GRECIA-MACEDONIA: La historia detrás del nombre

La secretaría general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) invitó a Grecia y a Macedonia a reanudar las negociaciones hacia un acuerdo por el nombre de esa república ex yugoslava, que reniega de su origen griego.

Macedonia espera ser invitada a unirse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en abril de 2008, cuando se realice la cumbre de la alianza militar occidental en Bucarest.

El ministro de Relaciones Exteriores Antonio Milososki señaló que su país se integrará como República de Macedonia.

Desde que ese país de dos millones de habitantes declaró su independencia el 8 de septiembre de 1991, al separarse de Yugoslavia, Atenas lo cuestionó por adoptar como nombre República de Macedonia.

El país terminó aceptando la denominación de Antigua República Yugoslava de Macedonia (Arym) para su vecino de dos millones de habitantes, ubicado entre Grecia y Serbia.

Este país considera que el origen del nombre Macedonia es helénico y no se corresponde con el antiguo territorio que gobernó el rey de Macedonia Alejandro Magno (336-323 antes de Cristo). Por eso, rechaza tal denominación.

La región histórica y geográfica llamada Macedonia abarca, en la actualidad, tres regiones del noroeste de Grecia, parte de Albania, Bulgaria y una pequeña zona de Serbia.

En el siglo VI, la masiva inmigración eslava superó las poblaciones locales. La zona quedó luego bajo dominio del Imperio Búlgaro y, entre el siglo XIV y XIX, bajo el Imperio Otomano

Tras varias disputas, entre 1880 y 1912, Macedonia terminó por integrarse al Reino de Serbia. Después de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), se incorporó a Yugoslavia.

Finalmente, tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) pasó a ser una de las repúblicas federadas en Yugoslavia.

Los propios macedonios reniegan de su origen griego.

"Grecia no aceptará de ninguna manera el ingreso de Antigua República Yugoslava de Macedonia a la OTAN ni a la Unión Europea (UE) si no se llega a un acuerdo aceptable sobre su nombre", declaró la semana pasada el canciller griego Theodoros Kassimis.

La población de Macedonia se vio muy perjudicada por la guerra civil de 2001, entre rebeldes albaneses, que reivindicaban una mayor presencia de su lengua en la administración, y las fuerzas del orden.

Su incorporación a estructuras euroatlánticas como la OTAN y la UE parece ser la única forma de garantizar su estabilidad.

Al acercase la cumbre de Bucarest, la comunidad internacional presiona para que ambas partes lleguen a un acuerdo. Pero la discrepancia por el nombre ya lleva 16 años y no hay indicios de una pronta solución.

En 1991, Grecia cuestionó el derecho de su vecino a incluir Macedonia en su nombre constitucional y planteó el asunto ante el Consejo de Seguridad de la ONU y la UE.

En los tres años de negociaciones no llegaron a ningún acuerdo al respecto, en parte por las opiniones públicas polarizadas y la inestabilidad política que se interpusieron en su camino.

El gobierno derechista griego de la Nueva Democracia cayó en 1993. Un año después, el sucesor del Movimiento Socialista Panhelénico (Pasok) impuso un duro embargo, que se implementó por más de 18 meses.

La Resolución 817 de la ONU, firmada en septiembre de 1995, obligó a ambas naciones a mantener intercambios auspiciados por el foro mundial hasta alcanzar una solución de consenso.

Grecia finalmente aceptó reconocer a su vecino como Antigua República Yugoslava de Macedonia, de manera provisoria, y reestableció los vínculos económicos y comerciales.

Pero "desde entonces no hubo avances", dijo a IPS Tenko Maleski, canciller macedonio entre 1991 y 1993.

"No veo ninguna comunicación en lo fundamental ni ganas de invitar a la población a intercambiar sus opiniones al respecto. En cambio, los políticos juegan con las emociones patrióticas de los ciudadanos", observó.

"A medida que se acerca la fecha límite, Grecia tratará de demorar o impedir el ingreso de Macedonia a la OTAN, pero debe ser conciente de que la cuestión del nombre es una de las pocas cosas que unen a macedonios y albaneses", sostuvo Maleski.

"La imposición de un nombre puede desestabilizar la vida política", agregó

La población del país se compone principalmente de macedonios, 1,3 millones de personas, y albaneses, medio millón.

La región histórica y geográfica denominada Macedonia abarca gran parte del noroccidente de Grecia, una pequeña parte del sudeste de Bulgaria y todo el territorio de la República de Macedonia.

Grecia teme que, una vez superada la cuestión del nombre, quede abierta la posibilidad de que Macedonia le reclame parte de su territorio.

"Grecia no le teme al nombre en sí, sino a que el nombre habilite a su vecina a hacer coincidir el actual territorio de Antigua República Yugoslava de Macedonia" con el territorio tradicional así denominado, dijo a IPS Evangelos Kofos, especialista en asuntos de los Balcanes.

"Esa zona es la que hoy se identifica como una patria dividida. La ecuación figura de varias maneras en libros de texto, mapas y muchos otros documentos y discursos como los que reivindican la herencia de Alejandro Magno", añadió.

A la larga, añadió, "eso se convertirá en una bomba de tiempo. ¿Cómo puede aceptar Grecia a un país como socio y aliado en estas circunstancias?".

A pesar de los desacuerdos, los vínculos entre ambos países son significativos.

Grecia es el origen de 57 por ciento de las inversiones extranjeras directas en Macedonia. Sus intereses en la industria petrolera, en la construcción, el sector financiero, textil, de telecomunicaciones y otros, crean miles de puestos de trabajo.

Macedonia también se beneficia de la asistencia al desarrollo de este país, que parece dispuesto a recurrir a ella como herramienta de presión.

"Grecia no lo quiere ahogar económicamente, pero tenemos que recurrir a esa política para que se den cuenta de que el restablecimiento de buenas relaciones será importante para su desarrollo", sostuvo el canciller Kassimis.

Por su parte, Macedonia sostiene que no está dispuesta a negociar su derecho a determinar su nombre constitucional de República de Macedonia, que ya reconocen 117 países.

Grecia pide una denominación que especifique el espacio sobre el que Macedonia tiene soberanía étnica y nacional.

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