El impulso europeo a combustibles supuestamente inocuos, como el aceite de palma, tiene un alto costo ambiental y social para Asia, advirtió este martes el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
La agencia advirtió a los países de la región que no deben seguir los pasos de Indonesia y Malasia, principales productores de aceite de palma. Lo hizo en su Informe de Desarrollo Humano 2007-2008, dedicado esta vez al cambio climático.
"Los cultivos crecientes de palma en Asia-Pacífico se han vinculado con la vasta deforestación y la violación de los derechos humanos de pueblos indígenas", revela el informe.
"Desde 1999, la demanda de la Unión Europea (UE) de aceite de palma (más que nada de Indonesia y Malasia) se elevó a más del doble y llegó a 4,5 millones de toneladas, o casi un quinto de las importaciones mundiales", señala el documento de 384 páginas.
"Las oportunidades para abastecer a un mercado europeo creciente se reflejaron en el aumento de la inversión en la producción en Asia-Pacífico", prosigue.
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"Hay que elaborar muchas salvaguardas si se quiere que la producción de aceite de palma sea sustentable", señaló Martin Krause, asesor del PNUD en materia de cambio climático, al presentar del informe en esta ciudad. "El debate a este respecto recién empieza."
La misma alerta fue planteada por una coalición de organizaciones ambientales y de desarrollo británicas en "Up in Smoke", informe divulgado la semana pasada.
El rápido crecimiento de las plantaciones de palma causó una enorme deforestación en Indonesia que llevó a la emisión de grandes cantidades de dióxido de carbono contenido en los bosques, señala el documento.
Los gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso son responsables del recalentamiento planetario, según la mayoría de los científicos.
"La deforestación coloca a Indonesia en el tercer lugar entre los mayores emisores de dióxido de carbono, detrás de Estados Unidos y China", detalla. "La tala de árboles motivada por los monocultivos a gran escala, destinados a la producción de energía, desacreditan la 'credencial verde' de los biocombustibles."
Esas advertencias acerca del aceite de palma seguramente avivarán las discusiones en la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, que sesionará en la ciudad indonesia de Bali del 3 al 14 de diciembre.
Los representantes de 180 países se proponen delinear acciones globales para contener la catástrofe ambiental causada por el cambio climático.
El cultivo de palma llegó a 12 millones de hectáreas en el mundo en 2005, según el PNUD, "casi el doble que en 1997". Indonesia y Malasia dominan la producción, "que en este último registra el mayor aumento en términos de bosques que desaparecen por esa planta."
El archipiélago de Asia sudoriental tiene casi seis millones de hectáreas de palma y Yakarta prevé elevar esa cantidad, según el informe de la coalición británica.
"El gobierno indonesio firmó 58 acuerdos en 2007 por unos 12.400 millones de dólares para producir unos 200.000 barriles de biocombustible al día, equivalente al de petróleo, para 2010", añade.
Los ambientalistas consideran que los bosques de Indonesia, y de otros países asiáticos, corren peligro de convertirse en plantaciones de palma. También es importante la turbera, que forma parte de los bosques naturales.
La destrucción de los bosques libera el carbono almacenado en la turbera, que se suma a los gases invernadero y a la pérdida de contenedores de carbono.
"Las turberas son depósitos de carbono. Suelen almacenar más de 30 por ciento de dióxido de carbono", dijo a IPS Shailendra Yashwant, de Greenpeace. "Una turbera de cuatro millones de hectáreas de la septentrional provincia de Sumatra contiene 14,6 gigatoneladas (14.600 millones de toneladas) de ese gas."
Casi 28 millones de hectáreas de bosques fueron destruidos en Sumatra, Suleweisi y Kalimantan, en Indonesia, desde 1990, según investigaciones de esa organización ambientalista.
En la actualidad se hacen desaparecer miles de hectáreas de turbera para cultivar palma, negocio que está en manos de empresas privadas.
El atractivo del cultivo de palma, anterior a la demanda de la UE, obedece en gran parte a la relativa facilidad con que crece y a la seguridad de sus ganancias.
"El precio del aceite de palma ha sido muy bueno. Siempre hubo demanda", señaló Patrick Durst, especialista forestal de la división Asia Pacífico de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). "No es un cultivo intensivo."
Por ello, otras naciones de Asia sudoriental, desde Birmania a Tailandia, pasando por Camboya y Vietnam, hasta Filipinas, comenzaron a seguir los pasos de Indonesia y Malasia.
Bangkok se propuso tener 1,6 millones de hectáreas de palma cultivadas en las próximas dos décadas, quintuplicando las actuales 320.000.
Pero por si, de todos modos, los países se disponen a invertir en ese cultivo para producir biocombustibles, el PNUD reseñó algunas historias positivas, donde pequeños emprendimientos agroindustriales implementaron medidas que no dañan el ambiente ni violan los derechos humanos.
"La mayoría de la producción en África occidental entra en esa categoría", añadió.