La mayor morgue de la oriental provincia iraquí de Diyala está desbordada. Sus funcionarios dijeron que tuvieron que cavar fosas comunes para colocar los cuerpos.
Cada vez aparecen más cadáveres de víctimas de la violencia diaria en esta ciudad, capital de Diyala, unos 50 kilómetros al noreste de Bagdad.
"La morgue recibe en promedio unos cuatro o cinco cuerpos todos los días", dijo a IPS Nima Jima'a, funcionario de esa dependencia.
"Muchos más son arrojados en ríos y granjas. A veces sucede que sus propios asesinos los entierran. La cantidad de muertos que recibimos nosotros es sólo una pequeña fracción de todos los que hay", explicó.
Las ambulancias, que volvieron a circular tras varias semanas de prohibición, comenzaron a levantar cuerpos caídos en los últimos combates. Pero también encontraron cráneos y otros huesos, pruebas de matanzas sucedidas hace mucho tiempo.
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El manejo de los restos se hace difícil. Como toda la ciudad, la morgue sufre continuos cortes de energía eléctrica. Hace dos semanas se apagaron dos de sus refrigeradores. El hedor por la descomposición de los cuerpos golpea a los transeúntes a 100 metros de distancia.
Funcionarios de la morgue indicaron a IPS que un comandante del ejército de Estados Unidos les ordenó hace poco enterrar todos los cuerpos en tres días.
"El domingo sacamos 30 cadáveres del refrigerador, le pusimos un nombre a cada uno y los colocamos en bolsas de plástico suministradas por efectivos estadounidenses. Pedimos a las familias que miraran los cuerpos. Luego se enterraron todos juntos", contó Kareem al-Rubaee a IPS.
Se especula que ahora será necesario hacer entierros colectivos cada 15 o 20 días para mantener intacta la capacidad del refrigerador, explicó Al-Rubaee.
Las familias suelen tener dificultades para identificar y recoger los cuerpos, según funcionarios de esa dependencia, porque es extremadamente peligroso desplazarse en la ciudad. Además, la mayoría de los cadáveres nunca llegan a la morgue para ser identificados o contados.
Muchas víctimas que murieron a causa de incursiones aéreas de Estados Unidos quedaron sepultadas bajo los escombros de sus casas durante varios días, a veces incluso semanas, según varios vecinos.
La operación militar en esta ciudad apuntaba a los líderes de la red terrorista Al Qaeda, pero se especula que éstos huyeron antes del inicio de la ofensiva.
Los residentes se sienten blanco de las matanzas de todas las facciones iraquíes enfrentadas. Organizaciones terroristas extranjeras, que dicen seguir el modelo de Al Qaeda, secuestran a personas de las que luego no se sabe nada.
Células de Al Qaeda matan a sus víctimas y luego tiran sus cuerpos en lugares elegidos especialmente, a los que llaman "zona de ejecución", como forma intimidatoria.
Vehículos policiales y ambulancias recogen los cadáveres de esos lugares y los trasladan a la morgue.
Baquba no estaba preparada para esa cantidad de muertos, y sólo tiene un pequeño depósito de cadáveres y recursos limitados para realizar los procedimientos necesarios.
"Cuando llegan los cadáveres, tomamos al menos dos fotografías desde diferentes ángulos", dijo a IPS Mohammed Abid, de la morgue. "Por lo general llegan sin ninguna identificación. Es un problema para los familiares, para quienes las fotografías no bastan porque los rostros suelen estar deformados por torturas o disparos".
Los refrigeradores de la morgue están llenos, y los trabajadores conocen historias terribles de los intentos por llegar a los cuerpos para su identificación.
"La fotografía de mi hermano está en la computadora, pero no pudimos llegar hasta el cuerpo porque lo tenía otra familia", dijo a IPS Naser Sattar, un maestro de 52 años. "Creyeron que era su hijo porque estaba deformado", explicó.
"Me acerqué a esa familia, recuperé a mi hermano y luego lo enterramos", añadió.