Los líderes religiosos de Iraq acumulan, por primera vez en muchos años, poder político. Sectores seculares temen perjuicios para la libertad de culto y un agravamiento de los choques entre comunidades musulmanas.
El clero ocupa un lugar importante en Iraq desde la ocupación encabezada por Estado Unidos que puso fin a la dictadura de Saddam Hussein (1979-2003), del secular partido Baath.
El presidente estadounidense George W. Bush prometió que éste sería un país laico y libre, pero los líderes religiosos se transformaron en verdaderas autoridades políticas y cada vez controlan más aspectos de la cotidianeidad.
"Es una desgracia para Iraq que la coalición internacional haya dado poder a líderes religiosos", dijo a IPS Shakir Hamdan, experto en asuntos islámicos en Bagdad.
"Sólo lograrán instalar guerras de facciones y conducir al país a la Edad Media, que un hombre gobierne y no haya libertad", añadió.
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Un ejemplo de eso es la reunión entre el primer ministro iraquí Nouri al-Maliki y el poderoso gran ayatolá chiita Ali al-Sistani, en Najaf, dónde se discutieron asuntos de Estado, según Hamdan.
"Ya es evidente la influencia de los líderes religiosos. Ni el parlamento ni el gobierno pueden dar ningún paso sin consultarlos antes", indicó.
Iraq fue un país laico durante el régimen de Saddam Hussein, por que él temía que los movimientos religiosos y sus líderes socavaran su poder.
Saddam Hussein gobernó este país entre 1979 y 2003 y murió en la horca el 30 de diciembre de 2006.
La invasión y ocupación de Iraq destruyó las instituciones y estructura estatales y dejó un vacío de poder llenado por líderes religiosos que brindan los servicios básicos que el Estado no ofrece.
"Nuestro país pasó de ser una nación laica a una religiosa", dijo a IPS el activista Munthir Sulayman, de Bagdad.
"Soñábamos con un gran desarrollo social y con ser un país más moderno y libre, donde las personas desempeñaran un papel natural mediante su participación en política, economía y otros aspectos de la vida. Pero sucedió lo contrario, y el país quedó bajo control de los religiosos", añadió.
Varios académicos y líderes comunitarios señalan que están incapacitados de realizar cualquier actividad para de mejorar la estructura política y social de Iraq.
La mayor organización sunita, la Asociación de Académicos Musulmanes, niega que los imanes traten de eclipsar al gobierno.
"El país necesita ser conducido por aquellos que tienen experiencia y conocimiento sobre reforma y reconstrucción", dijo a IPS Abdul-Salam al-Kubayssi, de esa organizazción.
"Nuestro papel es apoyar a cualquier gobierno nacional que imponga en el país seguridad y prosperidad sin supervisar ni interferir en su funcionamiento. Gobernar Iraq es demasiado complicado para un grupo de imanes", sostuvo.
Pero las fuerzas invasoras de Estados Unidos y sus autoridades dependieron de los líderes religiosos desde el inició de la ocupación.
El Consejo Gobernante Iraquí invitó a autoridades religiosas como el ayatolá Bahrul-Uloom y Abdul Aziz al-Hakim, junto a otras de varias agrupaciones como Al-Dawa y el Partido Islámico Iraquí, por ejemplo.
Las elecciones de enero de 2005 estuvieron bajo control casi total de organizaciones religiosas y sus partidos políticos.
Los partidos chiitas, en especial el Consejo Supremo Islámico Iraquí liderado por Hakim, afirman que Sistani pedía a los "creyentes" el voto por la lista de una coalición conformada por partidos en que es mayoría esa rama del Islam. Esa lista aún detenta un papel importante en el gobierno.
Las fuerzas estadounidenses y sus observadores electorales hicieron muy poco para detener esas expresiones sectarias.
"Formaba parte de la teoría estadounidense cooperar con el clero para controlar la situación en Iraq desde el inicio de la ocupación", dijo a IPS Fadhil Yasseen, abogado de Bagdad.
"Eso fue obvio con los gestos de Paul Bremer hacia Sistani y el apoyo total que brindó a la coalición chiita para controlar el país", apuntó.
Bremer encabezó la administración civil de la ocupación estadounidense, y en ese carácter dirigió la designación de la Autoridad Provisional de la Coalición.
"Ahora iraquíes y estadounidenses pagan el costo de ello con su sangre y su fortuna", añadió Yasseen.
Los imanes chiitas están divididos. Eso es evidente por las dificultades que tienen para ponerse de acuerdo acerca de una política coherente para sacar al país adelante.
Las agrupaciones chiitas rivales se enfrentan entre sí por el poder en las zonas que dominan en Bagdad y el sur del país.