ENERGÍA-SUDÁFRICA: Con el sol en el grifo

Los calentadores solares de agua permiten ahorrar dinero, aumentar la seguridad energética local y nacional, y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático. Pero en los techos de Sudáfrica prácticamente no se ven.

Paneles solares en los techos de Ciudad del Cabo. Crédito: Suntank Solar Water Heating
Paneles solares en los techos de Ciudad del Cabo. Crédito: Suntank Solar Water Heating
Según una investigación publicada este año por Sustainable Energy Africa, una organización no gubernamental con sede en Ciudad del Cabo, menos de uno por ciento de los hogares tienen calentadores solares de agua, aunque Sudáfrica es bañada generosamente por la luz del sol.

Ahora, Ciudad del Cabo planea cambiar esta situación, con una nueva Norma de Calentadores Solares de Agua.

La iniciativa es una respuesta a la gran cantidad de cortes de electricidad que la ciudad padeció hace aproximadamente un año, cuando diversos factores hicieron que los dos reactores de la Estación Koeberg de Energía Nuclear funcionaran por debajo de su plena capacidad al mismo tiempo.

Uno de los reactores necesitaba reparaciones tras sufrir daños causados por un generador, mientras el segundo era recargado de combustible.
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El ministro de Empresas Públicas, Alec Erwin, inicialmente sugirió que el generador había sido saboteado, pero luego lo negó.

Unos 400 de los 4.300 megavatios por hora requeridos diariamente por Ciudad del Cabo y sus alrededores quedaron sin suministro durante aproximadamente cinco meses, subrayando el peligro de que estas áreas dependieran tanto de una sola central energética.

La tecnología de los calentadores solares de agua, disponible por lo menos desde los años 50, parece bien posicionada para convertirse en una de las fuentes energéticas alternativas que Ciudad del Cabo necesita claramente.

Los calentadores son relativamente caros de instalar. Su precio oscila entre 555 y 2.085 dólares. Pero requieren poco mantenimiento y también duran unos 25 años. Esto habilita a los usuarios a recuperar los costos de instalaciones con los futuros ahorros de electricidad.

Bajo la regulación propuesta —la primera de su clase en Sudáfrica—, se pedirá que la mayoría de los nuevos edificios (y de aquellos que están siendo renovados) por un valor superior a 70.000 dólares satisfagan por lo menos 60 por ciento de sus requisitos de calentamiento de agua con energía solar.

La Estrategia de Energía y Cambio Climático de 2005 para la ciudad se fijó el objetivo de que, para 2010, 10 por ciento de todos los hogares usen sistemas de energía solar para calentar agua. Cálculos oficiales sitúan a la población de Ciudad del Cabo en 3,23 millones.

Pero la legislación no aborda el problema de los altos costos de instalación. Junto a una falta de incentivos, esto es visto como una de las razones más importantes por las que la gente no compra calentadores solares de agua.

El director de manejo de recursos ambientales de Ciudad del Cabo, Osman Asmal, aseguró que se estudian incentivos y opciones de financiamiento.

La Norma de Calentadores Solares de Agua no fue planificada aisladamente de otros programas nacionales y regionales de eficiencia energética, subrayó.

Eskom, la empresa nacional de electricidad, anunció subsidios significativos para instalar esos calentadores, y Ciudad del Cabo intenta asegurarse de que sus habitantes puedan beneficiarse de este programa.

El solo hecho de aumentar la cantidad de calentadores en funcionamiento también supone un desafío.

"No hay dudas de que la capacidad de instalación será un problema. Todavía no tenemos suficientes plomeros y electricistas calificados", indicó Nerial Hurwitz, de la empresa de calentamiento solar de agua Suntank, con sede en Pretoria.

Un calentador habitualmente consta de un tanque de almacenamiento de agua caliente o géyser, y un panel montado en el techo —llamado "colector"—, que absorbe la energía del sol y la usa para calentar el líquido del tanque.

Sin embargo, en ciertos casos la ciudad puede simplemente estar generándose un problema a sí misma.

La regulación propuesta incluye especificaciones sobre la instalación, como el ángulo en el que se debería montar un colector, para asegurarse de que absorba suficiente luz de sol.

También se requiere una declaración del resultado diario de agua caliente, junto con otros datos. Estos exigencias tienen el fin de evaluar el éxcito de la nueva norma.

Pero David Rossiter, del Regulador Australiano de Energía Renovable, se preguntó si todo esto es realmente necesario.

"Presumimos que si uno gastó el dinero en un calentador solar de agua, lo pondrá en aproximadamente el lugar correcto", ironizó Rossiter, quien estuvo en Sudáfrica hace poco para asistir a la Cumbre de Calentamiento Solar de África Austral.

Australia ofrece reembolsos a los hogares que instalen calentadores solares de agua, y la demanda creció a tal punto que ese país ya alcanzó su objetivo de energía renovable, inicialmente fijado para 2010: 9,5 millones de megavatios adicionales de energía generada anualmente por fuentes renovables.

Brasil también dio grandes pasos con la introducción de esta tecnología. Tres ciudades de ese país sudamericano ya adoptaron regulaciones de calentamiento solar de agua, mientras que otros 12 lo están considerando, aseguró Delcio Rodrigues, de Vitae Civilis, organización no gubernamental con sede en Sao Paulo.

Los habitantes que usan calentadores solares de agua reciben una devolución de 10 por ciento en los impuestos municipales, que son aumentados a 15 por ciento si los equipos fueron manufacturados en las ciudades donde residen.

Además, cinco universidades y escuelas técnicas brasileñas ofrecen capacitación para instalar calentadores solares, a fin de asegurarse de que el país no experimente los problemas laborales que mencionó Hurwitz.

"No podemos tener una norma que obligue a nadie a hacer nada sin este sistema de entrenamiento y calificación", observó Rodrigues, quien también asistió a la Cumbre de Calentamiento Solar de África Austral, destacando que se produjo un aumento de 15 por ciento en las ventas de calentadores desde que comenzaron las campañas de concientización pública, anticipándose a la legislación.

Las regulaciones brasileñas fueron adoptadas en diciembre de 2006.

Sin embargo, Namibia y Kenia afrontan una escasez de trabajadores calificados para instalar estos sistemas.

Shimweefeleni Hamutswe Jr., del Ministerio de Minas y Energía de Namibia, y Jared Atiang, de la no gubernamental Red de Entorno y Desarrollo Energéticos para África, de Kenia, dijeron que esto obstaculiza los esfuerzos por ampliar el uso de calentadores en sus respectivos países.

En Namibia, una dirección ministerial se encarga de obligar el uso de calentadores solares en todos los edificios nuevos, públicos y paraestatales.

La nueva norma de Ciudad del Cabo está siendo examinada por abogados. Se espera una votación sobre la legislación para los próximos meses, y es muy probable que sea aprobada. Esto le dará tiempo para prepararse a la municipalidad, a la industria, a los contratistas de la construcción, a los arquitectos y otros, según Asmal.

Quienes alegan que las leyes son innecesarias y que un aumento en los calentadores solares de agua debería quedar librado al mercado están equivocados, opinó Kevin Nassiep, presidente del Instituto Nacional Sudafricano de Investigaciones en Energía, asociado con la Universidad de Ciudad del Cabo.

"Un comprador dispuesto y un entorno de venta dispuesto no cumplirán con los objetivos de energía renovable a tiempo", aseguró. "Necesitamos explorar otras maneras de entrega".

* Este artículo es parte de una serie sobre desarrollo sustentable producida en conjunto por IPS (Inter Press Service) e IFEJ (siglas en inglés de Federación Internacional de Periodistas Ambientales).

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