Priscilla Ndlovu cree haberlo visto todo. Integra una organización que atiende en sus propios hogares a portadores del virus del sida, que en Zimbabwe afecta a uno de cada cinco adultos.
"Resulta triste, con la pobreza que sufre la gente y el modo en que se maneja la epidemia, que la lista de pacientes que solicitan nuestros servicios siga aumentando", dijo Ndlovu, de 43 años, a IPS.
Familias antes reticentes a admitir que extraños atiendan a un pariente enfermo en sus hogares cada vez reclaman más estos servicios.
"Algunos todavía se resisten a decirlo abiertamente. No hemos visto muchos cambios de comportamiento mientras nos ocupamos de enfermos de sida, incluso de 15 años", señaló Ndlovu.
Ésta es una de las muchas mujeres de Bulawayo —la segunda ciudad de Zimbabwe— que se convirtieron en heroínas comunitarias por luchar contra la peor crisis social y sanitaria de la historia del país.
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Estas activistas desarrollan su misión de asistencia en momentos en que el gobierno está muy presionado por la falta de recursos y cientos de profesionales de la salud abandonan el país en busca de empleo en el exterior.
Desde hace años, cuando enfermeras y médicos hacen huelga, sus tareas son cubiertas por la organización dedicada a la atención hogareña que Ndlovu integra.
El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida) señaló el año pasado entre sus prioridades las mejoras en la calidad de la atención en los hogares de personas que viven con VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida).
Onusida calcula que alrededor de 1,3 millones de niños de Zimbabwe quedaron huérfanos a causa del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
Este país, al igual que otros de África subsahariana como Botswana y Sudáfrica, no parecen en camino de reducir la incidencia del VIH como indica el sexto Objetivo de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio, también referido al paludismo y la tuberculosis.
Las proveedoras de cuidados en el hogar asisten en Bulawayo a portadores y enfermos en situación desesperada. La crisis económica nacional los ingresos, y, al mismo tiempo, elevó la explotación sexual comercial en localidades fronterizas y en las principales ciudades del país.
Organizaciones no gubernamentales locales temen que algunos pueblos y ciudades se hayan convertido en caldo de cultivo del VIH.
Gifford Hlatshwayo, educador del Consejo Nacional de Sida, dijo que las continuas dificultades empujan incluso a niñas pequeñas a ganarse la vida prestando servicios sexuales a adultos.
"Es triste que esto suceda cuando cunden tantos riesgos. Cada vez más portadores dicen que quiere poner fin a sus vidas porque descubrieron su condición", señaló.
Por las noches, en la localidad rural de Plumtree, a pocos kilómetros de la frontera, mujeres jóvenes se ofrecen en las calles en procura de pulas, la moneda de Botswana, más sólida que el dólar zimbabwense.
Muchos enfermos son conducidos en carretilla por familiares suyos al hospital estatal Mpilo, en Bulawayo. Faltan ambulancias para transportar a los enfermos por la escasez de combustible.
Organizaciones no gubernamentales dedicadas al control del VIH/sida desconfían de las estadísticas gubernamentales, distorsionadas porque la fragilidad del sistema de salud dificulta la detección del virus, según trabajadores del sector.
"Unos pocos portadores piden medicinas antirretrovirales, pero mi experiencia indica que eso no refleja la cantidad de infecciones en la ciudad", dijo a IPS un profesional que trabaja en el hospital Mpilo para la organización Médicos Sin Fronteras y que solicitó reserva sobre su identidad.
"Muchos pacientes todavía están 'en el armario' (mantienen su condición en reserva) y así mueren. Por lo tanto, es extremadamente difícil saber si estamos ganando en esta lucha", afirmó el médico.
Pero Joshua Chigodora, del Servicio de Información sobre el VIH/Sida en África Austral, enfatizó que Zimbabwe "es uno de los pocos países africanos que experimentaron una reducción en la prevalencia del VIH".
Datos clínicos indican que la proporción de portadoras entre las mujeres embarazadas que reciben atención prenatal cayó de entre 30 y 32 por ciento a comienzos de este decenio a 24 por ciento en 2004, según Onusida.
El porcentaje de portadores de VIH entre los adultos en general cayó a 20,1, según esta agencia de la ONU.
Sin embargo, el Concejo de Bulawayo advirtió que se agota el espacio en los cementerios a causa de la gran cantidad de muertes relacionadas con el sida.
Un portavoz del Concejo explicó que se tornó difícil para las autoridades locales documentar las infecciones con VIH debido a la falta de recursos.
"El trabajo de las cuidadoras en los hogares refleja el alcance de la pandemia. En el Concejo no sabemos cómo hace sus cálculos el gobierno, pero nuestra experiencia sugiere que los números no bajan", dijo a IPS el funcionario.
La de Bulawayo es uno de los municipios de Zimbabwe a cargo del Movimiento para el Cambio Democrático, el principal partido opositor.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, excluyó el mes pasado a Zimbabwe de un paquete de asistencia financiera para la lucha contra el VIH/sida en África, medida que limitará aun más los esfuerzos por cumplir el sexto Objetivo de Desarrollo del Milenio.