La percepción de que obtendrán muy poco por lo mucho que van a perder llevó a varias naciones africanas a rechazar propuestas incluidas en los nuevos convenios comerciales de la Unión Europea con sus ex colonias, previstos para que entren en vigencia en enero.
Gobiernos de África oriental y austral indicaron que sólo suscribirán algunas partes de los Acuerdos de Asociación Económica (EPA, por sus siglas en inglés), que se vinculan con el desarrollo y el acceso al mercado.
Esos convenios reemplazarán al Acuerdo de Cotonou, firmado en junio de 2000 en la capital de Benín para regir las relaciones entre la Unión Europea (UE) y 79 países del grupo de África, el Caribe y el Pacífico (ACP), que expira el 31 de diciembre.
Ese acuerdo, a su vez, reemplazó a la Convención de Lomé, firmada en la capital de Togo y que se mantuvo vigente durante 25 años.
El Acuerdo de Cotonou fue más amplio que su predecesor y entre sus objetivos estaba "erradicar la pobreza, el desarrollo sustentable y la integración gradual de los países ACP en la economía mundial".
Los 16 países del Mercado Común de África Austral y Oriental (Comesa), reunidos en Port Louis, Mauricio, del 3 al 5 de este mes con motivo de un foro regional, acordaron una estrategia común para presentar en la próxima ronda de negociaciones por los EPA de septiembre.
Los 16 miembros de Comesa, representados por no menos de cinco grupos económicos que se superponen y en ocasiones compiten, no tienen otra opción más que firmar los artículos vinculados al mercado, del nuevo pacto, para mantener un acceso preferencial a los mercados europeos y ceñirse a las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
En este momento, las ex colonias europeas reunidas en el grupo ACP tienen beneficios comerciales no recíprocos con el bloque que integran muchas de sus metrópolis, como el acceso a sus mercados, pero son incompatibles con las normas de la OMC.
Los nuevos términos comerciales se renegociaron mediante la creación de los EPA, acorde con las normas de la OMC, cuya entrada en vigor se prevé para el primer día de 2008.
Pero las negociaciones en el marco de los EPA se complicaron pues algunos países temen que sus economías no puedan resistir la competencia de productos europeos hasta dentro de varios años.
Los representantes de Comesa señalaron en una reunión realizada en febrero en Bruselas, que la posible pérdida de ingresos de muchos estados africanos que dependen de los aranceles obligaría a la UE a añadir 2.000 millones de euros (más de 2.500 millones de dólares) a su paquete asistencial para 2010, en caso de permitir el ingreso de productos europeos a sus mercados.
Comesa también quiere que la UE comprometa más fondos para el desarrollo a cambio de disminuir sus impuestos.
La UE fue acusada por algunos especialistas en política comercial y alimenticia de los países en desarrollo de aplicar políticas de "tolerancia cero" a las importaciones de alimentos que, según ellos, tienen más que ver con la protección de sus industrias agrícola y pesquera, fuertemente subsidiadas, que con una cuestión de seguridad pública.
Otro error, según observadores africanos, es la insistencia de la UE en considerar a Sudáfrica como estándar para evaluar la capacidad de todo el continente de resistir a la pérdida de ingresos cuando entren en vigor los EPA.
"Ese parece ser un conflicto fundamental de paradigmas y es muy difícil saber cómo se va a superar", señaló Brendan Vickers, especialista en comercio multilateral del Instituto para un Diálogo Global, de Sudáfrica.
"La Comisión Europea no considera todas las variables y no comprende que no se trata sólo del mercado sudafricano, sino de los de otros países, algunos de los cuales son menos desarrollados", explicó.
Sudáfrica, con abundantes recursos naturales, grandes negocios y un buen sistema de comunicaciones terrestre, tuvo un producto interno bruto por habitante de 13.300 dólares el año pasado, a pesar de que las cifras de desempleo rondan 25 por ciento de la población económicamente activa.
La Oficina de Investigaciones Económicas de Sudáfrica informó este mes que el crecimiento del producto interno bruto de ese país se mantiene fijo en cinco por ciento.
En cambio, el producto interno bruto de Mozambique en el mismo periodo fue de 1.500 dólares por habitante. El de Kenia fue de 1.200 dólares y el de Tanzania de 800 dólares.
Está previsto un periodo de transición para disminuir las barreras comerciales, pero muchos analistas temen que cualquier acuerdo que contemple asuntos como la producción y el suministro dentro cada economía particular va a perjudicar más al comercio bilateral de lo que lo va a beneficiar.
"Si analizas los estudios acerca del impacto de los EPA en el ámbito nacional, descubrirás que los acuerdos recíprocos de libre comercio serán devastadores para el sector industrial, por las ingresos arancelarios", indicó Vickers.
"Es necesaria una cooperación para el desarrollo mucho mayor para resolver estas cuestiones", subrayó.