Brasil, China, India y Sudáfrica están determinados a convertirse en los nuevos motores del crecimiento económico del Sur, con un creciente potencial para derramar prosperidad sobre otras naciones pobres, dijeron expertos en la capital de Finlandia.
El peso económico de estos cuatro países —calificados de "potencias emergentes"— también creará nuevos realineamientos en la arquitectura de la gobernanza internacional, brindando un espacio político para que las naciones pobres persigan el desarrollo económico, señalaron.
"Brasil, China, India y Sudáfrica tienen una voz colectiva en el mundo de las instituciones y las regulaciones multilaterales, y un enorme potencial para influir en estas instituciones y regulaciones que pueden dar forma al espacio político de países que llegan tarde al desarrollo", pronosticó Deepak Nayyar, profesor de economía en la Universidad Jawaharlal Nehru de Nueva Delhi.
"El reciente crecimiento económico en América Latina y África procedió, en gran parte, de términos comerciales muy positivos por el aumento en el precio de las materias primas exportadas por estos cuatro países, especialmente de China", dijo a IPS Eliane Cardoso, profesora de economía en la Escuela de Economía de São Paulo.
El crecimiento en esos cuatro países, liderados por China e India, generó prosperidad a muchas naciones en desarrollo en los últimos tres años, dijo.
En conjunto, Brasil, China, India y Sudáfrica representan 40 por ciento de la población del planeta y 60 por ciento de la del mundo en desarrollo, 10 por ciento del producto interno bruto mundial y más de 40 por ciento de la producción del Sur.
"Estos países representan un comienzo en el cambio del equilibrio del poder económico, y también en el del poder político", dijo Nayyar a IPS.
El rápido crecimiento económico de las principales economías conduce al crecimiento en otras partes del mundo, generando mercados para exportaciones, recursos para inversiones, finanzas para el desarrollo y tecnologías para la productividad, según expertos en economía.
China ya constituye una fuente significativa de inversiones extranjeras directas, brindando 80 por ciento de las dirigidas a países en desarrollo, principalmente en el sector de las materias primas.
En contraste, 80 por ciento de las inversiones indias en el extranjero fluyen hacia los países industrializados y se concentran en la industria, dijo Nayyar.
Sin embargo, el rápido crecimiento económico y su impacto sobre otros países pobres resultó una bendición contradictoria. En julio del año pasado estallaron protestas en Zambia por supuesto maltrato a trabajadores en una mina de propiedad china, y se reportaron disputas salariales en Namibia.
Los cuatro países podrían servir como fuente de financiamiento para el resto del mundo, porque tienen grandes activos de reserva. En los últimos 10 años, las reservas totales de estos países crecieron de 20 por ciento, hasta concentrar más de 30 por ciento de las reservas mundiales, dijo Nayyar.
Pero la corrupción y las enormes desigualdades internas son factores de riesgo en los cuatro países, y a menos que se los aborde, el crecimiento económico sostenido caerá, dijo Guanhua Wan, investigador de Wider y organizador del proyecto de investigación sobre Brasil, China, India y Sudáfrica.
"Sus motores de crecimiento se detendrán", dijo a IPS.
En el caso de China e India, los riesgos de crecimiento económico sostenido son exacerbados por la inseguridad energética, señaló Wan.
China importa hasta 50 por ciento de sus necesidades energéticas, e India, 80 por ciento.
"¿Qué ocurrirá si las cañerías dejan de fluir o si les ocurre algo a las rutas marítimas? Sus economías colapsarían", advirtió.
"El significado de Brasil, China, India y Sudáfrica en el mundo no será moldeado solamente por la economía. Lo será aún más por la política", dijo Nayyar.
Dado su crecimiento económico, estos países se volverán más importantes y eso, a su vez, afectará el contexto global, en parte a través del bilateralismo y del plurilateralismo, otorgándoles un peso mayor en la gobernanza de las instituciones multilaterales, dijo.
Hubo un tiempo en que el cuarteto clave de la Organización Mundial del Comercio (OMC) estaba integrado por Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y Japón, pero estos dos últimos fueron reemplazados por India y Brasil, destacó Nayyar.
El experto se refería a los recientes acontecimientos de la ronda de negociaciones comerciales de Doha, donde los países pobres demostraron no estar dispuestos a ser avasallados por las naciones poderosas.
Aunque aún no figuran entre los grandes donantes, Brasil, China, India y Sudáfrica servirán como catalizadores para convencer a los países ricos de avanzar hacia el objetivos de asignar 0,7 por ciento del producto nacional bruto a la asistencia oficial al desarrollo, establecido hace 30 años por la Organización de las Naciones Unidas, dijo Nayyar.
"La asistencia de los países industrializados también llegará en mejores términos", agregó.
Este fenómeno y sus implicaciones para la economía global se ubicaron en el centro de la agenda de una conferencia internacional de dos días celebrada en Helsinki el fin de semana pasado.
La conferencia congregó a 150 investigadores económicos de varias partes del mundo, y fue organizada por el Instituto Mundial para la Investigación de Desarrollo Económico, dependiente de la Universidad de las Naciones Unidas.