Sahinaz Khatun, que vive en una aldea del estado indio de Bengala Occidental, usa píldoras anticonceptivas y condones hace dos años. No le incomoda hablar con otros adolescentes sobre tabúes como la masturbación o la menstruación..
Khatun, que prepara los exámenes finales de enseñanza secundaria, asistió junto con otros 200 jóvenes a la Cuarta Conferencia de Asia Pacífico sobre Salud y Derechos Reproductivos y Sexuales celebrada del 29 al 31 de este mes en la central ciudad india de Hyderabad. Allí reivindicaron su derecho a una educación sexual.
"Hablar sobre salud sexual y reproductiva no nos volverá infieles o licenciosos", dijo. En su comunidad, admitió, hay personas que todavía sienten que no es correcto que una joven mujer soltera haga esto.
"En cierto sentido tienen razón. Pero las escuelas y los padres no asumieron su responsabilidad", sostuvo.
Khatun se manifestó contra la prohibición a la educación sexual recientemente impuesta por 12 estados indios en sus escuelas.
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Al finalizar la conferencia de tres días, este miércoles, los 200 jóvenes hicieron circular una carta abierta a los gobiernos de Asia-Pacífico: "Afrontamos barreras a la información, los recursos y los servicios sexuales y reproductivos, y necesitamos una educación sexual exhaustiva y adecuada a la edad, basada sobre la evidencia y no emisora de juicios".
Una educación sexual así "no corrompe las mentes jóvenes", sino que "la falta de información lleva a los jóvenes a acceder a información falsa, incompleta y perjudicial", señala la carta.
La Fundación Jóvenes Parlamentarios, con sede en Nueva Delhi, reclamó que los jóvenes estén involucrados en la evaluación de los contenidos del programa sobre educación sexual.
Actualmente, un comité parlamentario recaba opiniones en todo el país sobre si la educación sexual debería incluirse o no en los programas escolares.
Los gobiernos se han resistido a introducir la educación sexual, pero permanecen en silencio a propósito de problemas como el matrimonio infantil y el abuso sexual de niños y niñas, enfatizó Supriya Pillai, una de las representantes juveniles.
"La información sobre sus cuerpos y qué constituye una caricia buena y una mala supondría un gran avance a la hora de ayudar a los adolescentes a protegerse", agregó.
Analizando las actitudes dominantes en relación a la educación sexual, Gillian Greer, directora general de la Fundación Internacional de Paternidad Planificada, sostuvo que eso equivalía a decir que "los cinturones de seguridad causan accidentes".
Por esta misma razón, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) creó un panel de asesoramiento a jóvenes, además de iniciar un programa de pasantías y de incluir la juventud y el género como hilos conductores de todos sus programas.
Qadeer Baig, representante para Pakistán de la Fundación Mundial para la Población (WPF), considera que la introducción de educación sexual en el programa escolar de su país se enfrentaría con una resistencia similar, si no incluso mayor. "Eso no ocurrirá ni en toda su vida ni en la mía", aseguró.
Actualmente, 60 por ciento de los habitantes de Pakistán tienen entre 10 y 24 años de edad.
La WPF agregó temas de salud sexual y reproductiva en su programa de habilidades para la vida y, según Baig, "entrenó a unos 35.000 estudiantes, 621 maestros de unas 300 escuelas en seis distritos de Pakistán de las cuatro provincias en los últimos tres años".
Teniendo en mente la posición de fundamentalistas y políticos de derecha, la WPF camufló la salud sexual y reproductiva para poder introducirla en ese programa.
Al enterarse de los varios programas de país compartidos durante la conferencia, Baig se sorprendió. "Estamos por delante de la mayoría de Asia austral y el Pacífico, incluso en términos de propagación geográfica. Aún Camboya e Indonesia se desempeñan bien en cuanto a la introducción de educación sexual en sus programas escolares", destacó.
"Nosotros también involucramos al gobierno, excepto que, en vez de trabajar desde arriba y en dirección al gobierno federal —lo que habría significado demoras exorbitantes con la excesiva burocracia y una apatía general hacia los programas vinculados con los jóvenes—, nos acercamos a los gobiernos provinciales y distritales y firmamos memorandos de entendimiento con cada uno", señaló Cyma Ashraf, una de las gerentas del programa.
Como para asegurar que el programa no estuviera en conflicto con los valores culturales y religiosos, la WPF tomó contacto con todas las partes, entre ellas el gobierno, eruditos religiosos y académicos, a fin de hacerlo viable.
"No hablamos sobre cómo implementar la ley real, sino que por supuesto hablamos sobre los problemas de la adolescencia, los cambios corporales, incluso la homosexualidad y el aborto", dijo Baig.
"Estos son hechos de la vida y por demasiado tiempo hemos adoptado la posición de una ostra. Pero con el sexo ingresando en nuestros propios livings a través de Internet y del satélite no podemos evitar que esa arremetida afecte a los niños. Es mejor que los proveamos de información precisa y correcta", añadió.
Y así les dice a todos la WPF, bajo el inocuo disfraz del "conocimiento, la actitud y las habilidades para que los jóvenes tomen opciones saludables en sus vidas".
"Nuestra fortaleza radica en el involucramiento voluntario de los directores y maestros de escuelas en el programa. Incluso hay padres que han participado", dijo, aunque confesó que hubo reservas y que no fue fácil.
También advirtió que para evitar una reacción violenta tanto política como religiosa "hay un definitiva necesidad de dar forma a los modelos occidentales que adoptamos y readecuarlos para que adhieran a los matices culturales y religiosos".
"Actualmente estamos planificando replicar y expandir nuestro programa para incluir a los adolescentes que no van a la escuela, los que corren mayor riesgo, y jóvenes de madrasas (escuelas religiosas islámicas)", dijo Ashraf.
En Pakistán hay alrededor de 50.000 madrasas, con aproximadamente un millón de estudiantes en sus filas.