Las imágenes satelitales muestran al territorio de Paraguay repleto de pequeños puntos rojos. El fuego ha devastado 400.000 hectáreas y los damnificados ya son más de 15.000, mientras llueven acusaciones de acción gubernamental tardía.
Desde hace tres semanas, cerca de 1.700 focos de incendio, sobre todo en el norte del país, arrasan poblados, bosques, cultivos y pastizales en lo que se considera la peor tragedia de la última década.
Los afectados, campesinos, productores agrícolas y ganaderos, dicen que la situación es catastrófica y critican la lenta reacción del gobierno de Nicanor Duarte Frutos, que, pese a las advertencias sobre el incontrolable avance del fuego, sólo esta semana declaró la emergencia nacional
Los incendios se registran en distintas partes del territorio paraguayo, pero la situación alcanzó niveles críticos en el norte, en cuatro de los 17 departamentos (provincias) del país: Amambay, Concepción, San Pedro y Presidente Hayes.
El gobierno dispuso reforzar con más personas a los equipos que combaten el fuego. El responsable de la Secretaría de Emergencia Nacional, general retirado José Kanasawa, dijo a IPS que alrededor de 1.000 personas, entre socorristas y militares, partieron hacia las zonas afectadas, en las que ya estaba trabajando una cantidad similar.
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"La complejidad de la situación va mucho más allá de lo que el control humano puede enfrentar. Lo único que podemos hacer es contener, resistir, evitar que el fuego se siga propagando y rogar para que venga una lluvia", afirmó.
El gobierno también pidió ayuda a Argentina, Chile y Venezuela, para que se sumen a la asistencia que desde la semana pasada brinda Brasil.
Las autoridades brasileñas, que enfrentan el mismo problema en regiones situadas cerca de la frontera con Paraguay, han enviado cuatro aviones hidrantes, que en los últimos días han arrojado más de 500.000 litros de agua sobre los focos de incendio.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, se comprometió a enviar un avión Ilyushin 76, de fabricación rusa, que tiene capacidad para lanzar 41.000 litros de agua en cada vuelo. Su alquiler cuesta un millón de dólares.
La sequía que afecta a la región complica la tarea de los bomberos y militares, quienes además carecen de elementos apropiados para su tarea: están utilizando machetes y otras herramientas agrícolas en su intento de controlar el fuego.
Kanasawa explicó que la mayoría de los incendios fueron provocados por pequeños agricultores y ganaderos, quienes recurren habitualmente a la quema para renovar pastizales y limpiar terrenos boscosos.
"No consideraron las condiciones extremadamente secas del ambiente. El fuego se extendió y al llegar a los bosques quedó fuera de control", señaló.
Aunque la quema en el campo está prohibida por la legislación, es una práctica corriente en las zonas rurales, por la creencia de que así se renueva el suelo.
Un equipo de agentes del Ministerio Público, encabezado por el fiscal general del Estado, Rubén Candia Amarilla, partió a la zona afectada para investigar las denuncias sobre incendios intencionales.
El pronóstico meteorológico para las próximas semanas ofrece pocas esperanzas.
El gerente de Pronósticos del Ministerio de Agricultura, Roberto Salinas, dijo a IPS que, si bien la sequía es habitual en esta época, hay un déficit de lluvia respecto de años anteriores. Sólo dentro de 15 o 22 días se registrarán lluvias importantes que ayuden a sofocar el fuego.
Alberto Soljancic, presidente de la Asociación Rural del Paraguay, que agrupa a los ganaderos, comparó los incendios con los huracanes que arrasan las costas caribeñas.
"Las consecuencias son igual de catastróficas", dijo a IPS. Su propiedad de 2.000 hectáreas en San Pedro fue prácticamente consumida por el fuego.
"Desgraciadamente, tardamos en darnos cuenta del mal que está azotando a nuestro país y actuamos tarde, como de costumbre", agregó.
Aunque no existen estimaciones oficiales, Soljancic calculó que las pérdidas del sector productivo sobrepasan los 10 millones de dólares.
El secretario general de la no gubernamental Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (Mcnoc), Luis Aguayo, indicó que pedirán subsidios al gobierno para afrontar las pérdidas.
"A un pequeño agricultor le llevará seis meses tener alimentos para mantener a su familia. Mientras tanto tiene que sobrevivir", dijo Aguayo a IPS.
Los hospitales y centros de salud de las zonas afectadas están abarrotados de pacientes con problemas respiratorios e irritaciones en la piel y los ojos. El Círculo Paraguayo de Médicos recomendó la evacuación de personas alérgicas.
Las zonas críticas están a unos 300 kilómetros de distancia de Asunción, pero el efecto de los incendios también se nota en esta ciudad, que está cubierta por humo desde hace días, lo cual provoca problemas oculares y dermatológicos en la población. También forzó a cerrar en varias ocasiones el aeropuerto internacional Silvio Pettirossi.
Varios vuelos fueron desviados a Ciudad del Este, a 330 kilómetros de Asunción. Aunque las operaciones tienden a normalizarse, el director de Aeronáutica, Hugo Aquino, advirtió que la escasa visibilidad "va a seguir hasta que venga una lluvia".
Las organizaciones ambientalistas están preocupadas por los efectos a largo plazo de los incendios forestales.
"Las más de 400.000 hectáreas de bosques que han sido quemadas son irrecuperables", aseguró a IPS Danilo Salas, de la no gubernamental Fundación Moisés Bertoni. Si no se toman medidas, advirtió, los pobladores podrían ser víctimas de enfermedades como la malaria y el dengue, entre otras.
"Necesitamos coordinar todas las instancias del Estado y del sector privado para prevenir por un lado y corregir el problema por el otro. Es absurdo", concluyó, "que a pesar de que el país se está incendiando en algunas rutas se vea gente del campo prendiendo fuego. No estamos aprendiendo de los errores".
