La feminización del VIH en Asia Pacífico avanza: casi 40 por ciento de los casos de contagio en la región implican a mujeres, según datos divulgados durante una conferencia que se celebra en la capital de Sri Lanka.
Lo más alarmante es la tasa desproporcionada de casos de VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) entre jóvenes casadas, dijo la enviada especial de la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el VIH y el Sida en Asia Pacífico, Nafis Sadik
El matrimonio y la fidelidad parecen ofrecer muy poca protección, y las normas sociales mantienen a las mujeres en la pobreza y con menos poder, añadió al participar del VIII Congreso Internacional sobre Sida en Asia Pacífico (ICAAP), que se desarrolla hasta este jueves.
"Es tiempo de darles (a las mujeres casadas) un rostro, una voz", dijo por su parte el director regional del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/Sida (Onusida), Prasada Rao
Citando un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Reao indicó que 40 por ciento de las mujeres abandonan la casa de su familia política luego de que sus esposos mueren de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), y a 80 por ciento de ellas se les niega derechos de propiedad.
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Las altas tasas de VIH entre las jóvenes asiáticas se debe en parte al hecho de que la ignorancia de las mujeres sobre su sexualidad hasta el matrimonio es visto como un valor, explicó Sadik.
La funcionaria subrayó que la educación sexual y sobre el sida entre las jóvenes es un elemento clave para combatir la epidemia.
En países como Camboya y Tailandia, más de 35 por ciento de los nuevos casos de VIH se registran entre mujeres casadas, una tendencia que preocupa a expertos, aun cuando las últimas cifras oficiales indican que hay 5,4 millones de personas contagiadas en la región, y no 8,3 millones como se calculó originalmente.
Annmaree O'Keeffe, de la agencia de asistencia internacional australiana AusAid, sostuvo que el VIH/Sida es un asunto de justicia, de educación, de negocios, de desarrollo y de género.
"Es un tema que requiere visión, liderazgo y compromiso, para asumir causas impopulares como los derechos y las necesidades de las minorías socialmente marginadas y estigmatizadas, y para desafiar normas sociales sobre género y sexualidad", sostuvo.
"La discriminación contra las mujeres, así como las desiguales relaciones de poder entre hombres y mujeres, constituyen la base de la diferencia de género que alimenta la feminización de la epidemia", dijo Sunila Abeysekera, directora ejecutiva de Inform, centro de documentación con sede en Sri Lanka sobre derechos humanos y situaciones de conflicto.
La población femenina del mundo está en un "lugar extremadamente peligroso", a pesar de tres décadas de promesas gubernamentales para proteger los derechos de las mujeres, indicó.
"La violencia sexual y la dependencia económica incrementan la vulnerabilidad de las mujeres ante el VIH. El bajo estatus socioeconómico de las mujeres en muchas sociedades las deja en una posición donde es difícil negociar un sexo seguro", añadió O'Keeffe.
El modelo de abstinencia, fidelidad y uso consistente del condón no tiene posibilidades de éxito a menos que se aborden los más amplios problemas de contexto, sostuvo.
Abeysekera, de Inform, coincidió con ella, señalando que las desigualdades de género hacen a las mujeres más vulnerables al sexo forzado, donde no pueden optar por protegerse del sida.
Además, subrayó la importancia de abordar el nexo entre el sida y la violencia contra la mujer, no solo desde un punto de vista sanitario, sino social y cultural. Pero las penas de las mujeres no terminan aquí. Una vez que adquieren el VIH, se convierten en objeto de discriminación y violencia. "El miedo las lleva a no buscar información ni a hacerse exámenes para constatar si tienen VIH y para obtener tratamiento y asesoramiento", explicó Abeysekera.
"El matrimonio está lejos de ser una garantía de seguridad para las mujeres ante el VIH", coincidió O'Keeffe, citando como ejemplos a Camboya, India y Tailandia, donde varios estudios demostraron que los esposos eran la principal fuente de la enfermedad para las mujeres.
"Y una vez que las mujeres contraen el VIH, las normas de género reinantes también incrementan la probabilidad de que sean acusadas y marginadas por sus propias familias", indicó.
En la conferencia se exhortó a los gobiernos a invertir más en educación para las mujeres con el fin de darles más oportunidades económicas y a crear un clima legal que las proteja de la discriminación.
"Tenemos que fortalecer nuestra resolución a construir un mundo en el que las mujeres sean capaces de vivir sin ninguna forma de discriminación, coerción o violencia, incluyendo la sexual", dijo Abeysekera, quien además llamó a realizar un completo análisis sobre género y destinar los fondos necesarios para el empoderamiento de las mujeres.
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