Trabajadoras sexuales, ostentosamente maquilladas, aguardan en la arenosa calle que lleva a Nirmal Hriday, hogar para moribundos fundado por la Madre Teresa en los restos de un abandonado templo hindú a Kali, la diosa asesina de demonios.
Diez años después de la muerte de la Madre Teresa, premio Nobel de la Paz, Nirmal Hriday ("corazón puro") presenta la misma imagen mezclada de esperanza y desesperación.
Largas filas de camas con hombres y mujeres enfermas, deformes o seniles mantienen ocupadas a las enfermeras de la orden católica Misioneras de la Caridad, que los atienden e intentan transmitir esperanza entre tanta pobreza y dolor.
Este miércoles, las Misioneras de la Caridad cumplirán 10 años sin su famosa fundadora. Si la "Santa de los barrios pobres" nacida en Albania viviera aún, sin duda sentiría satisfacción por esta brigada de 4.823 hermanas que llevan su antorcha con sus tradicionales vestimentas blancas y azules.
Fue en 1952 que la Madre Teresa y su orden comenzaron a trabajar con huérfanos y enfermos luego de que las autoridades de esta oriental ciudad india les permitieran usar una parte del templo de Kali. Las religiosas recogían en las calles a las personas moribundas y las atendían en sus últimos días.
"Estamos consagradas a la obra de Dios y por eso nada más importa", señaló la hermana Nirmala, madre superior de las Misioneras, quien sucedió a Teresa a través de una votación secreta pocos meses antes de que esta muriera el 5 de septiembre de 1997.
"Seguimos trabajando como antes. Sé que soy comparada (con la Madre Teresa), pero mi forma de copiar es simple: simplemente ser yo misma. No intenté hacer la tarea imposible de llenar sus zapatos", dijo a IPS.
"Seguí con mis pequeños zapatos las huellas de Madre (Teresa), por el camino de Jesús", añadió.
Se espera que la Madre Teresa sea canonizada por el papa Benedicto XVI a pesar de que en una serie de cartas recientemente divulgadas la religiosa había reconocido crisis de fe.
Personas de todo el mundo siguen llegando a la oficina central de las Misioneras en la calle A.J.C. Bose, en el centro de Kolkata, para ofrecer sus servicios en distintos hogares administrados por la orden y colaborar en la atención de enfermos.
"Hay pobreza, pero también hay sonrisas", dijo Susanne Torrano, una maestra de 31 años, integrante de un grupo de voluntarios de España.
"Madre (Teresa) es muy popular en España. Venir aquí y trabajar con las Misioneras es una gran experiencia. Estamos abrumadas y nos consideramos afortunadas de estar aquí", añadió una compatriota que se identificó como Ada.
En estos 10 años, la orden abrió varios nuevos centros, haciendo que el número de sus hogares ascendiera a 757 en todo el mundo. "Hemos ido a 14 nuevos países en la última década, y tenemos presencia en 134 naciones", dijo Nirmala.
"Los nuevos países son Bosnia-Herzegovina, Afganistán, Azerbaiyán, Togo, Djibouti, Malí, Israel, Tailandia, Chad, Nueva Zelandia, Finlandia, Kazajstán, Argelia y Noruega", indicó.
"En lugares como Afganistán estamos trabajando con personas discapacitadas y hasta ahora no hemos tenido oposición. Hay muchos lugares difíciles a los que vamos, pero las personas nos aprecian", añadió.
Aunque la Madre Teresa fue acusada en vida, y también después de su muerte, de buscar su propia gloria usando a los pobres, los pacientes de los hogares como Nirmal Hriday opinan diferente.
"No teníamos a nadie que se ocupara de nosotros", dijo Dinanath, uno de los 120 pacientes, mostrando una úlcera en una pierna.
"Estaríamos muertos ahora si no hubieran venido. Sólo podemos expresar nuestra gratitud a las hermanas", dijo por su parte Gopal Das, quien padece de un tumor maligno en el estómago.
"Tengo hijos, pero son tan pobres que no pueden cuidarme", añadió.
Krisna Das, de 52 años, que ha vivido en Nirmal Hriday en los últimos 30 años, está lleno de elogios para las religiosas. "Lo he visto todo. Incluso a la princesa Diana cuando nos visitó aquí. Puedo decir que las hermanas están comprometidas y sienten compasión", señaló.
La hermana Nirmala señaló que, a pesar de la ausencia de la carismática madre, los fondos no han sido un problema. "No dependemos de ninguna persona para los fondos. Estos llegan. Dios le pidió a la Madre que hiciera su trabajo y ahora se ocupa de nosotras", afirmó.