Una serie de fallas técnicas en dos de las centrales nucleares más viejas de Alemania desató renovados reclamos para su clausura.
Entre el 28 de junio y el 7 de este mes, las plantas de Kruemmel y Brunsbuettel, ambas situadas a unos 20 kilómetros de la septentrional ciudad portuaria de Hamburgo, debieron cerrarse varias veces por problemas técnicos de gravedad indeterminada.
La gigante sueca Vatenfall, a cargo de ambos generadores, fue acusada de no informar en forma adecuada al gobierno local de los accidentes.
Vatenfall finalmente admitió el sábado que el generador de Brunsbuettel, que había sido apagado menos de una semana antes, quedó fuera de servicio en forma parcial por una concentración de hidrógeno en el reactor, con riesgo de explosión.
El 28 de junio, un cortocircuito desconectó la planta de inmediato y originó un incendio en uno de los transformadores que afectó la estación cercana de Kruemmel, que también se apagó en forma automática.
Vatenfall admitió que un manejo inadecuado de los problemas iniciales del 28 de junio en Brunsbuettel motivó una serie de fallas a la semana siguiente, que a su vez llevó a su cierre parcial.
La ministra de Asuntos Sociales del septentrional estado de Schleswig-Holstein, Gitta Trauernicht, anunció que se consideraba el retiro del permiso de Vatenfall para operar instalaciones atómicas en la zona.
"Según nuestras leyes, confiabilidad y capacidades técnicas impecables son condiciones indispensables para operar estaciones de energía nuclear", dijo el lunes la ministra en conferencia de prensa.
"Utilizaré todos los instrumentos legales a mi disposición para sancionar por lo sucedido. No dudaré en tomar medidas severas contra Vatenfall, ya que su estructura parece estar fallando", añadió.
La empresa sueca acaba de pedir un permiso para seguir operando Brunsbuettel después de 2009, cuando se supone quedará fuera de servicio. Esa es la estación de energía nuclear más antigua de Alemania.
Vatenfall tuvo problemas similares en la planta de Forsmark, en Suecia.
En julio de 2006, también se apagó uno de los reactores de Forsmark tras un cortocircuito.
El ex jefe de construcción de Vatenfall, Lars-Olov Höglund, dijo en aquel momento que se trataba del accidente más grave desde el desastre de la central ucraniana de Chernobyl en 1986.
El presidente de Vatenfall en Alemania, Bruno Thomauske, anunció en conferencia de prensa que toda la información técnica acerca de las plantas nucleares estaría disponible en Internet.
"Entendemos que la población espera información rápida y completa", indicó.
Las últimas fallas se produjeron tras un encuentro del gobierno federal y las empresas de energía eléctrica para hacer coincidir la política alemana en materia energética en el marco de las directivas de la Unión Europea para reducir los gases de efecto invernadero en 20 por ciento para 2020.
La reunión no arrojó resultados concretos, pero los accidentes de Brunsbuettel y Kruemmel reavivaron el debate acerca de la utilización de la energía atómica.
Alrededor de 12,5 por ciento de la electricidad consumida en Alemania es de origen nuclear.
Las cuatro mayores compañías de generación de energía eléctrica de Alemania piden una revisión de la decisión adoptada en 1998 por el gobierno federal para cerrar la central nuclear más vieja del país en 2023.
La decisión se tomó en base a consideraciones ambientales y de seguridad nuclear, en especial por cuestiones vinculadas a desechos radioactivos.
La medida de 1998, adoptada por la coalición gobernante del Partido Social Demócrata (SPD) y el Partido Verde, fue luego confirmada en 2005 por el gobierno actual, de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y el SPD.
Pero algunos miembros del CDU piden revisar la decisión de clausura.
El primer ministro del septentrional estado de Baja Sajonia, Christian Wulff, sostuvo que Alemania necesita energía atómica "en el futuro inmediato".
Pero varios especialistas en ambiente y en materia de energía consideran que las centrales nucleares son peligrosas y pueden evitarse.
"La energía nuclear es una tecnología vieja, ineficiente y peligrosa. A mediano plazo no la vamos a necesitar más para la generación de electricidad", dijo a IPS el director de la agencia estatal de protección de la radiación, Wolfram Koenig.
La energía atómica representa menos de dos por ciento del total consumido en el mundo, indicó.
"Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente se necesitarían unas 3.000 plantas nucleares para hacer una contribución significativa en la reducción de las emisiones de gases invernadero", señaló.
Pero las reservas mundiales de uranio, necesarias para hacer funcionar las plantas, no bastarán para cubrir la demanda, afirmó Koenig.
Además, indicó, la huella ambiental que deja la energía nuclear incluye el "problema no resuelto de los desperdicios radioactivos, consideraciones de seguridad vinculadas con el funcionamiento de la planta y riesgos políticos de propagar por el mundo tecnología que produce los componentes de las bombas atómicas".