Miembros del opositor Partido Demócrata de Estados Unidos y moderados del gobernante Partido Republicano insisten para que el presidente George W. Bush cambie su política en Iraq, en especial considerando que una fuerte mayoría de la población quiere un repliegue militar en el corto plazo.
Pero, como muchos miembros del gobierno han reconocido, cualquier giro en la política hacia Iraq no cambiaría mucho la realidad. "No hay buenas opciones, sólo malas y peores", señalan.
El Senado aprobó la semana pasada 75 contra 23 una resolución no vinculante, propuesta por los senadores Joe Biden, demócrata, y Sam Brownback, republicano, que llama a descentralizar a Iraq en un sistema federal con el objetivo de impedir que se agrave la guerra civil en ese país de Medio Oriente.
La idea consiste en separar el territorio iraquí en una entidad kurda, otra chiita y otra sunita, con un gobierno federal en Bagdad encargado de la seguridad de las fronteras y de administrar las ganancias del petróleo.
"Si Estados Unidos no puede poner en marcha esta idea de federalismo, no tendremos oportunidad de una solución política a Iraq y, sin eso, no podremos dejar ese país", escribieron Biden y Leslie Gelb, ex presidente del Consejo de Relaciones Exteriores, en el diario The Washington Post.
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"El federalismo es la única fórmula que se acopla a los al parecer contradictorios deseos de la mayoría de los iraquíes de permanecer como un todo y a la vez que diversos grupos se gobiernen a sí mismos", señalaron.
La senadora y candidata demócrata Hillary Clinton votó a favor de la resolución, en tanto que su competidor del mismo partido, Barack Obama, se abstuvo.
Críticos señalan que, mientras el plan sugiere una estrategia de salida exitosa para las fuerzas estadounidenses, empantanadas en una guerra impopular desde hace más de cuatro años, en realidad busca la división del territorio iraquí por la fuerza.
Además, alertan que la implementación de ese plan sólo arrastraría más a Estados Unidos a la guerra y podría significar la sistematización de una limpieza étnica.
En un comentario publicado en The Christian Science Monitor, Joost Hiltermann, del Grupo Internacional de Crisis, escribió que el concepto de partición "es una mala interpretación de las realidades iraquíes".
"A pesar de los intentos de limpieza sectaria, los iraquíes permanecen profundamente mezclados en un mosaico que puede ser cambiado sólo a través de campañas de intimidación y asesinatos masivos", escribió Hiltermann.
"Los defensores de la partición señalan que la nueva Constitución, que permite el tipo de federalismo laxo que proponen, fue adoptada por una convincente mayoría en un referendo celebrado en 2005. Aunque, en realidad, este argumento es socavado por el hecho de que los iraquíes votaron la carta magna como un todo, no sus provisiones individuales", añadió.
El domingo, tanto la Casa Blanca como representantes de los principales partidos de Iraq condenaron el plan.
"La propuesta estuvo basada en una lectura incorrecta y cálculos irreales del pasado, presente y futuro de Iraq", según una declaración leída por SIAT Al Shahbandar, representante de la Lista Nacional Iraquí, partido político secular.
Mientras, Biden asegura que el proyecto no intenta imponer la voluntad de Estados Unidos sobre los iraquíes. "Si los iraquíes no lo quieren, entonces no lo tendrán", dijo. No obstante, la propuesta parece haber molestado a muchos.
"Las reacciones de Iraq y del mundo árabe han sido abrumadoramente negativas", dijo Eric Davis, profesor de ciencias políticas en la Universidad Rutgers.
"Incluso los líderes kurdos iraquíes han afirmado que apoyan el federalismo, pero no la partición. Esta resolución fortaleció la opinión en Iraq y en el resto del Medio Oriente de que Estados Unidos utilizó la invasión como pretexto para controlar la vasta riqueza petrolera iraquí", indicó.
En una declaración el domingo, la embajada estadounidense en Bagdad alertó que "cualquier intento de partición o división de Iraq por intimidación, fuerza u otros medios en tres estados separados produciría un extraordinario sufrimiento y un derramamiento de sangre".
La ironía es que el proyecto de Biden sería la primera oferta en el Congreso para buscar una solución política a los problemas de Iraq, donde el gobierno de Bush sólo ha propuesto estrategias militares, como la llamada "embate", con la que fortaleció la seguridad en Bagdad y otras provincias específicas.
(FIN/IPS/traen-rp/ka/na mm ip ik sp/07)