Luego de 22 años de largas y difíciles negociaciones, los 270 millones de indígenas del mundo ganaron finalmente el reconocimiento de sus derechos a la autodeterminación y al control de sus tierras y recursos.
Este jueves, una abrumadora mayoría de los 192 miembros de la Asamblea General le dijeron "sí" a una resolución que llama a la adopción de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas.
"Es un triunfo para los pueblos indígenas de todo el mundo. Es un momento histórico, en el que los estados miembro y los pueblos indígenas se reconciliaron con sus dolorosas historias", dijo tras la votación el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon.
Por su parte, el presidente de la Asamblea General, Haya Al Khalifa, calificó el resultado de la elección de "un gran paso adelante" hacia la promoción y la protección de los derechos humanos y de las libertades fundamentales "para todos".
Líderes aborígenes habían dicho a IPS que esperaban que la declaración fuera adoptada por consenso, pero ya que varios países se mostraron renuentes hasta el final, la única opción posible fue el voto por mayoría.
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"Si unos pocos estados no aceptaban la declaración, entonces habría una reflexión sobre sus respectivas posturas, y no tanto sobre el documento", dijo a IPS el líder aborigen australiano Les Malezer antes de que la resolución fuera presentada a la Asamblea General.
Como se esperaba, Australia, Canadá, Estados Unidos y Nueva Zelanda se negaron a aceptar la declaración apoyada por 143 países. Las naciones que ni respaldaron ni objetaron la declaración fueron Azerbaiyán, Bangladesh, Bhután, Burundi, Colombia, Georgia, Kenia, Nigeria, Rusia, Samoa y Ucrania.
Antes de la votación, muchos líderes indígenas acusaron a Estados Unidos y a Canadá de presionar económicamente a naciones débiles y vulnerables para que rechazaran el texto.
En un comienzo, algunos países africanos también se mostraban renuentes a votar a favor del documento, pero cambiaron su posición luego de que líderes indígenas aceptaron su demanda de introducir algunas enmiendas.
La declaración destaca el derecho de los pueblos indígenas a mantener y fortalecer sus instituciones, culturas y tradiciones, así como a buscar su propio desarrollo de acuerdo con sus necesidades y aspiraciones.
También llama a reconocer el derecho de los pueblos indígenas a la autodeterminación, principio plenamente reconocido por el Consejo de Derechos Humanos, con sede en Ginebra, pero controvertido por Estados Unidos y algunos de sus aliados, que temen que eso socave la soberanía de loa países.
A cambio de su apoyo, los países africanos querían que la declaración aclarara que no estimulaba ninguna acción que pueda socavar la "integridad territorial" o la "unidad política" de los estados soberanos.
Aunque la opinión africana fue incorporada en la versión enmendada, el borrador sigue siendo enérgico sobre el derecho a autodeterminación de los pueblos indígenas y a controlar sus tierras y recursos.
"Está sujeto a interpretación, pero podemos trabajar sobre eso", dijo a IPS la semana pasada Les Malezer, presidente del Caucus Global de Indígenas.
Malezer, activista aborigen de larga experiencia, inicialmente no aprobaba las enmiendas al borrador.
"No íbamos a apoyar las enmiendas. Pero, presentadas con la declaración enmendada, con el acuerdo entre aproximadamente 130 estados, pensamos que era un buen resultado", explicó.
Este jueves, Malezer y sus colegas en el Foro Permanente sobre Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas calificó el resultado de la votación de "gran victoria".
"El 13 de septiembre de 2007 será recordado como un día internacional de los derechos humanos por los pueblos indígenas del mundo", dijo emocionada la presidenta del Foro Permanente, Vicky Tauli-Corpus.
"Esta maravillosa iniciativa que los trajo a ustedes a sentarse con nosotros para escuchar nuestros reclamos y luchas, y para elaborar trabajosamente las palabras que responderán a estas inquietudes, es algo sin precedentes", dijo a los diplomáticos tras la votación.
Pero, en el mismo discurso, subrayó la necesidad de una "efectiva implementación de la declaración", e indicó que será una "prueba de compromiso para los estados y toda la comunidad internacional" en la protección, respeto y cumplimiento de los derechos colectivos e individuales de los pueblos aborígenes.
"Llamo a los gobiernos, al sistema de la ONU, a los pueblos indígenas y a toda la sociedad civil a asumir la histórica tarea ante nosotros y hacer que la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas sea un documento vivo por el futuro común de la humanidad", señaló.
Aunque satisfechos con la decisión de la Asamblea General, algunos líderes indígenas parecían molestos por el hecho de que Australia, Canadá, Estados Unidos y Nueva Zelanda no hayan aceptado la declaración.
"Canadá está mostrando sus verdaderos colores sobre el tema derechos humanos", dijo a IPS el líder indígena canadiense Arthur Manuel.
Ese país "quedó atrapado en la contradicción de no seguir las recomendaciones de todos los organismos de derechos humanos que le instaron a basar su política sobre pueblos indígenas en los principios de reconocimiento y coexistencia", indicó.