Los estadounidenses habrán comprado al cabo de este año 30 millones de televisores digitales y enviarán sus viejos aparatos cargados de plomo al basurero o, más probablemente, a China o India.
"Es una cantidad asombrosa, que enviará millones de kilos de plomo a los vertederos o al exterior", señaló Barbara Kyle, coordinadora nacional de la Coalición para el Reciclaje de los Electrodomésticos.
Los televisores no digitales contienen hasta 3,6 kilogramos de plomo, un potente neurotóxico. Los nuevos aparatos digitales de pantalla plana no tienen plomo, aunque sí mercurio, igualmente nocivo.
"En Estados Unidos ya no es ilegal exportar 'basura electrónica' a los países pobres", destacó Kyle.
En los últimos años, cambios en las disposiciones de la Ley de Conservación y Recuperación de Recursos, administrada por la gubernamental Agencia de Protección Ambiental (EPA), han creado "un terrible sistema que facilita arrojar 'basura electrónica'" en países en desarrollo", agregó.
[related_articles]
La ley dispone que la exportación de materiales peligrosos sólo puede realizarse con la autorización del país que va a recibirlos.
Sin embargo, vacíos legales y excepciones han provocado que prácticamente ninguna clase de "basura electrónica" sea considerada peligrosa, por lo que resulta legal exportarla sin informar al país de destino.
Hace poco, indicó Kyle, el gobierno de George W. Bush presentó cambios que permiten enviar al exterior monitores de computadoras y televisores —que contienen mercurio y plomo— si van a ser reciclados.
Aunque Estados Unidos es el principal productor de "basura electrónica", se ha negado a firmar la Convención de Basilea, que apunta a impedir el movimiento transfronterizo de materiales tóxicos o peligrosos.
La Coalición lanzó una campaña con el objetivo de presionar a los fabricantes de televisores para que creen un programa voluntario de reciclaje.
También pidió al público que se ponga en contacto con los ejecutivos de las principales empresas del sector para llamarlos a la responsabilidad por la eliminación apropiada de los productos que elaboran.
Sony ya anunció que ha acordado retirar gratis viejos modelos de televisores en 75 comercios minoristas. Kyle señaló que espera que los principales fabricantes y negocios de venta se sumen a la iniciativa.
Asimismo, afirmó que las compañías deben reciclar responsablemente la "basura electrónica", en lugar de enviarla al exterior o utilizar para esa tarea a presos en las cárceles de Estados Unidos, que no cuentan con los derechos ni la protección que contempla la legislación laboral.
Según la Coalición, se descartan anualmente más de 400 millones de aparatos electrónicos, de los que apenas se recicla 12 por ciento. El resto —aproximadamente 2,3 millones de toneladas— es enviado al exterior, a vertederos o incinerado.
A pesar del alto valor de estos materiales y su reconocido carácter tóxico, la principal causa por la que no se reciclan reside en que Estados Unidos no cuenta con legislación nacional en la materia.
Sólo nueve estados cuentan con programas que contemplan la "basura electrónica" y cinco de ellos comenzaron a aplicarlos recién este año.
El estado de Minnesota estableció que los fabricantes deben procesar una cantidad de "basura electrónica" proporcional a sus ventan anuales, medidas por peso. La meta para el primer año es 60 por ciento, que se elevará a 80 por ciento más adelante.
"Es un modelo que espero sea adoptado en otros estados", dijo Kyle.
Paradójicamente, las compañías que se oponen a esta legislación en Estados Unidos deben cumplir con las directivas europeas que imponen metas de recolección y reciclaje de los aparatos electrónicos y hacen responsables a los fabricantes por su disposición final.
Aunque está considerado como el mejor programa del mundo en la materia, no parece estar funcionando muy bien, según in informe que se hizo público en Bonn el 15 de noviembre.
Sólo alrededor de 25 por ciento de los electrodomésticos de tamaño mediano y 40 por ciento de los más grandes son recolectados para su reciclaje. En el caso de los más pequeños el porcentaje es cercano a cero, señaló el estudio realizado por un consorcio liderado por la Universidad de las Naciones Unidas (UNU).
"La tasa de recolección es muy baja en Europa", señaló a IPS Ruediger Kuehr, de la UNU.
"La gente no tiene conciencia del peligro y tira sus electrodomésticos usados", agregó.
Las regulaciones europeas están dirigidas exclusivamente a los fabricantes, no al público, los comerciantes minoristas o los gobiernos, indicó Jaco Huisman de la UNU, el principal autor del estudio.
La baja tasa de recolección resulta conveniente para los fabricantes porque así tienen que reciclar un volumen mucho menor. Nadie es realmente responsable al respecto, agregó.
"Los fabricantes alegan que no pueden forzar a las personas a enviarles su 'basura electrónica', pero en realidad no quieren que lo hagan, porque hay costos asociados con el reciclaje", dijo Huisman.
Para superar este problema se requieren metas en materia de recolección.
El estudio de la UNU sugiere como posible en el largo plazo una tasa de 60 por ciento para pequeños electrodomésticos —como secadores de pelo y reproductores de MP3— y medianos, como equipos de audio, hornos de microondas y televisores.
En el caso de los de mayor tamaño como heladeras y lavarropas, debería elevarse a 75 por ciento.
Si se aplica este criterio, Europa "cosecharía" alrededor de 5,3 millones de toneladas de "basura electrónica" para 2011, en comparación con los 2,2 millones de la actualidad, afirmó Kuehr.
Existen importantes beneficios ambientales derivados de la recolección de 75 por ciento de las viejas heladeras, que contienen clorofluorcarbonados, un químico que destruye la capa de ozono y es también un potente gas invernadero.
"Alcanzar esa meta evitaría que llegue a la atmósfera el equivalente a 34 millones de toneladas de dióxido de carbono", dijo Kuehr.
Europa también "exporta" parte de su "basura electrónica" a los países pobres, aunque se trata de una práctica ilegal.
Una investigación reciente descubrió que embarques destinados a África, que supuestamente llevaban computadoras y monitores usados pero aún en condiciones de ser usados, contenían en realidad 90 por ciento de desechos.
"Se están exportando autos usados repletos de esos desechos y nadie está inspeccionando esto", advirtió Kuehr.
Europa necesita modificar sus regulaciones poniendo énfasis en la recolección y en garantizar que las disposiciones se cumplan y también hace falta, agregó, crear mayor conciencia en el público sobre la necesidad del reciclaje.
"Si los fabricantes se las ingenian para vendernos sus productos, creo que pueden encontrar una forma para que se los devolvamos", afirmó Kyle.