FINANZAS: FMI con nuevos nombres y viejos desafíos

Cuando el francés Dominique Strauss-Kahn asuma la conducción del Fondo Monetario Internacional (FMI) el 1 de noviembre, afrontará reclamos de mayor apoyo activo al gasto en salud y educación de los países más pobres.

Strauss-Kahn, ex ministro socialista de Finanzas de Francia, se comprometió a revitalizar los esfuerzos de desarrollo del FMI cuando esté en el cargo de director gerente.

Africa Action y un centenar de organizaciones de la sociedad civil le reclamaron, a través de una carta, acciones resueltas dentro de los primeros 100 días de su gestión quinquenal.

"Si el señor Strauss-Khan se toma en serio la reforma del FMI, estos asuntos deben ser una prioridad de su agenda", dijo Marie Clarke Brill, directora ejecutiva interina de la Africa Action, con sede en Washington.

La misiva urge a concretar cuatro cambios políticos, entre ellos eliminar los obstáculos al aumento del gasto público de los países en salud y educación, y el aliento a alternativas más expansivas en materia de políticas fiscales y monetarias.
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Además, propone cancelar de inmediato la deuda y eliminar las cláusulas de créditos que ordenan topes presupuestarios y salariales, que debilitan la capacidad de los países pobres de ofrecer sueldos adecuados a los trabajadores estatales de la salud y la educación.

En un documento dado a conocer en junio, el personal del FMI manifestó su compromiso con esos mismos objetivos.

En ese debate interno, se elaboraron varios documentos pendientes de consideración de la Junta Ejecutiva de la institución, agregaron. Representantes de los gobiernos socios integran ese órgano de 24 miembros.

En la carta remitida el 1 de este mes, las organizaciones recordaron que el Fondo se comprometió "con algunos cambios, entre ellos una mayor flexibilidad fiscal y monetaria con un propósito dominante de mantener la estabilidad macroeconómica".

"Sin embargo, esta respuesta es insatisfactoria. El FMI no aborda políticas alternativas o la definición de 'estabilidad'", añade.

Las demandas de las organizaciones se hacen eco de un informe presentado en marzo por la Oficina de Evaluación Independiente del propio FMI, y de las conclusiones publicadas en junio por el Centro para el Desarrollo Global, un grupo de expertos de Washington constituido por ex funcionarios de instituciones internacionales financieras y de asistencia.

Están en cuestión las condiciones políticas bajo las cuales el Fondo desembolsa dinero de su Servicio para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza, antes denominado Servicio Reforzado de Ajuste Estructural, a unos 29 países pobres de África subsahariana.

En su informe de marzo, la Oficina de Evaluación Independiente señala un "mejor desempeño en varios países" de esa región en el periodo 1999-2005, y declara que esto se debió "en parte, al consejo y acciones del FMI, incluido el alivio de la deuda".

Pero los evaluadores hallaron debilidades, atribuidas a "la ambigüedad y confusión sobre políticas y prácticas del FMI en materia de asistencia y reducción de la pobreza", y a la falta de unidad entre los gobiernos que establecen las políticas del Fondo y controlan sus operaciones.

"Las diferencias de puntos de vista entre los miembros de la Junta Ejecutiva sobre el rol y las políticas del FMI en los países de bajos ingresos" condujo a una situación en la que el personal de la institución "se concentró en la estabilidad macroeconómica, en línea con el mandato de la institución y una cultura profesional profundamente arraigada", dijo la Oficina de Evaluación Independiente.

Como consecuencia, los gobiernos africanos asumieron 74 por ciento del aumento en la asistencia que recibieron durante el periodo, y lo usaron para pagar la deuda y crear reservas de divisas cuando podrían haber dedicado el dinero extra a programas de salud y educación.

Los críticos sostienen que fue ése fue un desvío mal concebido de las partidas. Pero desde la perspectiva del Fondo la prudencia macroeconómica habilita a los países pobres a afrontar las fluctuaciones futuras en los ingresos, entre ellas los de asistencia.

"Los resultados sanitarios y las políticas económicas están vinculados de maneras complejas que van bastante más allá de la competencia o el mandato del FMI", estableció el Centro para el Desarrollo Global en su informe de junio.

Aún así, el Fondo es un pararrayos, porque "el gasto en salud es altamente sensible a las políticas fiscales generales", agregó.

"Pese a cierto aumento de la flexibilidad en los últimos años, a menudo estrecharon excesivamente el espacio político, no investigando suficientemente opciones más ambiciosas pero potencialmente factibles para un mayor gasto y asistencia gubernamentales", señaló el Centro en relación a los programas fiscales apoyados por el FMI.

El informe de la organización de expertos concluyó que los aumentos promedio en el gasto en salud como parte del producto interno bruto eran mayores para países con programas apoyados por el FMI que en países pobres sin esos programas.

Igual que la Oficina de Evaluación del FMI, el Centro para el Desarrollo Global culpó a quienes controlan al Fondo.

"La Junta Directiva y la gerencia del FMI no dejaron suficientemente claro qué se espera del personal en la exploración de las consecuencias macroeconómicas de escenarios de asistencia alternativos. En consecuencia, el FMI corre el riesgo de enviar señales confusas a los gobiernos donantes y receptores", dijo.

Lograr la unidad y la claridad entre los distintos miembros del Fondo será el desafío de Srauss-Kahn.

(FIN/IPS/traen-js-mj/aa/ks/wd if he ed dv md/07)

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