La elección del reformista Akbar Hashemi Rafsanjani, «guardián de los secretos de la revolución», como presidente de la Asamblea de Expertos de Irán marcó un giro significativo en la tumultuosa escena política de este país.
La Asamblea tiene la facultad de supervisar el desempeño del líder supremo y de las instituciones bajo su control directo, lo que incluye a las fuerzas armadas y los jueces. La Constitución también le atribuye la potestad de remover a la máxima autoridad del país.
La Asamblea celebró la elección a puertas cerradas el 4 de septiembre. Rafsanjani obtuvo 41 votos, ocho más que su rival de línea dura, el ayatolá Ahmad Janati, uno de los más fervientes seguidores del presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad.
Janati presidió por más de dos décadas el Consejo de Guardianes de la Revolución, el cuerpo de supervisión cuyos seis miembros clericales son designados por el líder supremo, el ayatolá Jamenei.
Janati goza en el campo teológico de un mayor prestigio que Rafsanjani, cuya reputación está basada fundamentalmente en su condición de político pragmático.
[related_articles]
El Consejo interpreta la Constitución, controla las leyes aprobadas por el Parlamento para asegurar que son compatibles con la Shariah (ley islámica) y tiene la facultad de vetar a los candidatos que se presentan a elecciones. Utilizó este poder de veto para forzar una mayoría parlamentaria de línea dura en las elecciones de 2004.
El Consejo y su presidente Janati, en consecuencia, han sido vistos como el principal escollo a un proceso de reformas.
Rafsanjani, quien fue por varios años vicepresidente de la Asamblea de clérigos juristas de 86 miembros, fue propuesto para el cargo por uno de los pocos reformistas de este cuerpo extremadamente conservador.
Mohammad Qouchani, editor de los diarios Shargh y Ham Mihan, ambos prohibidos, escribió en otra publicación reformista, Etemand, que los tres integrantes de la Asamblea que hablaron antes de la votación se pronunciaron a favor de Janati e hicieron referencia a sus mejores credenciales teológicas.
Muchos representantes de la línea dura se niegan a reconocer a Rafsanjani como un jurista de alta jerarquía y no se refieren a él con el título de ayatolá.
El ultraoficialista diario Irán, en su cobertura sobre la elección del presidente de la Asamblea, se refería a él como "hojjatoleslam", una categoría que se ubica un escalón por debajo de la de ayatolá.
Rafsanjani es una de las pocas figuras políticas iraníes que ha ocupado altos cargos oficiales de manera ininterrumpida desde la revolución islámica que terminó con la monarquía en 1979.
Fue presidente del Parlamento entre 1980 y 1989. Hacia el fin del conflicto con Iraq (1980-1988) se convirtió en representante del máximo líder, ayatolá Ruolá Jomeini, y comandante supremo de la guerra.
Se dice que jugó un papel fundamental para persuadir a Jomeini de aceptar la resolución de la Organización de las Naciones Unidas que puso fin al enfrentamiento.
Asimismo, Rafsanjani fue presidente del país entre 1989 y 1997. Al finalizar su mandato, el líder supremo, ayatolá Jamenei, lo designó al frente del Consejo de Discernimiento. Ese cargo había sido ejercido tradicionalmente por el presidente y le hubiera correspondido al sucesor de Rafsanjani, el moderado Mohammad Jatami.
El Consejo de Discernimiento arbitra las diferencias entre el Parlamento y el Consejo de Guardianes y tiene la facultad de dictar leyes cuando las diferencias entre esos dos cuerpos son irreconciliables.
En 2000, Rafsanjani se presentó como candidato al Parlamento, con la esperanza de convertirse nuevamente en su presidente. Fue blanco de duros ataques del sector más reformista a causa de sus puntos de vista conservadores en cuestiones sociales y las violaciones a los derechos humanos durante su presidencia.
Aunque resultó elegido otros 29 candidatos obtuvieron más votos que él y renunció para continuar al frente del Consejo.
En 2005 se postuló otra vez para la presidencia del país, compitiendo con candidatos tanto de línea dura como reformistas.
Aunque fue el más votado en la primera vuelta, los ultraconservadores lo derrotaron en la segunda ronda, a pesar de haber recibido el apoyo de todos los partidos reformistas y de aquéllos que querían impedir la victoria de Ahmadinejad.
Rafsanjani y sus seguidores atribuyeron el resultado a una campaña sucia y al fraude electoral.
Los aliados de Ahmadinejad continuaron acusándolo de nepotismo y corrupción en sus diarios y sitios de Internet. Fatemeh Rajabi, esposa del portavoz del gabinete, ha estado en la primera línea de la campaña en su contra.
Rajabi escribió, por ejemplo, que el presidente de la Asamblea de Expertos no debe gozar de derechos especiales o autoridad sobre los demás. Señaló que debe ser tratado como cualquier otro miembro y recordó a Rafsanjani que 33 integrantes del cuerpo votaron contra él.
"Rafsanjani tiene más apoyo ahora. Sus malas relaciones con los reformistas han mejorado considerablemente desde que estos últimos lo apoyaron en las elecciones presidenciales de 2005. Él mismo los ve ahora con mejores ojos", dijo a IPS un analista en Teherán que pidió mantener su nombre en reserva.
"Por otra parte, los conservadores que hace dos años lo abandonaron para apoyar a Ahmadinejad están ahora desilusionados con el presidente y la pandilla sedienta de poder que lo rodea, por lo que se volcaron nuevamente hacia él", agregó.
"También parece que Rafsanjani mejoró su imagen notablemente entre la población. Cuando se presentó como candidato a la Asamblea de Expertos obtuvo un voto de confianza del electorado que lo consideraba un símbolo de la corrupción política y económica hace apenas un año", indicó el analista.
"Obtuvo casi el doble de votos que el mentor espiritual de Ahmadinejad, el ayatolá Mesbah Yazdi. Asimismo, recibió casi 500.000 sufragios más que el ayatolá Meshkini, quien era presidente de la Asamblea cuando se realizaron los comicios", agregó.
Como presidente del Consejo de Discernimiento, Rafsanjani criticó con frecuencia el fracaso de Ahmadinejad para llevar adelante los planes de desarrollo económico del país y amenazó con usar las facultades de su cargo para investigar el desempeño del gobierno.
Rafsanjani está considerado como el padre del programa nuclear de Irán. Pero, a diferencia del presidente de este país, propicia un acercamiento con las potencias occidentales e incluso Estados Unidos.
Tras resultar elegido para su nuevo cargo en la Asamblea de Expertos, enfatizó que la negociación es la única forma de resolver los problemas.
De todas formas, atacó a Washington con su estilo habitual y defendió el programa nuclear.
Un político reformista, que pidió no revelar su nombre, dijo a IPS que "Rafsanjani tuvo un papel fundamental en la designación del ayatolá Jamenei como líder supremo. Siempre tuvieron buenas relaciones, pero ahora se van a ver afectadas por la nueva situación. La batalla entre Rafsanjani y Ahmadinejad se hará más salvaje en el futuro cercano".
La fuente agregó que "ahora Rafsanjani sentirá más confianza en sus intentos de contener las acciones de línea dura del presidente, sobre todo en política exterior, ya que no quiere el aislamiento internacional de Irán. Esto lo llevará a confrontar con Jamenei, quien frecuentemente manifestó su aprobación hacia Ahmadinejad y su gobierno".