Fueron 255 prisioneros palestinos los que subieron este viernes a autobuses de vidrios oscuros en la cárcel de Ketziot, en el sur de Israel, para iniciar la travesía hacia la ciudad cisjordana de Ramalá y hacia la libertad.
En la sede de la presidencia de la Autoridad Nacional Palestina en esa ciudad, miles de personas levantaron en andas a los recién liberados, y poco después se dirigieron a una enorme tienda de campaña a pronunciar las oraciones islámicas vespertinas.
"Esto es el comienzo", dijo el presidente palestino Mahmoud Abbas. "Debemos continuar hasta que todo prisionero regrese a su hogar."
Abbas se refería a los casi 10.000 palestinos encerrados en cárceles israelíes.
La gran mayoría de los liberados este viernes pertenecían al partido secular Fatah, que lidera Abbas. Su libertad es uno en la serie de gestos israelíes para apuntalar la figura del presidente palestino, socavada tras la toma del control de Gaza por parte del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) el mes pasado.
En las últimas semanas, Israel, con apoyo de Occidente, acordó otras medias para fortalecer a Abbas, como el fin de la temporada de caza en Cisjordania de 178 combatientes de Fatah incluidos en su lista de "más buscados".
Las milicias de este partido, por su parte, entregaron sus armas a la Autoridad Nacional Palestina, y firmaron un compromiso para poner fin a los ataques contra Israel.
El primer ministro israelí Ehud Olmert comenzó, a su vez, a transferir a Abbas parte de los cientos de millones de dólares en impuestos aduaneros que su país cobra en nombre de la Autoridad Nacional Palestina, congelados cuando Hamas, que se rehúsa a reconocer el Estado judío, alcanzó la mayoría del parlamento en 2006.
Funcionarios israelíes consideran que estos gestos ayudarán a reanudar las bloqueadas conversaciones de paz.
"Confiamos en que los pasos combinados dados por el gobierno israelí y el gobierno palestino abran un nuevo periodo de cooperación y diálogo, y que revirtamos la dinámica negativa", dijo el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Mark Regev.
Es poco probable, sin embargo, que las medidas israelíes vuelvan a encender un diálogo serio, pues la brecha de expectativas entre Olmert y Abbas es demasiado profunda.
"La política de ustedes es de pequeños cambios. Hacen un poco aquí, un poco allá. Israel, un país fuerte y grande, puede permitirse ser más audaz", dijo al diario israelí Yediot Ahrronot este viernes el primer ministro palestino designado por Abbas tras el desmantelamiento del gobierno de Hamas, Salam Fayyad.
Los palestinos pretenden comenzar a discutir las cuestiones clave del conflicto con Israel, como el futuro de Jerusalén, las fronteras del nuevo estado y el destino de los exiliados.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, propuso una cumbre regional para renovar el diálogo. "Lo mejor que podríamos hacer en una reunión así es concentrarnos en lo sustancial", dijo Saeb Erekat, ex jefe de los negociadores palestinos y actual asesor de Abbas.
"Necesitamos esta cumbre para concentrarnos en la implementación" de los acuerdos ya alcanzados, "en la transformación de las palabras en hechos", agregó. "Eso restaurará la credibilidad del proceso de paz", sostuvo Erekat.
Pero Olmert, dispuesto a emitir señales para consolidar la confianza entre las partes, no tiene intenciones de discutir cuestiones de envergadura como las fronteras del futuro estado palestino y la situación de los refugiados.
La portavoz del primer ministro Miri Eisen explicó: "Estamos dispuestos a hablar sobre asuntos de 'horizonte político' y sobre cómo alcanzar la visión de dos estados para dos pueblos. Pero hemos sido muy claros en que no lo estamos para discutir, en esta etapa, los tres asuntos clave: fronteras, refugiados y Jerusalén."
A nadie sorprendió que Hamas rechazara la propuesta de cumbre y criticara el acuerdo de amnistía entre Israel y Abbas, que incluye solo a combatientes de Fatah. El movimiento islamista considera que se trata de un intento de dividir a los palestinos.
"Condenamos esta cumbre estadounidense, que tiene la intención de servir a los intereses del enemigo sionista", dijo el portavoz de Hamas, Ismail Radwan.
El primer ministro palestino destituido por Abbas y que se considera al frente del gobierno, Ismail Haniyeh, advirtió que la liberación de los prisioneros palestinos es un "soborno político".
Abbas llamó a Israel a avanzar en conversaciones hacia un acuerdo final y a crear cuanto antes un estado palestino dentro de fronteras provisionales.
Circulan en Israel versiones insistentes sobre la intención de Olmert de una retirada unilateral de Cisjordania. Pero con Hamas controlando Gaza y Abbas tratando de recuperar la credibilidad entre los palestinos, el primer ministro israelí, que también lucha por su supervivencia política, no tiene mucho margen para hacer concesiones significativas más allá de los gestos desplegados en las últimas semanas.