JUEGOS OLÍMPICOS-CHINA: Un año más en busca de la perfección

Nada quedará librado al azar cuando la capital del antiguo «Imperio del Centro» sea escenario de los próximos Juegos Olímpicos. Las autoridades chinas, cuidadosas de su imagen y temerosas de los deslices de relaciones públicas, realizan un meticuloso ensayo un año antes del gran evento.

Las Olimpíadas comenzarán a las ocho horas y ocho minutos del 8 de agosto de 2008. La fecha del ensayo de este miércoles no llega a ser tan redonda, pero esto no impide que todos los esfuerzos se concentren en la búsqueda de la perfección.

Una gala televisada, con discursos de funcionarios de gobierno y del Comité Olímpico Internacional, marcará la apertura de las "mini-Olimpíadas", que consistirán en 10 eventos deportivos internacionales.

Los Juegos Olímpicos de Beijing serán los más costosos de la historia: la capital china gastó ya 10 veces más de los 4.000 millones de dólares que invirtió Atenas en infraestructura para los juegos de 2004. Las autoridades hablan de "una oportunidad única" para que China exhiba su capital modernizada y sus avances económicos y culturales.

En Beijing, el ascenso de la China moderna se refleja de manera simbólica en las flamantes construcciones de estilo futurista, aparentemente erigidas de la noche a la mañana, como el estadio nacional que parece un nido de pájaro y el centro de natación cerrado que se asemeja a un cubo de agua.

Para cuando comiencen los Juegos, dentro de un año, la capital contará también con una despampanante terminal nueva y un tren de alta velocidad en su aeropuerto internacional, además de un flamante sistema de transporte subterráneo y 11 instalaciones deportivas de clase mundial.

Un teatro de ópera ultramoderno y una nueva torre de televisión diseñada por el famoso arquitecto holandés Rem Koolhaas serán otras de las maravillas arquitectónicas que se agregarán al paisaje ciudadano de Beijing.

Pero la arquitectura e infraestructura de vanguardia son solo parte de la radical renovación de imagen que las autoridades de la ciudad han planificado. Beijing también quiere descontaminar su ambiente y agilizar su tránsito, tarea que parece bastante difícil.

La ciudad prometió "Olimpíadas verdes" e invirtió 13.000 millones de dólares en su ambiente, aumentando el consumo de energía "limpia" y plantando 28 millones de árboles.

Preocupadas por el humo que cubre la ciudad de forma permanente, las autoridades municipales dispusieron que un millón de automóviles se retiren de las calles este mes, y las medidas de control del tránsito y del smog se volverán cada vez más estrictas.

Casi todas las centrales de energía fueron excluidas del centro de la ciudad, al igual que todos los hornos de carbón. La mayor contaminadora de la capital (Shougang Corp, la tercera mayor fábrica de acero del país) fue desplazada hacia una isla en la vecina provincia de Hebei.

"El aire limpio y el cielo azul es importante no solo para la ceremonia de apertura de los Juegos, sino también para los atletas y los residentes locales", destacó Wang Wei, vicepresidente ejecutivo del Comité Organizador de Beijing para los Juegos Olímpicos, en una rueda de prensa esta semana.

"Lo que más nos importa no es la imagen, sino la salud de las atletas y de las personas, incluidos los visitantes, durante los juegos", agregó.

Beijing declaró que los Juegos Olímpicos de 2008 serán "las Olimpíadas del Pueblo". Pero hay quienes desconfían de esta intención declarada del gobierno.

El Centre on Housing Rights and Evictions (Centro por el Derecho a la Vivienda y contra los Desalojos), con sede en Ginebra, afirmó que al menos 15 millones de personas han sido desplazadas para dar lugar a la renovación de Beijing. Observadores independientes insisten en que hasta tres millones de habitantes fueron desalojados en el proceso de modernización de la capital, muchos de ellos por la fuerza.

"Detrás de las Olimpíadas hay codiciosos urbanizadores", afirmó Zeng Xiaoyan, cuya casa en el distrito Dongcheng de la capital fue demolida el año pasado. "Una vez que se dieron cuenta de cuánto dinero podrían hacer con estas tierras, no hubo nada que pudiera detenerlos", agregó.

Pero las expresiones de desacuerdo con el gigantesco proyecto de ingeniería social de Beijing han estado llamativamente ausentes de los medios de prensa. Los diarios oficialistas prefieren concentrarse en los esfuerzos de las autoridades municipales por erradicar los arraigados hábitos de sus habitantes de escupir, adelantarse en las filas, fumar, maldecir o arrojar basura en la calle.

El China Daily describió esos hábitos como "enfermedades arraigadas que empañan la imagen de la ciudad capital". El gobierno municipal anunció multas de hasta 50 yuanes (6,5 dólares) para quienes sean vistos escupiendo en público y amenazó con vigilar la industria de los servicios para controlar que el trato ofrecido sea amable.

Aun los habitantes más ancianos, testigos de varias campañas de patriotismo y moralidad en los primeros años del régimen comunista, están impresionados por esta implacable campaña por la perfección.

"Me pregunto si pueden lograr que todo, desde los edificios hasta la gente, sea perfecto", comentó el profesor universitario retirado Dong Yaohui. "¿Acaso tiene que serlo?", preguntó.

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