Desde que el palestino Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) tomó a la fuerza Gaza hace dos meses, Estados Unidos respalda al rival partido secular Fatah, del presidente Mahmoud Abbas. Pero el apoyo público a esta fuerza política disminuyó drásticamente.
Esto obedece a varias razones. Una de ellas es que "Abbas parece dispuesto a hacer todas las concesiones que quiere Israel sin obtener nada a cambio", dijo a IPS Essam al-Arian, dirigente de la egipcia Hermandad Musulmana.
A mediados de junio, Hamas arrebató el control de la franja de Gaza al gobierno de Abbas, respaldado por Washington, dividiendo a los palestinos en dos entidades geográficas distintas.
Desde entonces, el gobierno del presidente estadounidense George W. Bush —junto con la mayoría de los medios de comunicación occidentales— retrata la crisis como una disputa entre el "extremista" Hamas en la franja de Gaza y el "moderado" Fatah en Cisjordania.
Así lo declaró el propio Bush inmediatamente después del levantamiento.
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Israel también se apresuró a alinearse con Abbas y con su movimiento Fatah como un contrapeso "moderado" a Hamas. En un esfuerzo por aislar al movimiento islámico —que se considera a sí mismo una "facción de la resistencia" pero al que Israel llama "organización terrorista"—, el primer ministro israelí Ehud Olmert prometió calmar las tensiones en Cisjordania mientras mantiene un embargo económico contra la franja de Gaza, dominada por Hamas.
"Abbas espera que las mejoras económicas en Cisjordania, junto con las dificultades sufridas en Gaza, estimulen su base de apoyo público", dijo a IPS Emad Gad, analista en el semioficial Centro Al-Ahram para Estudios Políticos y Estratégicos y experto en asuntos israelíes.
En un intento de que Abbas endurezca su postura con Hamas, Olmert anunció a fines del mes pasado la liberación de unos 250 prisioneros pertenecientes a Fatah en cárceles israelíes.
Mientras, aliados árabes "moderados" en la región —liderados por Egipto, Jordania y los estados del Golfo Pérsico o Arábigo— siguieron la impronta estadounidense al expresar su apoyo a Abbas y a su gobierno de emergencia, liderado por Salam Fayyad.
Durante su estadía en Washington el mes pasado para reunirse con altos funcionarios del gobierno estadounidense, el canciller egipcio Ahmed Aboul-Gheit volvió a referirse a Abbas como el único representante "legítimo" del pueblo palestino.
Continuó reiterando el discurso oficial de que la toma de Gaza por parte de Hamas constituyó un "golpe militar" ilegal.
Pero aunque la mayoría de los gobiernos árabes declararon su apoyo a Abbas y a su gobierno, buena parte del público en Medio Oriente fue alterado por algunos aspectos de la trayectoria política del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
El obvio apoyo de Israel a Abbas sirvió para reforzar su imagen como aliado de facto del Estado judío contra Hamas.
"Ahora Abbas parece moverse enteramente de acuerdo con la agenda estadounidense e israelí. La ANP se ha convertido en poco más que un gerente de seguridad para la ocupación israelí", dijo a IPS Abdel Halim Kandil, ex editor en jefe del semanario opositor Al-Karama.
"Israel puede reocupar pronto la franja de Gaza con el objetivo de sacar a Hamas del poder de modo permanente. En este caso, muchos considerarán a Abbas poco más que un soldado del ejército israelí", agregó.
Siguiendo el camino trazado por Estados Unidos e Israel, Abbas se negó rotundamente a hablar con Hamas desde la toma de Gaza. "No habrá ningún diálogo con los instigadores del golpe", declaró el mandatario palestino.
Hamas, por el contrario, llamó consistentemente a celebrar negociaciones con sus rivales de Fatah. En una declaración emitida a fines del mes pasado volvió a plantear este pedido, "pese al reiterado énfasis del presidente de la ANP en su total negativa a mantener conversaciones".
Sin embargo, esa negativa del presidente palestino a negociar reforzó la percepción de que Hamas es la parte más racional del conflicto.
"Es destacable que Abbas corra para celebrar conversaciones con funcionarios israelíes que le demandan concesiones imposibles, mientras simultáneamente rechaza el diálogo con Hamas", dijo Al-Arian.
Según Kandil, la intransigencia de Abbas puede ser atribuida directamente a la cercana relación del presidente de la ANP con sus aliados en Washington.
"Abbas no puede mantener conversaciones con Hamas porque Estados Unidos e Israel no lo dejarán", aseguró.
El 8 de este mes, el líder de la mayoría de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Steny Hoyer, advirtió a Abbas que no estableciera ningún contacto, ni abierto ni encubierto, con Hamas.
"Tratar con Hamas es algo que veremos con oposición y sospechas", dijo Hoyer, según citó la prensa israelí.
La imagen de Fatah también fue empañada por revelaciones que surgieron inmediatamente después del levantamiento de Gaza, en relación a un plan fallido para extirpar el liderazgo de Hamas. Según funcionarios de ese movimiento, el "Plan Dayton" —que lleva el nombre del general estadounidense Keith Dayton— estaba programado para concretarse el 13 de julio.
La operación iba a ser liderada por el hombre fuerte de Fatah, Mohamed Dahlan, con apoyo logístico de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, dijeron miembros de Hamas.
"Ellos planeaban llevar a cabo un golpe sangriento contra Hamas, que involucrara el asesinato de cientos de personas, entre ellas líderes políticos y religiosos de Hamas. Pero nos las arreglamos para desbaratar sus planes antes de que pudieran ponerlos en práctica", dijo Yehia Moussa, de ese movimiento, según citó la prensa local el 21 de junio.
Moussa continuó diciendo que Dayton había proporcionado a Dahlan y a agencias de seguridad afiliadas a Fatah armas y municiones pesadas, con el objetivo de erradicar para siempre el liderazgo de Hamas en Gaza.
"El Plan Dayton buscaba manipular a los palestinos para que libraran una guerra entre sí", opinó Al-Arian.
Ibrahim Eissa, analista político y editor en jefe del periódico independiente Al-Dustour, dijo que creía que la toma de Gaza por parte de Hamas, el 14 de junio, había sido de naturaleza "preventiva".
"El conflicto no es entre secularistas e islamistas. Es entre agentes corruptos de Estados Unidos dentro de Fatah y quienes velan por los intereses del pueblo palestino", dijo Eissa a IPS.
La secretaria de Estado (canciller) estadounidense, Condoleezza Rice, firmó un acuerdo con Fayyad en la central ciudad cisjordana de Ramalá el 3 de este mes, comprometiendo a Washington a gastar unos 80 millones de dólares en el "desarrollo" de agencias de seguridad palestinas controladas por Fatah.
Éstas entrenarán a unidades de la guardia presidencial de Abbas a comienzos del próximo año.
"Rice no vino para ayudarnos a establecer un Estado palestino. Vino a apoyar a una facción palestina a expensas de la otra", dijo el portavoz de Hamas Sami Abuzahri, según citó el periódico Al-Ahram, buque insignia del gobierno.
Para Kandil, la erosión de la imagen de Fatah no es un fenómeno reciente.
"La decadente popularidad de Abbas y Fatah en las calles árabes y palestinas no es nada nuevo. Esto quedó totalmente en evidencia en enero del año pasado, cuando Hamas sorprendió a todos ganando una amplia mayoría en las elecciones parlamentarias celebradas de modo democrático", agregó.