ÁFRICA SEPTENTRIONAL: Trampolín del comercio automotor

La firma automotriz francesa Renault y su socia japonesa Nissan anunciaron que construirán una planta de ensamblaje conjunta en la septentrional ciudad marroquí de Tánger, a un costo estimado de 1.400 millones de dólares, concitando la atención de los analistas en la materia.

África septentrional, rica en mano de obra, con fácil acceso al mar Mediterráneo y con toda la región subsahariana del continente extendiéndose hacia el sur, se está convirtiendo en un centro cada vez más importante y estratégico para la producción automotriz.

El proyecto de Tánger, que Renault asegura creará 6.000 puestos laborales directos y 30.000 indirectos en la región, y que tendrá una capacidad inicial de producción anual de 200.000 vehículos para 2010 y 400.000 de ese año en adelante, es visto por muchos como parte de una más amplia campaña de la industria automotriz europea para responder competitivamente a los bajos costos disponibles para los fabricantes en Asia y China.

El presidente de la alianza Renault-Nissan, Carlos Ghosn, y el primer ministro marroquí Driss Jettou firmaron un memorando de entendimiento a comienzos de este mes. Se espera que las compañías socias y el gobierno del país africano firmen un acuerdo general más vinculante para fines de este año.

Como los funcionarios de Renault ya declararon que la planta de Tánger será más competitiva que otras centrales en Rumania y Turquía, y por lo menos tan barata como las actuales operaciones de Nissan en China, el camino hacia otros posibles emprendimientos de la industria automotriz en la región es ampliamente discutido.
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"Todo esto es parte de la estrategia de abrir múltiples sedes, estrategia que fue siempre tener una planta más allá del Mediterráneo, en uno de los países del norte de África", dijo Krish Bhaskar, consultor automotor que ayudó a fundar la Unidad de Investigación de la Industria Automotriz de la británica Universidad de Anglia Oriental.

"Esta estrategia no es necesariamente sólo para aplicar en Marruecos, sino en toda la región, exportando (automóviles) a África y Europa", agregó.

Observadores ven la nueva incursión de Renault-Nissan en África septentrional como un componente clave de su estrategia declarada de expandir el uso de su automóvil Logan, que fue lanzado en 2004 y se volvió inesperadamente popular en Europa, así como en sus mercados originales de Medio Oriente y África. A causa de su apariencia barata, el Logan a veces es mencionado como el EasyJet (aerolínea británica de bajo costo) de los automóviles.

En lo que va de este año, Renault vendió unos 30.000 Logans en Francia y 20.000 en Alemania.

Alrededor de 90 por ciento de los automóviles fabricados en la planta de Tánger, de 300 hectáreas, serán destinados a la exportación, y el 10 por ciento restante al mercado interno marroquí. Actualmente, las operaciones combinadas de Renault y Nissan cubren un tercio del mercado automotor de Marruecos.

Si a esto se suman otras importantes operaciones automotrices en Libia y Túnez, y la atmósfera ferozmente competitiva que existe entre los fabricantes que buscan el vehículo de menor costo y aspecto masivo, África septentrional puede estar bien ubicada para aprovechar su posición histórica como puente entre Europa y África.

"Esto podría ser un modelo para operaciones similares", dijo Garel Rhys, analista de la industria automotriz y profesor de la galesa Escuela de Negocios de Cardiff.

"El mercado norafricano es muy atractivo", aseguró.

"Uno tiene la habitual atracción de la mano de obra barata y abundante, pero también la ventaja de introducir componentes de Francia, España y otros lugares donde Renault ya tiene operaciones. Uno puede fabricar un automóvil de bajo costo, pero no uno barato y de mala calidad", dijo Rhys a IPS.

Por su parte, la nueva planta de Marruecos, que se planea será enorme, también representa una continuación de la presencia histórica de Renault en Marruecos, que obtuvo su independencia de las esferas de influencia francesa y española en 1956.

Desde 1966, la empresa ensambla vehículos en una planta de la Sociedad Marroquí de Construcción Automotriz en las afueras de Casablanca, la mayor ciudad de Marruecos.

La planta de Marruecos representará la segunda fábrica conjunta de los dos gigantes de la industria automotriz, siguiendo los pasos de una ya operativa en la meridional ciudad brasileña de Curitiba.

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