LÍBANO: Refugiados palestinos torturados en cuarteles

Palestinos desplazados por los combates en el campamento de refugiados de Nahr al-Bared, en el norte de Líbano, acusaron al ejército de este país de torturar y abusar de civiles.

La lucha entre la organización islamista sunita Fatah al-Islam y el ejército libanés ingresa en su semana 12. Miles de residentes de Nahr al-Bared buscan refugio en el cercano campamento de Baddawi, algunos de los cuales fueron detenidos y describieron severos interrogatorios.

Fadi Wehbi, de 36 años, dijo a IPS que fue arrestado por cuestionar al ejército libanés al huir de Nahr al-Bared con su familia.

Lo retuvieron dos días en la cercana base militar de Kobbeh y luego lo condujeron, junto con otros hombres que escaparon de los combates, a un edificio. Él cree que se trataba de la sede del Ministerio de Defensa en Beirut.

Funcionarios lo acusaron allí de pertenecer a Fatah al-Islam, y lo mantuvieron ocho días con los ojos vendados en una celda atestada con otras personas acusadas de cargos similares. Cuando Fadi Wehbi insistió en su inocencia, comenzaron a golpearlo.
[related_articles]
"Cada vez que decía que no estaba mintiendo me golpeaban. Yo no sabía de dónde venían los golpes. Pasé la mayor parte de los ocho días con los ojos vendados y sin dormir", recordó.

Los torturadores le retorcieron brazos y piernas casi hasta hacerle perder la conciencia. Luego, Fadi Wehbi dijo que fue forzado a permanecer de pie en posiciones insoportables durante días.

"Yo esperaba que eso durara una hora o dos, pero me mantuvieron parado, esposado por la espalda y con los ojos vendados durante 36 horas", recordó.

"Cada dos o tres horas, yo caía al piso. Y apenas tocaba el piso alguien me golpeaba contra la pared. Eso ocurrió cinco o seis veces. Luego comenzó a gustarme caer, porque eso significaba que podía descansar mis piernas. Era tan doloroso que prefería caer y descansar unos segundos, aunque eso significara ser golpeado", relató.

Decenas de palestinos fueron mantenidos en una sola habitación, sin espacio para dormir y sin poder comunicarse entre sí.

"Nunca nos permitían estirar las piernas. Dormíamos esposados, sentados con la espalda hacia la pared y las piernas dobladas. Si uno estiraba las piernas, siempre había alguien allí para pegarle en ellas", continuó Wehbi.

Fadi Wehbi terminó enviado de regreso a Kobbeh, en el norte de Líbano, y se las arregló para llegar a un hospital cercano luego de su liberación.

Las secuelas psicológicas fueron extremas.

"En un punto, veía cosas irreales. Una vez imaginé una puerta abriéndose en la pared que me conducía hasta mi familia. Me paré y corrí para atravesarla. Un guardia vino y me gritó: '¿Qué está haciendo? ¿Está tratando de hacerse daño? Usted no tiene permitido lastimarse, sólo nosotros podemos hacerlo'. Y entonces comenzó a golpearme", dijo Wehbi.

El testimonio de Wehbi es similar al de decenas de palestinos, la mayoría de los cuales están demasiado aterrorizados como para dejar registradas sus vivencias. Milad Salameh, enfermero en la Clínica Shifa del campamento de Baddawi, dijo haber visto más de 30 casos de maltato a manos del ejército.

"Muchos de los pacientes que recibimos sufrieron heridas en centros de detención del ejército. Muchos llegaron con señales de torturas, abusos y golpizas. También vimos señales de choque eléctrico, y algunos incluso reportaron abusos sexuales, como violaciones con botellas", dijo a IPS.

El director del Centro, Mahmoud al-Hanafi, dijo a IPS que el ejército ha ignorado sistemáticamente los derechos humanos en su lucha contra Fatah al-Islam.

La organización exhortó al ejército y a las milicias a respetar la Cuarta Convención de Ginebra, que rige el tratamiento de la población civil en periodos de guerra.

"El ejército libanés es una institución nacional respetable. Nosotros no abusamos de civiles", aseguró a IPS el general Salah Hajj Suleiman, portavoz de esa fuerza. "El ejército libanés no arresta a nadie que no tenga problemas o antecedentes penales."

Los combates comenzaron a fines de mayo, cuando Fatah al-Islam, que en los meses previos se había establecido en Nahr al-Bared, abrió fuego contra las fuerzas de seguridad libanesas.

La batalla que se registró a continuación entre el ejército y los rebeldes dejó cientos de muertos. Muchos palestinos acusan al ejército de atacar a civiles desarmados.

Ciudadanos desplazados en Baddawi informaron al Centro Shahed que Nayef Salah Saleh, habitante de Nahr al-Bared, intentó sacar del campamento a 25 civiles a bordo de una camioneta.

Testigos alegan que francotiradores del ejército mataron a Saleh. La camioneta perdió el control hasta detenerse.

Cuando Muntaha Abu Khalil, embarazada de cuatro meses, abrió la puerta de la camioneta, quedó atrapada en una tormenta de disparos. Después el ejército rodeó el vehículo y detuvo a muchos de sus ocupantes, incluidos tres niños que, según diversos testimonios, también sufrieron torturas.

"Me cubrieron el rostro con una prenda negra, me golpearon y me dieron shocks eléctricos para forzarme a dar información sobre Fatah al-Islam", recordó uno de ellos, Amer Bahij Abdallah, de 16 años, quien aseguró no tener ningún vínculo con esa organización.

Desde que comenzaron los combates en el norte, cientos de palestinos aseguraron haber sido arrestados y golpeados en puestos de control del ejército en todo el país.

"Alrededor de 10 soldados me golpearon en un puesto de control porque estaba bromeando con un amigo", dijo a IPS un trabajador humanitario palestino de Trípoli, en Líbano, que habló a condición de mantener su identidad en reserva.

Otros, como Ahmad Hazbour, ex habitante de Nahr al-Bared, dijeron haber sido golpeados y abusados verbalmente en puestos de control, y luego detenidos.

La creación del Estado de Israel, en 1948, desplazó a cientos de miles de palestinos. Muchos llegaron a Líbano y desde entonces han vivido en densos campamentos.

Estos refugiados son legalmente considerados extranjeros y, por lo tanto, no se les reconocen muchos derechos básicos de los que sí gozan los ciudadanos libaneses.

Las autoridades de Líbano les niegan a los refugiados palestinos el derecho al trabajo, pues les prohíben desempeñarse en unas 70 ocupaciones. Tampoco pueden poseer propiedades o ingresar en la actividad política.

"El campamento fue atacado porque somos palestinos", opinó Muhammad Naddwi, habitante de Nahr al-Bared de 23 años.

Los campamentos a menudo quedan bajo fuego de varios ejércitos. El ejército libanés destruyó el campamento de Nabatiyeh en 1973, y muchos residentes de Nahr al-Bared son refugiados desplazados del campamento de Tel az-Zaatar, destrozado por fuerzas cristianas en 1976.

Con sus hogares devastados y el recuerdo de la tortura y los abusos todavía fresco, muchos palestinos de Nahr al-Bared están conmocionados y sin esperanzas.

"Algunos de ellos, cuando salieron de la detención, vinieron directamente a la clínica. No querían hablar con nadie ni ser tratados. Solamente querían un lugar seguro en el que poder estar solos y llorar", declaró el enfermero Salameh.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe