AMBIENTE-PACÍFICO SUR: Historia de dos especies

Las evidencias sobre la extinción de los delfines del río Yangtze en China eleva el temor de los conservacionistas del Pacífico Sur por el destino de ciertas especies migratorias de tortuga marina.

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La tortuga laúd (Dermochelys coriacea), el mayor entre los cetáceos vivos, está en peligro en el océano Pacífico.

Ésta podría ser la primera de las especies de tortuga en desaparecer de la región a menos que se tomen medidas, dijo Penina Solomona, encargada de Marina Regional del Programa del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) para el Pacífico Sur.

La tortuga figura entre los pocos grupos de especies que sobrevivieron a la era de los dinosaurios.

Solomona señaló, entrevistada para este informe, que el WWF estaba preocupada por el paralelismo entre la extinción del delfín de aleta blanca del río Yangtzé y las tortugas del Pacífico Sur.
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La contaminación de las aguas, la pesca intensiva y el congestionado tráfico naviero suponen amenazas similares para las tortugas oceánicas, explicó.

"El Pacífico representa una oportunidad para que los seres humanos comprometan sus emociones con la posibilidad de que sus acciones puedan conducir a la extinción de un animal", sostuvo.

Craig Morley, biólogo conservacionista de la Universidad del Pacífico Sur, dijo que la principal causa de extinción de los delfines de aleta blanca es la caza incesante, seguida por la destrucción del hábitat provocada por la construcción de represas y el drenaje de agua para la agricultura, así como por la contaminación.

Morley agregó que el mismo patrón destructivo puede observarse en el océano Pacífico.

"Una vez que la población de una especie queda por debajo de cierta magnitud, puede caer en lo que llamamos el vórtice de extinción, guiado por la pérdida de diversidad genética (que aumenta la probabilidad de enfermedades y endogamia), desequilibrios demográficos (más de un sexo que de otro), el Efecto Allee (cuando no pueden hallar compañeros reproductivos)", y son más propensas a inundaciones y sequías, explicó.

"El problema es que no hemos aprendido las lecciones del pasado o lo que ocurre en otras partes", dijo Morley.

Los delfines de aleta blanca son figuras de fuerte simbolismo en la cultura y el folklore de China, la tortuga de mar lo es de las culturas y tradiciones de las islas del Pacífico.

Pero la fuerza cultural no protege a los delfines ni a las tortugas, que son preciadas por su carne en las islas del Pacífico.

Morley señaló que muchos habitantes de la zona desafían prohibiciones y capturan tortugas de modo indiscriminado, pero aclaró que se trata de cazadores oportunistas.

Lo hacen con fines comerciales a pesar de la ilegalidad, y no siempre para banquetes o acontecimientos culturales y tradicionales, ocasiones en que la caza, a veces, está permitida.

En Fiji rige una moratoria de la caza comercial y la venta de tortugas por cinco años, que finalizará en 2008. Pero "es una pérdida de tiempo, dado que los políticos no proporcionan fondos para aplicar esta prohibición", dijo Morley. La venta y el consumo de la carne del animal es común.

"Esto es típico de muchos tratados conservacionistas: se firman pensando que son todo lo que se necesita, pero nadie actúa en consecuencia", expresó Morley.

Varias especies de tortuga marina son capturadas con fines gastronómicos, pero la gigantesca tortuga laúd es la más amenazada, dado que se la caza y se la mata de modo accidental en la pesca con palangre, la técnica que emplea varios anzuelos dispuestos a lo largo de una línea.

Actualmente se la considera "en peligro crítico" y muchos científicos temen que sufrar el mismo destino que el delfín de aleta blanca.

"Al actual ritmo, llegará el momento en que las tortugas no existirán más", aseguró Solomona.

Según Ken Kenneth MacKay, director del Instituto de Recursos Marinos de la Universidad del Pacífico Sur, alrededor de 1.000 hembras de las tortugas laúd anidan anualmente en el Pacífico Occidental, en países como las islas Salomón, Vanuatu y Papúa Nueva Guinea, con avistamientos ocasionales en Fiji.

MacKay señaló que un millar de especímenes no era mucho en términos de población sustentable.

Los delfines de aleta blanca también sucumbieron a la implacable campaña de China por mantener su crecimiento económico de dos dígitos, al convertirse su hábitat, el río Yangtze, en una de las rutas más congestionadas del mundo en materia de buques.

Morley opinó que el desarrollo sin control planteaba una amenaza "potencialmente enorme" para los esfuerzos de conservación.

Junto con la pesca, el turismo es un importante generador de divisas extranjeras en muchos estados insulares en desarrollo.

"En algunos casos, el turismo prevalece sobre la conservación y, como consecuencia, los lugares donde las tortugas anidan y se alimentan son eliminados", explicó Solomona.

Muchos pequeños estados insulares en desarrollo afrontan falta de recursos para conservar especies y recuperar las amenazadas de manera efectiva, agregó.

Como tales, los esfuerzos de conservación no figuran como una prioridad en sus agendas nacionales.

La inestabilidad política también afecta el aporte financiero hacia los esfuerzos de conservación, señaló Solomona.

El gobierno coopera pero se requiere más ayuda, opinó, particularmente para proteger a las tortugas donde son más vulnerables: las playas en las que anidan.

Los esfuerzos de gobiernos, usuarios de recursos tradicionales, público y medios de comunicación tienen que ser más coordinados y coherentes, añadió.

La implementación de políticas como la moratoria en Fiji y otras regulaciones pesqueras en otras partes del Pacífico también deberían ser prioritarias, así como concretar "un cambio en la actitud hacia estos animales".

Es preciso "advertir que las tortugas no se reproducen rápidamente, pues les lleva años desovar", enfatizó Solomona.

Para Morley, la situación exige acciones radicales. "El público debe darse cuenta de lo que ocurre. Durante demasiado tiempo guardamos silencio. Necesitamos que la conservación alcance un perfil mucho más elevado que el actual".

La sensación entre los expertos en Fiji es que, así como la desaparición del delfín de aleta blanca hizo sonar la alarma, pronto también las tortugas podrían convertirse en monumentos históricos a menos que se tomen medidas urgentes.

* Este artículo es parte de una serie sobre desarrollo sustentable producida en conjunto por IPS (Inter Press Service) e IFEJ (siglas en inglés de Federación Internacional de Periodistas Ambientales).

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