El Congreso legislativo de Estados Unidos dejará de lado la polémica resolución de uno de sus comités que califica de «genocidio» al asesinato de alrededor de 1,5 millones de armenios a manos de tropas turcas en 1915 y 1916.
La iniciativa, impulsada por representantes (diputados) del opositor Partido Demócrata, originó airadas protestas en Turquía, las que derivaron en una fuerte presión del gobierno de George W. Bush contra el proyecto, al que varios de sus funcionarios calificaron como una amenaza para la relación bilateral.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, del opositor Partido Demócrata, que se había comprometido a que la resolución se votara en el plenario en las próximas semanas, mantuvo en silencio desde el jueves.
Algunos de sus pares sugerían que la iniciativa, en la práctica, había muerto.
La resolución había sido aprobada hace una semana en la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara baja por 27 a 21, en una votación en que los legisladores del oficialista Partido Republicano actuaron en bloque en un intento por rechazarla.
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"Si la lleva hoy al plenario, no sería aprobada", dijo el representante demócrata John Murtha, firme aliado de Pelosi que, sin embargo, retiró su firma del proyecto de resolución.
Al mismo tiempo, la legisladora comentó que reconsideraba su compromiso de llevar el asunto a votación del plenario de la Cámara. Pelosi ha impulsado esta iniciativa durante mucho tiempo, como un gesto hacia los miles de votantes de ascendencia armenia en su distrito electoral del occidental estado de California.
Si Pelosi posterga su tratamiento al menos hasta el año que viene, tal como se espera, será una gran victoria para Turquía.
Luego de la votación favorable en la Comisión de Relaciones Exteriores, Ankara llamó a su embajador en Washington "para consultas". Fue la primera de una serie de medidas para mostrar disgusto y socavar la posición de Washington, especialmente en Iraq.
Resultaba especialmente preocupante que Turquía restringiera el acceso de aviones estadounidenses a su espacio aéreo y, especialmente, a la base aérea de Incirlik, en el oriente de ese país, principal punto de apoyo logístico para las operaciones de Estados Unidos en Iraq.
Casi 70 por ciento del material que Washington envía por aire a Iraq atraviesa territorio turco, al igual que alrededor de 30 por ciento del combustible enviado para uso de las tropas y, en especial, sus vehículos blindados.
Turquía cortó todos sus lazos militares con Francia el año pasado, luego de que el Congreso legislativo de ese país calificara como un delito negar la existencia del genocidio armenio.
Ankara nada hizo ahora para desalentar las especulaciones de que asumiría una actitud similar si se aprobaba la resolución auspiciada por los demócratas.
"Tras haber tratado este tema" durante el gobierno de George Bush (1989-1993), padre del actual mandatario estadounidense, "no creo que los turcos estén exagerando", dijo el secretario (ministro) de Defensa, Robert Gates, tras dialogar el jueves con su par de Armenia.
Armenia tiene muy malas relaciones con Turquía, que la tiene sometida a un virtual bloqueo desde principios de los años 90.
"Reitero que esto tiene el potencial de dañar realmente a nuestras tropas en Iraq y deteriorar —quizás sin remedio— nuestra relación con un aliado vital en la región y en la guerra contra el terrorismo", agregó Gates, el funcionario que se opuso con mayor énfasis a la resolución.
La posibilidad de ver restringido el acceso al espacio aéreo turco no es lo único que preocupa a Washington.
Ankara está frustrada tanto por la ausencia de acción directa de Estados Unidos contra las guerrillas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) como por su reticencia a persuadir al gobierno de Iraq o de la semiautónoma región iraquí de Kurdistán para que lo hagan.
El Congreso legislativo turco autorizó el miércoles al gobierno a enviar tropas a territorio iraquí para atacar las bases que allí tiene el PKK. La iniciativa tuvo 507 votos a favor y sólo 19 en contra, un margen que refleja el disgusto causado por la resolución sobre el genocidio en Estados Unidos.
El PKK, considerado "organización terrorista" por Washington, realizó en las últimas dos semanas varios ataques en territorio turco, en los que murieron al menos 30 soldados, policías y civiles.
Aunque la mayoría de los analistas, en Estados Unidos y en Turquía, no creen que el gobierno del presidente turco Recep Tayyip Erdogan ordene una operación a gran escala a través de la frontera en el corto plazo, la autorización parlamentaria convierte a esa posibilidad en una amenaza más creíble.
El Kurdistán iraquí es una región que ha permanecido relativamente estable desde el comienzo de la ocupación de Estados Unidos en 2003 y, por lo tanto, no ha requerido la presencia de tropas de este país.
Una operación militar turca de envergadura, al estilo de las realizadas rutinariamente en los años 90, sumergiría a la región en un torbellino, en momentos en que las fuerzas estadounidenses ya se encuentran sobreexigidas con sus compromisos actuales.
Además, la peshmerga —milicia iraquí de origen kurdo que nominalmente es parte del ejército de Iraq— bien podría acudir en apoyo del PKK en caso de una masiva invasión turca.
Se informó que miles de kurdos, en su mayoría estudiantes, realizaron manifestaciones de protesta en Irbil, la capital del Kurdistán, cuando el parlamento de Ankara autorizó las operaciones militares.
En este contexto, muchos legisladores demócratas que habían apoyado la resolución comenzaron a revisar su posición en los últimos días.
"Necesitamos a todos los aliados con los que podamos contra" en Iraq, dijo Murtha. "Turquía es importante. Tenemos 160.000 soldados en Iraq y esto es importante para nuestros esfuerzos allí. Punto."
Turquía también recibió el apoyo de una costosa campaña de presión organizada por el republicano Robert Livingstone, un ex presidente de la Cámara de Representantes, y el demócrata Richard Gephardt.
A ellos se les unieron varios legisladores de peso, a quienes se considera cercanos al denominado "lobby israelí", incluido el influyente jefe del bloque opositor, Rahm Emmanuel.
Israel ha establecido durante las últimas dos décadas estrechos lazos con Turquía, en especial con el ejército, y se ha informado que funcionarios turcos solicitaron ayuda para bloquear la resolución.
Los estadounidenses de ascendencia armenia, alrededor de 1,5 millones mayoritariamente concentrados en California, enfrentan una batalla contra la corriente.
"Espero que ningún legislador sea persuadido a cambiar de posición en un tema tan fundamental simplemente a causa de la presión de un gobierno extranjero", dijo el director ejecutivo de la Asamblea Armenia, Bryan Ardouny.
"El gobierno de Turquía y sus relacionistas públicos que gastan millones de dólares están chantajeando al Congreso legislativo y el gobierno de Estados Unidos. Deberíamos demandar que cesen inmediatamente su campaña de desinformación y amenazas", agregó.