AMBIENTE-ALEMANIA: Cambio climático se refleja en un lago

Cuando la central nuclear de Rheinsberg fue cerrada hace 20 años, los ambientalistas esperaban que la flora y fauna del vecino lago Stechlin se reconstituyer y sobreviviera sin mayores daños.

Lago Stechlin. Crédito: Federal Agency for Environmental Protection, Brandenburgo
Lago Stechlin. Crédito: Federal Agency for Environmental Protection, Brandenburgo
La central atómica, 75 kilómetros al norte de Berlín, en lo que entonces era la República Democrática Alemana, funcionó entre 1966 y 1988. Cada día tomaba 300.000 metros cúbicos de agua para enfriar el reactor y volvía a volcarla en el lago, a una temperatura 10 grados más alta.

Antes de que la planta comenzara a funcionar, los científicos consideraban que el agua del lago era "la más pura de Alemania", indicó el bioquímico Peter Casper, del Instituto Leibniz.

No había razón para poner en duda ese juicio. El lago está rodeado por bosques y no existen explotaciones agrícolas. La región está escasamente poblada, por lo que no se vuelcan en sus aguas desechos cloacales.

Pero poco después de que la central nuclear comenzara a operar, los científicos detectaron cambios, dijo Casper a IPS. "Las algas y microorganismos comenzaron a crecer rápidamente" y la fauna empezó a degenerar, aseguró.

"Es lo que llamamos desarrollo divergente de la cadena alimentaria. No todos los organismos vivos en el lago reaccionaron con la misma velocidad a los cambios ambientales", agregó.

"Las algas y otros microorganismos crecieron más rápido, pero su ciclo vital también se hizo más corto. Esto significa que los peces, que se alimentan de algas, no crecen a la misma velocidad y se ven privados de su alimento en una etapa crítica de su desarrollo", explicó Casper.

Este desajuste de la cadena alimentaria altera la relación biológica de la flora y fauna del lago. Sin embargo, "su estructura bioquímica nunca se saturó, creemos, por el alto grado de pureza que tenía el agua en el comienzo".

Cuando la central nuclear dejó de funcionar en 1988, los científicos pensaron que la biodiversidad del lago retornaría a su estado original. Pero no fue así. Los cambios en la composición del agua y su temperatura, al igual que en la flora y la fauna, permanecen hasta hoy.

"Probablemente nunca se va a recuperar", comentó Casper. "El aumento de la temperatura a causa del recalentamiento planetario ha perpetuado los cambios que provocó la planta nuclear."

Los análisis del Instituto Leibniz son de un gran valor científico, dada la duración y continuidad del estudio. "Consideramos que los cambios que registramos en el lago se corresponden con lo que ocurre en mayor escala en los océanos a causa del recalentamiento planetario", dijo a IPS el director del instituto, Rainer Koschel.

Biólogos marinos detectaron modificaciones en los periodos de crecimiento de algas y otras plantas marinas por este fenómeno.

Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, una red de la Organización de las Naciones Unidas formada por miles de científicos, 80 por ciento del recalentamiento planetario es absorbido por el agua marina, lo que eleva su temperatura, entre otras consecuencias.

En el mar del Norte, fuera de las costas de Alemania y Holanda, biólogos del Instituto Alfred Wegener para la Investigación Polar y Oceánica establecieron que el aumento de la temperatura, debido al invierno tardío y primavera anticipada del Hemisferio Norte, adelantó el florecimiento de las algas, especialmente las diatomeas, lo cual distorsionó la cadena alimentaria.

Una cuarta parte de la biomasa de la Tierra está formada por diatomeas, alimento de peces y otras especies marinas. Si decaen prematuramente, la fauna dependiente de ellas se reduce.

Otra consecuencia del aumento de la temperatura del mar es la desaceleración de la masa acuática. En circunstancias normales, el agua cálida tiende a ubicarse sobre la fría.

Si a esta desaceleración se le suma el aumento en la temperatura de la superficie oceánica, la mezcla de las diferentes masas de agua se reduce. Eso, a su vez, eleva la concentración de agua cálida en la superficie y de la fría en la profundidad, donde se aminora la oxigenación y, en consecuencia, muere la fauna.

Algunos peces y otros organismos marinos sólo pueden vivir en aguas de temperatura moderada. La trucha marrón, por ejemplo, no sobrevive a más de 20 grados, y sus huevos mueren a más de 22. En 2003 y 2006, la temperatura de los ríos de Alemania se ubicó bastante por encima de ese límite.

La trucha migra hacia regiones de aguas más frías, pero al hacerlo invade el hábitat de otros peces y altera las relaciones biológicas y la cadena alimentaria del lugar al que se traslada, explicó Casper.

Los biólogos del Instituto Leibniz también constataron que algunas algas exóticas se han desarrollado en el lago Stechlin. Casper descubrió algas azules tropicales, que sólo pueden sobrevivir en estas áreas septentrionales a causa de la alta temperatura del agua.

"Si las algas azules se multiplican en lagos como el Stechlin, esto será un problema bacteriológico grave", concluyó Casper.

* Este artículo es parte de una serie sobre desarrollo sustentable de IPS y la Federación de Periodistas Ambientales

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