La Unión Europea (UE) no cumple sus promesas de aumentar la ayuda a los países pobres en materia de educación sexual y métodos anticonceptivos, señalaron expertos en planificación familiar.
Las principales instituciones de la UE reconocieron en 2015 que uno de los Objetivos de las Naciones Unidas para el Desarrollo del Milenio, reducir a la mitad la proporción de la población mundial pobre para 2015, no se alcanzará sin mejorar el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva.
Sin embargo, la Comisión Europea, rama ejecutiva del bloque, planea dedicar sólo 17 millones de dólares al año en iniciativas de salud sexual y reproductiva en el Sur pobre desde ahora hasta 2013, ocho millones menos que el promedio de los aportes del periodo 2003-2006.
Esta información, que no incluye el apoyo de la Comisión al Fondo Global de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, está incluida en un estudio publicado el martes por la no gubernamental Fundación para la Población Mundial (DSW, por su sigla en alemán).
"Luchar contra el sida es absolutamente imperativo, desde el punto de vista moral y para combatir la pobreza", dijo la portavoz de DSW, Karen Hoehn. "Pero la planificación familiar también lo es. Los países europeos han mostrado un compromiso retórico tan consistente en este tema que no tienen excusa para no aportar los fondos."
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Muchos de los proyectos financiados como parte de la lucha contra el sida no están directamente relacionados con la planificación familiar, indicó Hoehn.
Más de medio millón de mujeres mueren cada año a causa de complicaciones surgidas durante el embarazo. La mayoría de los casos corresponden a África subsahariana, donde 70 por ciento de las madres no cuentan con la asistencia de un profesional de la salud durante el parto.
La eurodiputada belga Anne Van Lancker lamentó que entre 61 planes de ayuda elaborados por la Comisión para las ex colonias de África, el Caribe y el Pacífico (ACP) sólo dos mencionan a la salud como su objetivo central.
Este año, la Comisión mencionó una "división del trabajo" para justificar su decisión de priorizar la ayuda para el sector del transporte y otros proyectos de infraestructura en detrimento de la salud y la educación.
Los gobiernos de los países que integran la UE tienden a concentrar sus propios planes de ayuda en la salud, argumentó el órgano ejecutivo comunitario. Van Lancker rechazó ese razonamiento.
"Países del Caribe, como Jamaica, y de África occidental quieren colocar a la salud como un punto central", dijo a IPS. "Pero en las discusiones les dijeron que sólo podían otorgar prioridad a dos sectores, por lo que no debían elegir a la salud."
Asimismo, Van Lancker indicó que el énfasis puesto en la macroeconomía en los planes de ayuda refleja el deseo de la Comisión de firmar con los países ACP tratados de libre comercio, conocidos como Acuerdos de Asociación Económica.
Sin embargo, agregó, las posibilidades de que una nación alcance el desarrollo económico son "mucho mayores cuando una mujer puede decidir cuántos hijos quiere tener".
"Cada minuto de cada día, una mujer muere por complicaciones surgidas en lo que debería ser el acto de mayor reafirmación de la vida: el parto. Esto puede prevenirse con educación, información y acceso a la planificación familiar", dijo Van Lancker.
En 2001, la Comisión Europea criticó a Estados Unidos por prohibir el otorgamiento de fondos a instituciones de salud que asesoraran a las mujeres en materia de aborto o que hicieran campaña para que se reformara la legislación en esta materia.
El entonces comisario de Asistencia al Desarrollo europeo, Poul Nielson, se comprometió a usar fondos de la UE para cerrar lo que definió como "brecha de decencia" originada en la decisión de Washington.
"La Comisión estuvo muy dedicada por un tiempo a asumir su responsabilidad, pero esa determinación para cumplir con sus compromisos se ha perdido", dijo Van Lancker.
El presupuesto de la UE tenía una sección dedicada a la salud sexual y reproductiva, pero ahora la tendencia es otorgar los fondos a los países receptores sin hacer mención a los sectores específicos en que deben ser usados.
"Es muy difícil hacer un seguimiento sobre el destino del dinero", comentó Van Lancker.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Población (Unfpa) calculó que menos de 20 por ciento de los jóvenes sexualmente activos en África emplean métodos anticonceptivos.
Más de 200 millones de mujeres en todo el mundo quieren postergar o prevenir embarazos, pero no pueden hacerlo a causa de tabúes sociales o por su imposibilidad de acceder a los anticonceptivos.
En 56 países pobres analizados por Unfpa, las mujeres tienen en promedio seis hijos, mientras que en las naciones más ricas tienden a tener tres.
"La vida de 150.000 mujeres podría salvarse cada año si tuvieran acceso a los servicios de salud", dijo Sietske Steneker, representante de Unfpa en Bruselas. "Prevenir el embarazo de una adolescente puede literalmente salvarle la vida."
Steneker resaltó la importancia de la educación para combatir los prejuicios acerca de la contraconcepción. "Hay mucha desinformación sobre cómo el virus del sida puede pasar a través de los poros del látex de un preservativo, lo cual es objetivamente falso", señaló.
Neil Datta, del Foro sobre Población y Desarrollo del Parlamento Europeo, indicó que la ayuda para el desarrollo a los países pobres se redujo cinco por ciento en 2006 respecto del año anterior.
Austria, Grecia e Italia fueron los que más recortaron esos fondos entre los 15 países que integraban la UE antes de la expansión del bloque en 2004.
Aunque Italia es miembro del Grupo de los Ocho países más poderosos, el monto de su asistencia para el desarrollo cayó 30 por ciento el año pasado. Ese país no cumplió con el compromiso adoptado por los miembros de la UE de dedicar al menos 0,33 por ciento de su producto interno bruto (PIB) a esa ayuda.
Esa cifra fue adoptada como paso intermedio hasta que se llegue en el futuro a destinar 0,7 por ciento del PIB a los países pobres.
"La UE es el donante más importante. Sus estados miembro y la Comisión Europea proveen 65 por ciento del total de las asistencia oficial para el desarrollo. Los compromisos internacional se pueden cumplir o no en base a las decisiones que tomamos en las capitales europeas", afirmó Datta.