en 11 países y, en la mayoría de los casos, estamos satisfechos con la velocidad con que se realizaron.

Dicho esto, coincido con quienes dicen que debemos encontrar una forma más sistemática y eficiente para probar y categorizar a las "candidatas" a convertirse en una vacuna contra el sida.

Para acelerar el desarrollo, la IAVI propone que las que aparentan ser las mejores vacunas sean probadas de manera rápida y "cabeza a cabeza". Actualmente, las pruebas que incluyen a 3.000 personas toman como mínimo tres años para llegar a resultados provisorios.

Nosotros proponemos una nueva modalidad, que permitiría probar a varios "candidatas" en una población menor de personas con alto riesgo de infección con VIH. Esto permitirá descartar a los productos menos aptos y ahorrar años en la búsqueda de una vacuna que el mundo necesita desesperadamente.

— ¿Qué impacto tiene sobre la investigación la amenaza de juicios?

— La seguridad de los voluntarios para las pruebas es de fundamental importancia para nuestra organización. Creemos que la mejor forma de evitar demandas judiciales es poner el acento en la seguridad en cada etapa del desarrollo de la vacuna, desde la producción de la "candidata" hasta el asesoramiento de los voluntarios y la obtención de su consentimiento informado.

La IAVI adhiere a las normas éticas internacionales que protegen los derechos de los participantes en las pruebas de todos los medicamentos y vacunas. Estas normas constituyen una práctica común y están reforzadas por un sistema de revisión independiente, a nivel nacional y en cada sitio en los que se llevan adelante las pruebas.

— ¿Qué podría hacer mejor el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (Onusida)?

— Esta semana, Onusida y la Organización Mundial de la Salud difundieron estadísticas sobre la pandemia que sugieren que el porcentaje de personas que viven con VIH se ha estabilizado y que el número de nuevas infecciones anuales alcanzó su pico a fines de los años 90.

En IAVI nos sentimos animados ante la posibilidad de que menos gente de la que se pensaba tenga la enfermedad o se esté infectando con el virus.

Pero aun con estas nuevas cifras, el sida sigue siendo la cuarta causa de muerte del mundo y la principal en África subsahariana. Onusida tiene un papel muy importante para asegurar que el mundo no se vuelva complaciente en su respuesta a esta terrible enfermedad.

Si vamos a derrotar a esta epidemia, tenemos que continuar ampliando el acceso al tratamiento y los métodos de prevención existentes, al tiempo que nos concentramos en nuevas tecnologías de prevención y la vacuna contra el sida, la cual es lo único que puede borrar este mal del mapa.

Sabemos por experiencia histórica que ninguna gran epidemia de origen viral fue controlada sin una vacuna. Contamos con los líderes políticos para asegurar que existirá un sostenido apoyo político y financiero para este esfuerzo.

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