«Las mujeres somos una población vulnerada, lo que es distinto de ser una población vulnerable», afirmó Rosaemilia Salamanca, representante de organizaciones femeninas en el consejo consultivo que lleva a cabo el Informe de Desarrollo Humano (IDH) para Bogotá.
"Seríamos vulnerables si no tuviéramos la capacidad de desarrollar nuestros intereses. Otra cosa es la limitación que provoca la violación sistemática de derechos, limitante de posibilidades, que ubica a las mujeres como una población vulnerada", dijo Salamanca a IPS.
Su afirmación fue hecha en el foro "Bogotá: Ciudad para las Mujeres", incluido en el proceso de intercambio con instituciones, autoridades, dirigentes, ciudadanía organizada y opinión pública, que dará como resultado el IDH – Bogotá; entre todos, para todos, que concluirá en abril de 2008.
En la capital colombiana, 52 por ciento de sus habitantes son mujeres, según el Censo del Departamento Nacional de Estadísticas de 2005.
Ese porcentaje representa 3.525.000 mujeres en la ciudad de mayor población del país, seguida por Medellín, capital del noroccidental departamento de Antioquia, con un total de 2.223.078 personas.
La población femenina de Bogotá enfrenta problemáticas como una tasa de desempleo de 16,5 por ciento, frente a 11,4 por ciento para los hombres, según estadísticas del Departamento Distrital de Planeación.
De cada 10 mujeres que laboran, seis son asalariadas y el resto independientes.
En los sectores populares, ellas asumen el cuidado de hijos, padres ancianos y enfermos, a lo que suman el trabajo doméstico y, en lo posible, el aumento de ingresos familiares mediante actividades informales como venta de productos caseros.
Las mujeres obligadas a desplazarse de sus hogares por la guerra cargan la responsabilidad del sustento familiar empleándose como trabajadoras domésticas, mientras a los hombres campesinos desplazados la ciudad les ofrece menos opciones.
Pero en medio de las condiciones desfavorables que muestran los diagnósticos, Bogotá es la primera ciudad del país cuyo alcalde mayor, Luis Eduardo Garzón (2004-2007), promovió una Política Pública de Mujer y Género con el fin de "aumentar la igualdad de oportunidades para las mujeres en el Distrito Capital", según sus objetivos.
"El reconocimiento legal e institucional de los derechos de las mujeres es aún insuficiente. Sabemos que en tres años no podemos cambiar 20 siglos de historia. Pero la puesta en marcha de políticas públicas ha contribuido con temas como la participación en espacios de decisión política y a visibilizar los derechos sexuales y reproductivos, la violencia sexual, intrafamiliar y las llamadas violencias ocultas", dijo a IPS Marta Buriticá, coordinadora de la Política de Mujer y Género.
"Entre las violencias ocultas están los mensajes que transmiten los medios masivos a través de la publicidad, telenovelas e incluso noticias, en donde las mujeres no son valoradas en una dimensión real. En estos espacios se producen y reproducen esquemas de mujeres responsables de las violaciones a sus derechos", agregó Buriticá.
El asunto fue tratado de años atrás por organizaciones feministas y un intento estatal, el Proyecto de Comunicación para la Infancia y la Mujer, que desarrolló el Ministerio de Comunicaciones en la década de 1990, con el auspicio del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), y que terminó poco tiempo después de concluir la financiación de esa agencia internacional. Organizaciones no gubernamentales continuaron en el empeño. "Sabemos de la dificultad que representa el cambio de mensajes en los medios comerciales, que se mueven por pauta. Tenemos claro que nuestros mensajes no la producen, pero aún así, con perseverancia, hemos logrado pequeños avances", afirmó Salamanca.
Entre los logros está el cambio de una empresa cervecera que hizo famosas a las "chicas águila, mujeres con poca ropa que alimentaban el imaginario de que mirándolas la cerveza tenía mejor sabor. Logramos el compromiso de que el mensaje no seguiría usando jóvenes, y esto lo consideramos un avance", agregó.
Alejandra Ortiz, del Área de Cultura y Comunicación no Sexista de la Alcaldía Mayor de Bogotá, dijo a IPS que se han logrado algunos resultados en reducir el lenguaje sexista, y se superó con creces la meta de mil talleres sobre empoderamiento de las mujeres en sectores marginales de la ciudad.
Para elevar la participación femenina en la administración, Garzón nombró alcaldesas para las 20 localidades en que se divide la ciudad.
"Todos estos factores han contribuido con el reconocimiento de las mujeres en la capital", afirmó Salamanca.
El alcalde Garzón, cuya administración concluirá en diciembre, garantizó la continuidad de estas políticas creando en junio la Subsecretaría de Mujer, Géneros y Diversidad Sexual, dependiente del Departamento Distrital de Planeación.
Respecto del IDH sobre Bogotá, Salamanca afirmó que "como movimiento pretendemos que éste logre una perspectiva clara frente a los derechos de las mujeres en términos de desarrollo humano. Que los desagregue, y que sea capaz de mostrar las desventajas en que se encuentran las mujeres para poder acceder a la realización integral de sus derechos".
El IDH tiene entre sus objetivos describir los cambios más relevantes de la ciudad en los últimos 20 años, analizando las razones que los originaron, evaluando las posibilidades de sostenibilidad, y proponer fórmulas que garanticen la continuidad con respuestas adecuadas a esos desafíos.
La Coordinación General del Informe está a cargo del economista Jorge Iván González, profesor de la estatal Universidad Nacional de Colombia, ex director del Centro de Investigaciones para el Desarrollo y especialista en temas de pobreza.
El IDH es auspiciado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega, la Agencia Sueca de Desarrollo Internacional, la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo, la Alcaldía Mayor de Bogotá y el diario El Tiempo.
