Estados Unidos anunció nuevas sanciones económicas contra Irán, por el permanente desafío que suponen las aspiraciones nucleares del régimen islamista y sus supuestos vínculos con organizaciones terroristas.
El anuncio efectuado por el gobierno de George W. Bush el jueves coincide con la agudización de las tensiones con el régimen iraní y con una aceleración de la espiral retórica de Washington.
"Estados Unidos adopta una política global para afrontar la amenaza que supone el gobierno iraní", declaró la secretaria de Estado (canciller) Condoleezza Rice en conferencia de prensa conjunta con el secretario del Tesoro (ministro de Hacienda), Henry Paulson.
"El secretario Paulson y yo anunciamos nuevas medidas para elevar el costo para Irán de su comportamiento irresponsable", apuntó.
Rice y Paulson señalaron a tres grandes bancos iraníes y a los Guardianes de la Revolución, fuerza de seguridad del régimen chiita, como patrocinadores del terrorismo y del programa nuclear que puede dotar al país de la bomba atómica.
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"El gobierno iraní rechaza nuestra oferta de mantener negociaciones abiertas y, en cambio, pone en peligro la paz y la seguridad al insistir en contar con tecnología nuclear, capaz de dotarlo de armas atómicas y peligrosos misiles, y en respaldar a militantes chiitas en Iraq y a terroristas en Afganistán, Líbano y los territorios palestinos", explicó Rice.
El ex presidente estadounidense Jimmy Carter (1977-1981) fue el primero en implementar sanciones contra Irán en 1979.
La medida fue adoptada entonces por la ocupación de la embajada estadounidense en Teherán a manos de estudiantes iraníes que adherían al entonces flamante régimen islamista encabezado por el ayatolá Ruollah Jomeini.
A la sazón circulaban rumores de que la sede diplomática sería usada para un intento de restituir en el trono al sha Mohammad Reza Pahlevi, poco después de su derrocamiento por la Revolución Islámica de ese año.
Desde entonces, las sanciones dispuestas por la Casa Blanca se endurecieron y se incorporaron a la legislación.
Estas últimas sanciones son unilaterales y extraterritoriales e impiden que organizaciones nacionales y extranjeras, pero con dependencias en Estados Unidos, tengan negocios con personas pertenecientes a los bancos, las fuerzas de seguridad y otras organizaciones iraníes detalladas en los documentos oficiales.
Las sanciones extraterritoriales fueron impugnadas por ilegales en numerosos tribunales estadounidenses y a menudo se invalidan porque atentan contra la soberanía de otros países.
Las nuevas medidas tensarán más las relaciones ya tirantes de Estados Unidos con sus aliados.
A pesar de todo "Estados Unidos sigue comprometido a hallar una solución diplomática con Irán", subrayó dos veces Rice.
Pero numerosos críticos sostienen que con es actitud, Estados Unidos sólo logrará lo contrario.
"El gobierno de Bush coloca las sanciones en el marco de su enfoque diplomático", declaró William Reinsch, presidente del Consejo Nacional de Comercio Exterior y uno de los presidentes de USA*Engage, coalición de empresarios contra las sanciones unilaterales por los perjuicios que causa a la economía estadounidense.
"Las sanciones apuntan a castigar a Irán, pero sus principales efectos se sentirán en las empresas de terceros países", remarcó. "Por ello es poco probable que tengan resultados diplomáticos positivos."
Las sanciones se anunciaron tras provocadoras declaraciones del presidente Bush y del vicepresidente Dick Cheney, que llevaron a numerosos críticos a especular acerca de que las nuevas sanciones forman parte de un plan de enfrentamiento aun más agudo.
Bush declaró la semana pasada que si Irán se dotaba de armas nucleares, el planeta se encamina hacia la "tercera guerra mundial".
Por su parte, Cheney señaló el domingo que "la comunidad internacional se prepara a imponer duras consecuencias" en caso de que la Irán no cumpliera con las demandas.
"Estados Unidos recurre mucho a palos y no a zanahorias en la disputa con Irán", sostuvo Jim Cason, del no gubernamental Comité de Amigos de la Legislación Nacional, con sede en Washington.
"El aumento de amenazas de Estados Unidos siempre condujo a elevar las de Irán. Estas sanciones afectarán la política iraní, pero la empujan hacia el enfrentamiento", añadió.
Las sanciones se extienden a toda persona u organización con relaciones con los Guardianes de la Revolución.
La fuerza fue creada poco después del derrocamiento del sha en 1979. Se cree que está integrada por unos 100.000 efectivos, que tiene vínculos estrechos con el gobierno de Irán y que participa en la actividad económica de ese país.
"Los Guardianes de la Revolución están tan inmersos en la economía y el comercio de Irán, que si uno tiene negocios con ese país, también los tiene con esa fuerza", declaró Paulson, al señalar que Estados Unidos sabe que las sanciones perjudicarán a toda la economía de la República Islámica.
Las nuevas sanciones contra los Guardianes de la Revolución también cerrarán las puertas a funcionarios de alto nivel.
"La mitad del gabinete actual y 30 por ciento del parlamento" iraní tiene vínculos con esa fuerza de seguridad, señaló Cason.
Con una política manifiestamente tendiente a aislar a Irán, existe preocupación de que las sanciones terminen por poner a los sectores de la población iraní más afines con Estados Unidos en su contra.
"Los iraníes ven la televisión y navegan por Internet", señaló Cason. "Si yo estuviera en Irán y me enterara de esto, no me tomaría en serio eso de soluciones diplomáticas."
"Hay buenas personas en Estados Unidos y en Irán que tratan de promover el diálogo y se ven desilusionados por estas sanciones radicales", agregó.
Rice dijo al pueblo iraní: "En Estados Unidos no tenemos ningún conflicto con ustedes. Queremos que tengan oportunidades para desarrollarse y prosperar con dignidad, incluido el uso pacífico de la energía nuclear".
Pero esos comentarios fueron recibidos con recelo a la luz de las declaraciones del mes pasado del director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Mohamed ElBaradei.
"Irán brindó acceso e información adicional a la agencia para resolver una cantidad de cuestiones pendientes desde hace tiempo", declaró ElBaradei, quien pidió más participación e investigación en el programa nuclear.
"Lo que Estados Unidos dice es que primero hay que alcanzar un acuerdo y luego hablamos", explicó Cason. "Pero no es así cómo se negocia. Primer se habla y luego se llega a un acuerdo".