«El mestizaje es el diccionario privilegiado de las civilizaciones», la premisa del comienzo de la expansión portuguesa hace casi seis siglos, parece finalmente haber llegado a los escenarios culturales.
Africanos, brasileños y portugueses de piel oscura, que ya contaban con una fuerte presencia en el campo de la música y baile, empiezan ahora a aparecer con cada vez más frecuencia en filmes, series de televisión y en obras de teatro.
Actrices y actores negros inclusive han irrumpido en los escenarios tradicionalmente "blancos" del Teatro da Trinidade y Dona María II, ambos de Lisboa, y el Teatro Municipal de Almada, en los alrededores de la capital, incluyendo giras con presentaciones en Oporto y Coimbra, las dos principales ciudades de provincia del país.
Sin embargo, para el angoleño Eric Santos, uno de los más célebres actores de la televisión, la participación de africanos o personas de ese origen es escasa y "todavía es muy difícil que un actor negro aparezca representando un médico, abogado o ingeniero", pese a que la presencia de luso-africanos es estas actividades es creciente, aunque no llega al mismo nivel que la de brasileños.
Santos cita a modo de ejemplo, la telenovela "Venganza", producida y trasmitida por el canal privado Sociedad Independiente de Televisión (SIC), "cuya acción se desenvuelve en Lisboa y no aparece ningún personaje negro, a pesar de que basta salir a la calle en esta ciudad para ver muchas personas de piel oscura".
La presencia más destacada de artistas "no blancos" es en la Lisboa nocturna, cuando se convierte en la capital europea del mestizaje musical, con ritmos de Angola, Brasil, Cabo Verde y Mozambique, interpretados en las viejas bodegas de la zona portuaria, recreadas como espacios de diversión donde crecen como hongos bares, restaurantes y discotecas.
Es la nueva economía que hacen florecer en especial los jóvenes mestizos junto al río Tajo, ignorado durante décadas, ahora transformada en un inmenso parque urbano que parece anunciar que la ribera volverá a ser el alma de la ciudad.
En el concierto de las ex colonias portuguesas, el mestizaje dejó una marca profunda en Brasil, Cabo Verde, Timor Oriental, Goa, Diu y Damão (India), Macao (China) y en una dimensión menor en Angola y Mozambique, mientras en Guinea-Bissau y Santo Tomé y Príncipe la promiscuidad racial fue menor.
En el Portugal de hoy viven muchos africanos que nunca estuvieron en África, brasileños, timorenses, indo-portugueses y luso-chinos de Macao, que conocen su origen sólo a través de sus padres y abuelos o por la televisión, a los que se unen los lusitanos negros y mestizos, que comenzaron a instalarse en el país en el Siglo XV.
Las crónicas históricas indican que en 1444, medio siglo antes de la llegada de Cristóbal Colón a América, un navío portugués desembarcó 235 africanos en el sur del país.
Un siglo después, el historiador Cristóvão de Oliveira sostenía que un décimo de los 100.000 habitantes que tenía Lisboa en 1545 eran esclavos, número que llegó a los 30.000 en 1761, año en que Portugal decretó el fin oficial del tráfico humano en sus dominios.
En los albores del siglo XXI, el mestizaje de Lisboa ya no permite distinguir claramente a los descendientes de estos esclavos y a los brasileños sólo se les identifica por su pronunciación del portugués, pero sí a los inmigrantes que comienzan a llegar en gran número a partir de la caída de la dictadura corporativista en 1974.
Muchos de ellos se educaron en escuelas y universidades de la ex metrópolis y algunos se inscribieron en los cursos de teatro y de cine.
Otros, como la actriz angoleña Laurinda Chiungue, comenzaron por hacer teatro aficionado en la escuela secundaria y hoy ya se destacan en las tablas de Portugal.
Nacida en Huambo, en el altiplano central angoleño hace 31 años y que vive en Portugal desde 1981, Laurinda confesó a IPS que "no es fácil vencer ciertas barreras", más relacionadas con la condición de africana que con el del acento, "ya que, como llegué a Portugal con cinco años de edad, mi pronunciación es la de Lisboa".
Tras haber pasado por una larga formación en expresión dramática, iniciada durante sus estudios secundarios, hoy es una actriz, aunque no de planta, del Teatro Municipal de Almada, sede del festival del mismo nombre que comparte con el de Edimburgo, en Escocia, y el de Avignon, en Francia, los tres encuentros anuales más importantes del arte escénico europeo.
Pero el paso no fue directo. "Originalmente, yo no era actriz, sino egresada de un curso de Educación Social, con especialización en trabajo comunitario. Siempre me gustó trabajar con niños y ancianos, pero no era sólo eso lo que quería para mi vida, pues siempre sentí el llamado para el espectáculo", explica Laurinda.
Sus primeras experiencias en el escenario se producen en 1997, en el pequeño grupo aficionado "Bambolines", de Santo Domingos dos Cavaleiros, uno de los barrios suburbanos del área metropolitana, y luego la oportunidad para dar un paso adelante surgió en presentaciones teatrales del grupo "O Bando", en la Exposición Universal 1998 (Expo-98) realizada en Lisboa.
Los años fueron pasando y Laurinda imponiendo su calidad, pese a la actitud generalmente discriminatoria de los directores de teatro, que explican que no todos los papeles pueden ser dados a negros, porque en la obra no lo son.
"No es verdad, porque los directores deciden lo que desean hacer de un texto al colocar una obra en escena y todo depende del genio del realizador para abrir posibilidades", replica Laurinda y cita, a modo de ejemplo, "un Hamlet africano que fue polémico, es verdad, pero se impuso porque el actor era genial".
En ese sentido, se declara partidaria de "colocarnos un paso delante de la realidad, porque hay restricciones, realmente si que las hay, pero no debemos cejar en la búsqueda de posibilidades que ahora comienzan a aparecer", concluyó la actriz.
Miguel Sermão, de Angola, y Ângelo Torres, de Santo Tomé y Príncipe, dos de los actores más requeridos en la escena, son otros ejemplos de africanos que se han impuesto ante el público luso.
Sermão, quien hace 17 años dejó Luanda donde nació hace 32 años, recuerda que "antes nos decían que el problema estaba en la pronunciación y era verdad, pero hoy hay muchas personas de tez negra, que crecieron o nacieron en Portugal y hablan con acento portugués"..
La creciente fama Sermão y su participación en varios filmes, telenovelas y sus evidentes capacidades histriónicas, hizo que el teatro "A Comuna", uno de los de mayor prestigio en el país, le contratase en forma permanente, hecho sin precedentes para un actor africano en Portugal.
Las perspectivas para actrices y actores africanos y portugueses negros parecen promisorias en los anuncios que aparecen cada año al finalizar el verano boreal.
La novela "Ecuador", del escritor Miguel Sousa Tavares, una de las obras literarias portuguesas más traducidas de siempre, será llevada a la pantalla televisiva, con formato de capítulos, en una producción propia del canal privado Televisión Independiente (TVI), que ya comenzó a identificar a artistas africanos.
La obra relata en romance de ficción, la vida en la entonces colonia de Santo Tomé y Príncipe a inicios del siglo XX, basada en hechos históricos registrados en 1908, cuando Gran Bretaña acusó a Portugal de mantener el trabajo esclavo en las plantaciones de café con mano de obra forzada traída desde Angola.
El realizador polaco Andrzej Kowalski comenzó los ensayos de "Namanha Makbune", una versión africana de Macbeth, de William Shakespeare, en el Teatro Dona Maria II de Lisboa, con actores de Guinea-Bissau y de Sudáfrica, que será llevada en gira por Oporto y Coimbra.
Para la luso-caboverdiana Amira Pereira, empresaria de espectáculos y de carreras de artistas de las ex colonias, en Portugal, "ya dejó de existir ese estereotipo de que un actor africano no tiene trabajo porque es negro".
Muy por el contrario, en el arte escénico, cinematográfico y televisivo, Pereira sostiene que "en este momento ser negro es bueno para encontrar trabajo, ya que se esta viviendo un momento de popularidad de obras y autores africanos".
"Ser diferente del otro está de moda, tenemos cada vez más gente curiosa por la cultura de los otros, sea en el cine, teatro, música o en las danzas exóticas", concluyó la agente de artistas con evidente pragmatismo empresarial.