No hubo milagro celestial que desviara de su ruta al huracán Félix, que golpeó con toda su furia esta precaria ciudad nicaragüense de pescadores en la esquina norte de la caribeña Región Autónoma del Atlántico Norte.
Félix ingresó entre las 06:00 y las 08:00 horas de la mañana del martes (12:00 y 14:00 GMT), y estremeció los cimientos de madera y cemento de esta pequeña ciudad y sus más de 45 comunidades.
Cuatro personas murieron, 22 fueron heridas y al menos 70 desaparecieron en alta mar, según el coronel del ejército Javier Martínez, jefe de la región militar del Atlántico Norte. Las autoridades estimaron que más de 35.000 personas fueron afectadas en este distrito, que tiene una población de por lo menos 150.000 habitantes.
Hasta la noche del martes no se había restablecido el suministro de energía eléctrica, telefonía, Internet ni agua potable. Los alimentos escaseaban y las medicinas llegaban con dificultad a los refugios donde la población evacuada demandaba atención.
Las calles quedaron intransitables por la caída de decenas de árboles, postes del tendido eléctrico y líneas telefónicas. Era visible además la destrucción parcial de casas y edificios. Aunque todavía no hay cálculos oficiales sobre las pérdidas, las estimaciones son de cientos de millones de dólares.
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Más de 5.000 viviendas fueron destruidas total o parcialmente, 1.200 de ellas en el municipio de Puerto Cabezas, 3.500 en la comunidad de Sandy Bay, al norte de la ciudad, 180 en Krukira y otras 125 en Tuapi.
La Región Autónoma del Atlántico Norte está ubicada frente al mar Caribe, al noreste de Managua. Sus habitantes son sobre todo indígenas miskitos y mayagnas, y mestizos. Su capital, cuyo nombre indígena es Bilwi, fue nombrada Puerto Cabezas cuando el territorio se incorporó oficialmente al país en el siglo XX.
La alcaldesa de Bilwi, Nancy Elizabeth Enríquez, sostuvo que 13.500 personas fueron evacuadas e instaladas en 14 albergues improvisados en edificios públicos, iglesias y escuelas. Los vientos arrancaron los techos de por lo menos dos refugios.
Según el Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales, el ciclón tenía categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, con vientos de hasta 260 kilómetros por hora, cuando tocó tierra después de un rápido trayecto hacia el oeste por las aguas del Caribe.
Este miércoles, Félix se debilitó rápidamente al transitar hacia el oeste sobre las montañas de América Central, ya convertido en tormenta tropical, y se encontraba muy cerca de Tegucigalpa, la capital de Honduras.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos estimó que sus vientos se redujeron hasta 45 kilómetros por hora, con algunas rachas fuertes, y advirtió sobre intensas lluvias y deslizamientos de lodo en el norte de Nicaragua, El Salvador y gran parte de Honduras.
El presidente Daniel Ortega declaró zona de emergencia la región afectada y ordenó el envío de medicinas y víveres a la zona. El Sistema Nacional de Prevención de Desastres también investigaba los daños a otros departamentos del país, principalmente en el norte del país, por donde Félix cruzó rumbo a Honduras.
En los últimos nueve años, Nicaragua fue golpeada por tres huracanes potentes. El peor de ellos fue Mitch, en 1998, de categoría 5, que causó más de 3.000 muertos y 1.500 millones de dólares de daños a la infraestructura y el comercio.
En 2005, Beta ingresó con categoría 3 por la Región Autónoma del Atlántico Norte y arraso con varias comunidades indígenas del sudeste, principalmente en territorios mayas, garífunas y creoles. Antes de su desvío al sur por un anticiclón, se estacionó durante algunas horas en Bilwi.