TRABAJO-UGANDA: La bondad de las flores

En la «Perla de África», Uganda, la floricultura se convirtió en una industria muy rentable que deja grandes beneficios económicos y mejora las condiciones laborales de este país. Aunque no todas son flores.

Hace casi 10 años, Uganda tenía una producción casi nula, pero ahora es una potencia en floricultura y el quinto exportador de África.

Con una inversión de 60 millones de dólares y un crecimiento de 14 por ciento al año, Uganda cuenta con 20 plantaciones comerciales donde se cultivan 35 variedades de flores para exportar principalmente a Europa.

Etiopía, Kenia, Tanzania y Zimbabwe dominan el mercado de exportación de flores del continente, pero el sector ugandés los sigue de cerca.

La industria pretende duplicar las áreas cultivadas para 2010 y mejorar las ganancias, de 30 millones de dólares, registradas en 2006, a 80 millones de dólares.

El crecimiento de la floricultura permitió elevar los ingresos en áreas rurales mediante la creación de puestos de trabajo, ampliar la base impositiva, contribuir a la estabilidad rural y diversificar los productos de exportación, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Además estimuló la creación de industrias subsidiarias.

"La floricultura fue un actor clave que contribuyó a erradicar la pobreza y a atraer divisas, muy necesarias" para el país, dijo a IPS Maggie Kigozi, directora ejecutiva de la Autoridad de Inversiones de Uganda.

"Las inversiones también traerán al país más ingresos para seguir desarrollando el sector y otras áreas de la economía", añadió.

Actualmente la floricultura emplea a unos 6.000 trabajadores en Uganda. El ingreso promedio de cada uno permite mantener a una familia de seis miembros.

Se atribuye a esa industria, dependiente de las exportaciones, haber contribuido al desarrollo de un marco histórico de regulación laboral. Sólo la industria pesquera maneja un código similar.

El Código de Práctica en el Sector Hortícola de Uganda, que se terminó de redactar en 2002, establece pautas estrictas para agricultores y empresarios en materia de seguridad laboral, bienestar de los trabajadores, discriminación y equidad de ingresos.

La reglamentación coloca a esa industria a la vanguardia entre otros sectores agrícolas en materia de estándares laborales y pone al país en línea con los mayores exportadores de flores de la región.

La Asociación de Exportadores de Flores de Uganda y la empresa auditora holandesa MPS emprenden inspecciones obligatorias in-situ. La mayoría de las flores terminan en Holanda.

El primer sindicato de la industria fue creado a principios de este año en las grandes granjas de Rosebud Ltda. y Uganda Hortec después de que el Sindicato Nacional de Trabajadores Agrícolas y la Asociación de Exportadores llegaran a un acuerdo acerca de la organización sindical de los trabajadores.

"Los sindicatos desempeñaron un papel importante en la mejora de las condiciones de trabajo en la industria y se considera que son mejores que en otros sectores del país", dijo a IPS Andre de Jager, gerente de proyectos de Capacity Building Floriculture Uganda, una organización holandesa que promueve la capacitación en ese sector agrícola.

Las granjas que cultivan flores tienen una política responsable hacia sus empleados, les brindan alojamiento, almuerzo y merienda gratis, atención médica, vacaciones, pago de salarios en fecha y adelantos de sueldo, y la jornada laboral termina a las cinco de la tarde, según "Impacto de la Floricultura en Uganda", un informe elaborado por la OIT en 2000.

Esas disposiciones favorecieron la equidad de género en el mercado laboral.

"Hace unos cinco años, 84 por ciento de los trabajadores del sector eran mujeres. Hoy, el porcentaje debe ser mayor", indicó Kigozi.

La mayoría de las actividades agrícolas de Uganda tienen sindicatos, pero los otros sectores prefieren contratar hombres, según el Centro Africano de Excelencia Legal, un instituto que ofrece cursos de capacitación para abogados de las naciones de África subsahariana.

"La floricultura brinda oportunidades de empleo a los más desfavorecidos", señaló Cate Nakatugga, asistente de gerente de proyectos de la organización holandesa.

"Las mujeres rurales no tienen un nivel educativo alto y no pueden acceder a un empleo formal. El trabajo en las plantaciones de flores les permite ganarse mejor la vida", sostuvo.

La mayoría de las mujeres tienen contratos permanentes con beneficios completos, según un estudio realizado en 2006 por el Centro Internacional de Investigación y Desarrollo, una organización de investigaciones en desarrollo creada y financiada por el gobierno canadiense.

"Todos nuestros empleados tienen contratos", señaló Toby Maddison, gerente de Mellissa's Flowers.

"Las mujeres tienen derecho a tomarse 60 días por maternidad. Contamos con médicos y enfermería donde hay medicamentos que se venden a bajo precio a trabajadores y sus familias. El dinero se invierte en un fondo destinado a operaciones o se otorga a parientes que puedan sufrir complicaciones", indicó Maddison.

"También estamos por crear un laboratorio con el equipo necesario para realizar análisis del VIH (virus de inmunodeficiencia humana) y paludismo", añadió.

Los argumentos a favor de los beneficios de la industria para los empleados siguieron a un informe divulgado por la Asociación de Educación de Trabajadores de Uganda en 2005 que denunciaba despedidos cuando bajan las exportaciones o se presume que baja el rendimiento, y la exposición a químicos peligrosos.

Además, la situación de las mujeres en el sector no es tan buena como sugieren las cifras de empleo.

"Aunque muchos empresarios prefieren contratar mujeres, siguen estando en lo más bajo de la escala laboral de la industria", dijo a IPS Chido Makaunike, administrador del African Agriculture Blog, un portal de noticias destinado a actividades agrícolas en África.

"Por un lado, la floricultura ofrece oportunidades de empleo a una gran cantidad de trabajadores no calificados que suelen quedar marginados del mercado laboral. Pero, por otro lado, la equidad de género que promueve es tan baja que es difícil jactarse de algo", sostuvo.

Las características del sector en el ámbito internacional y la mayor conciencia del consumidor europeo mantienen los estándares laborales y de producción a raya.

Con todo, Kigozi considera que la floricultura marca un punto de referencia nacional para las regulaciones laborales.

"El mercado internacional exige productos y estándares de alta calidad y por lo tanto hay competencia", señaló Kigozi.

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