El accidente en una planta nuclear de Japón, a causa del último terremoto, desató una nueva ola de cuestionamientos de ambientalistas respecto de la conveniencia del uso de la energía atómica.
"La energía nuclear está lejos de ser segura y una panacea, como algunos proclaman", afirmó Norman Dean, de Amigos de la Tierra, una red internacional de cientos de grupos de defensa del ambiente.
Por su parte, Jan Beranek, de la organización ambientalista Greenpeace, planteó una crítica similar al describir el incidente en la central atómica japonesa de Kashiwazaki como otro "recordatorio" sobre el hecho de que estas instalaciones "no son seguras".
Tanto Dean como Beranek advirtieron sobre "accidentes mucho más serios" y "riesgos reales" en el futuro planeados por terremotos, desastres industriales e incluso ataques terroristas.
El saldo del terremoto del lunes en Japón fueron nueve personas muertas, más de 1.000 heridas y un incendio y fuga radioactiva en la mayor central de generación de energía atómica del mundo.
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Funcionarios japoneses reconocieron que en la planta nuclear de Kashiwazaki-Kariwa hubo un derrame de aproximadamente 75 litros de agua contaminada con desechos radioactivos.
Sin embargo, describieron la cantidad de residuos nucleares mezclados con el agua como "ínfimos". Agregaron que no hubo un "cambio significativo" en el agua del mar ni efectos sobre el ambiente.
Greenpeace acusó a los funcionarios japoneses de mentir en su evaluación inicial de los efectos del incendio en la planta atómica, cuando dijeron que no existía riesgo de una fuga. Agregaron que la industria nuclear, tanto en Japón como en el resto del mundo, ha estado plagada por una serie de accidentes y encubrimiento de los mismos.
Según los ambientalistas, hay puntos de coincidencia entre el accidente en Japón y el ocurrido en junio en la planta nuclear alemana de Krummel, donde un incendio estalló en el edificio de los transformadores y dañó el reactor.
"En Alemania, los portavoces de la industria primero argumentaron que no hubo impacto en la seguridad del reactor, pero en realidad el fuego provocó fallas serias que amenazaron directamente su seguridad", dijo Beranek.
Las voces críticas señalan que no es la primera vez que se intenta encubrir un accidente nuclear en Japón.
Beranek señaló, por ejemplo, que la empresa Hokuriku no informó al público o a los reguladores de la industria sobre un incidente serio en la planta nuclear de Shika, en la que una falla mecánica provocó una reacción en cadena fuera de control.
En abril de 2006, agregó, hubo un derrame de 40 litros de líquido que contenía plutonio en la flamante planta de procesamiento de Rokkasho-Mura, que se sumó a la ruptura de una tubería en la central de Mihama en agosto de 2004, que provocó la muerte de cinco trabajadores.
Más famosos fueron los casos de los accidentes en la planta nuclear de Three Mile Island, en 1979 en el estado estadounidense de Pennsylvania, y el de Chernobyl, en 1986 en Ucrania, cuando aún formaba parte de la hoy desaparecida Unión Soviética.
Según Greenpeace, el accidente de Chernobyl habría provocado 270.000 casos de cáncer, 93.000 de los cuales resultaron fatales.
Greenpeace y otros grupos ambientalistas han reclamado con insistencia que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Estados Unidos y otros países poderosos dejen de promover la energía atómica como una alternativa a los combustibles fósiles.
En abril de 2006, líderes políticos europeos plantearon serias dudas sobre el papel de la ONU al instar a los países para utilizar energía nuclear con fines pacíficos.
Ex ministros del área ambiental de países de Europa, incluyendo a Rusia, enviaron una carta al entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan, para pedirle que modificara el mandato de la Agencia Internacional de Energía Atómica.
"La energía nuclear ya no es necesaria", decía la carta. "Tenemos numerosas tecnologías renovables para garantizar el derecho a una energía limpia, segura y barata".
Baranek, de Greenpeace, se hizo eco de ese mensaje el lunes. "La energía nuclear va en contra de las soluciones efectivas frente al cambio climático, porque desvía recursos que deberían utilizarse para el desarrollo masivo de fuentes no contaminantes que el planeta necesita con urgencia", afirmó.
"Además, el cambio climático aumentará los desastres naturales, aumentando el riesgo para las plantas nucleares y nuestra seguridad", agregó.
Este argumento no ha tenido eco entre las naciones industrializadas. En julio de 2006, en la reunión del Grupo de los Ocho países más poderosos, que se realizó en San Petersburgo, Rusia, se aprobó una declaración conjunta que recomendaba la energía nuclear como una forma de enfrentar el cambio climático.
"El ahorro de energía, tanto como el empleo de la energía solar y eólica son alternativas más 'limpias' y seguras que las centrales nucleares", afirmó Dean. "Constituyen el mejor camino para combatir el calentamiento global".