La ciudadanía de Kurdistán discute con pasión el papel que se reservará al Islam en la próxima Constitución de esta región septentrional de Iraq, que goza de amplia autonomía.
La Constitución nacional iraquí establece que el Islam es la religión oficial del país y fuente de legislación. Pero no todos quieren eso para la carta política.
Fuerzas seculares exigen separar claramente la religión del Estado, mientras que los más religiosos insisten en que el Islam debería ser, al menos "una fuente principal de legislación", si no "la principal".
Los kurdos han manejado sus propios asuntos con cierta independencia del poder central iraquí desde 1991, cuando el régimen de Saddam Hussein (1979-2003) fue derrotado por Estados Unidos y otros países en la guerra del Golfo de 1991, pero nunca aprobaron una constitución.
Ahora que redactarán una, surgieron las divisiones.
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El artículo siete del proyecto destaca la identidad musulmana de la mayoría del pueblo de Kurdistán, y reconoce "los principios de la sharia (ley islámica) como una de las fuentes de legislación".
Los secularistas quieren omitir esta referencia al Islam y a la "identidad musulmana" de la sociedad kurda, porque, a su entender, restringirá los derechos de grupos sociales y de minorías religiosas.
"Las mujeres serán las más perjudicadas por una Constitución religiosa, y sus derechos en términos de divorcio, herencia, testimonio y otros serán violados", dijo la legisladora local Sozan Shahab.
La parlamentaria recabó, junto con otros activistas, más de 4.000 firmas para eliminar el proyectado artículo siete.
Bajo los regímenes islámicos, una mujer obtiene como herencia la mitad que un hombre con la misma relación de parentesco con el fallecido. En los tribunales es necesario el testimonio de dos mujeres para igualar el de un hombre.
Una versión temprana del proyecto de Constitución, que consta de 160 artículos, fue difundida a fines de septiembre pasado. El parlamento kurdo recibió más de 10.000 propuestas para enmendar el texto.
Tras su aprobación en el parlamento regional, la iniciativa será sometida a referendo en las provincias de Arbil, Sulaimaniya y Dohuk, lo cual, según legisladores, ocurrirá en 2008 o aun después.
Los dos poderosos partidos kurdos, la Unión Patriótica de Kurdistán, liderada por el presidente iraquí Jalal Talabani, y el Partido Democrático de Kurdistán, liderado por el presidente regional Massoud Barzani, dicen apoyar una Constitución secular.
Pero en el proceso de redacción, ambos admitieron demandas de partidos islámicos chiitas en sentido contrario.
Eso presenta un serio desafío, pues la ley fundamental iraquí establece que las constituciones regionales no deberían contradecir a la nacional. Kurdistán es hoy la única región autónoma dentro del país.
"En términos legales, si no se menciona el Islam no se violará la Constitución iraquí", dijo Shahab.
Los islamistas, obviamente, rechazan a una Constitución secular, la cual, según ellos, ignoraría la voluntad del pueblo musulmán de Kurdistán.
"El Islam no es una religión que solamente concierne al aspecto personal y moral de las vidas humanas. Es una religión completa con reglas para todos los aspectos de la vida, desde lo social a lo económico, lo político y lo militar", dijo a IPS el legislador regional Hassan Babakr, del Grupo Islámico de Kurdistán.
Los musulmanes constituyen la vasta mayoría de la población en Kurdistán, por lo que "la Constitución regional debería darle un papel fuerte y destacado al Islam", opinó.
Babakr, cuyo partido tiene apenas seis escaños, criticó al Partido Democrático de Kurdistán y a la Unión Patriótica de Kurdistán por caer bajo "la hegemonía de Estados Unidos y Occidente sobre el mundo islámico", y la influencia de la "presencia militar estadounidense en Iraq".
En lo que fue interpretado como un claro respaldo a un frente secular, Barzani dijo ante un auditorio de cristianos y yazidis —seguidores de una antigua fe mesopotámica— que "la religión debería estar separada del Estado".
La región kurda alberga a decenas de miles de cristianos y yazidis, que se oponen a una Constitución islamista.
En medio de campañas y contracampañas para influir en el borrador constitucional, tanto Shahab como Babakr dicen que no abandonarán sus esfuerzos hasta encontrar el "éxito".
Pero coinciden en una cosa: no votarán un proyecto en un referéndum si no es lo que quieren.