SALUD-PAKISTÁN: Adiós a los retretes al aire libre

Desde que Hatal Bibi, de 50 años, tiene memoria, las mujeres de su aldea, en la meridional provincia pakistaní de Sindh, caminan cuatro kilómetros para buscar agua y se dirigen a una parcela comunitaria cercada para hacer sus necesidades.

Ni remotamente podría haberse imaginado Bibi que un día iba a poder llenar una jarra a su antojo con sólo presionar una bomba de mano, colocada fuera de su choza de barro, o, mejor aun, que ella y sus tres hijas tendrían un retrete sólo para ellas.

Su vecina Sadori, de 35 años, con dos hijas adolescentes, se unió a la conversación proporcionando detalles de lo que era su vida antes hace seis meses, antes de construir un baño en su vivienda de la aldea de Ahmed Khaskheli, a 250 kilómetros del puerto de Karachi, en el distrito de Sanghar.

"Antes, las mujeres de la aldea compartíamos parcelas de tierra comunitaria, cercadas por arbustos altos con espinas para dar privacidad y evitar las indiscretas miradas masculinas", relató Sadori.

"Primero cavábamos una zanja y después de hacer nuestras necesidades echábamos tierra. Era horrible, el lugar siempre apestaba y habían moscas revoloteando. En la estación de lluvias era peor. Si no tenías cuidado, te ensuciabas los pies", añadió.

No le alcanzan los agradecimientos a Bibi para la Organización Coordinadora de Trabajadores Forestales y Agrícolas de la provincia de Sindh.

La Coordinadora de Trabajadores construyó 289 retretes en ocho aldeas. Cada uno cuesta unos 116 dólares y cada hogar contribuye con 23, es decir casi 20 por ciento del costo total. El resto corre por cuenta de la organización.

Se trata de un programa de la Coordinadora de Trabajadores que incluye la formación de organizaciones que contribuyen al desarrollo de las aldeas, en 1986.

Las iniciativas en materia de higiene y saneamiento nunca pueden tener éxito si vienen elaboradas de afuera, según el director de la Coordinadora, Suleman Abro.

"Hay que incentivarlos a pensar, dejarlos elegir la forma adecuada de mejorar sus condiciones de vida, guiarlos a las soluciones y dejarlos decidir. Están capacitados para eso, son los verdaderos expertos", señaló.

A través de las organizaciones locales, la Coordinadora de Trabajadores enseñó a los pobladores que mejorar sus condiciones de vida no siempre implica incurrir en grandes gastos. La construcción de letrinas baratas es parte del programa.

Nadie coincide más con esa idea que los habitantes de Sher Khan Malukhani, una aldea del distrito de Matiari. Ya construyeron un sistema de alcantarillas junto a la Coordinadora. El próximo paso es revestir con ladrillos los senderos sucios.

Las mujeres reclamaban retretes, pero estaba al final de la lista de prioridades. Sin embargo, los hombres accedieron.

"Es nuestro próximo proyecto. Nos damos cuenta de su problema y trataremos de cumplir sus deseos. No nos falta mano de obra. Sólo nos faltan indicaciones", señaló un sonriente residente de la aldea.

Los hombres suelen pensar que construir baños es consentir a las mujeres. La idea de que ellos también pueden utilizarlos es un concepto ajeno para Khan y muchos más. Por ahora, al menos

"A mí me da claustrofobia ese lugar pequeño, pero entiendo que para las mujeres está la cuestión de la privacidad. Tienen que caminar bastante para encontrar un lugar aislado y llevarse una compañera de vigía", indicó Khan.

No sólo Sadori ahorró para pagar su parte del costo del retrete, sino que, junto con sus hijas, acarreó ladrillos y otros materiales para ayudar a su marido, Nawab, a construirlo.

"Nunca supe lo que era tener un lugar limpio y sin olor para hacer mis necesidades. ¡Es un placer!", exclamó Sadori, quien no puede más que maravillarse con el nuevo pozo con agua que tiene en una de las esquinas del patio cercado de su vivienda.

"Ahora, cuando vienen mujeres de otras aldeas de visita, no tengo que preocuparme de llevarlas a ese lugar deprimente. Pueden usar mi baño a cualquier hora del día o de la noche", dijo.

En la aldea vecina de Mir Ghulam Shah, Makhani se siente exactamente igual.

"Podemos hacer nuestras necesidades cuando queramos. Mis hijas no tienen por qué esperar a la noche o al amanecer, ni cuidarse de las mordeduras de escorpiones y serpientes. Tampoco me tengo que preocupar de que alguien las esté espiando", señaló Makhani, que tiene siete hijas adolescentes y veinteañeras.

Además, tienen una bomba de mano cerca y así se aseguran de que siempre haya un recipiente lleno en el baño.

"Empezamos a lavarnos las manos con jabón después de usar el retrete", señaló Makhani.

Ese hábito, como es obvio, tendrá mayores consecuencias sobre su salud y la de sus hijas. Con vergüenza, Makhani dice que ahora también tienen privacidad para lavar los lienzos que usan cuando están menstruando.

Ella no tiene ni idea de que las mejores condiciones sanitarias contribuirán a alcanzar cinco de los ocho Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio.

Los Objetivos incluyen reducir a la mitad la proporción de personas que viven en la indigencia y padecen hambre, así como lograr la educación primaria universal, promover la igualdad de género, reducir la mortalidad infantil en dos tercios y la materna en tres cuartos.

También combatir la expansión deVIH/sida, la malaria y otras enfermedades, asegurar la sustentabilidad ambiental y generar una sociedad global para el desarrollo entre el Norte y el Sur.

Unos 150.000 niños y niñas pakistaníes mueren al año de deshidratación causada por la diarrea, motivada por la falta de agua potable y de higiene, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Cada vez hay más personas con sistema de saneamiento en Asia sudoriental, de 17 por ciento de la población en la década de los 90 pasó a 37 por ciento en 2004, según un programa conjunto de Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS) afín de evaluar el avance de la situación.

Pero aún está por debajo de lo óptimo, pues dos de cada tres personas carecen de servicios sanitarios básicos. Eso equivale a unas 900 millones de personas sin baño.

Una de las razones clave de la falta de higiene en Pakistán, según un experto en salud pública, es la falta de conciencia de la relación existente entre la falta de saneamiento y la propagación de la disentería y otras enfermedades infecciosas que producen diarrea.

La gente suele querer baños por conveniencia, privacidad y estatus, y no por cuestiones de salud, indicó Abro, para quien una solución de largo plazo radica en cambiar la costumbre de defecar al aire libre.

"Eso propiciará la construcción de más baños", concluyó.

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