El Pacto Mundial, cuyos 10 principios adoptan miles de empresarios patrocinados por la ONU, es bueno para los derechos humanos, el desarrollo y el ambiente, pero también para los negocios, según la consultora Goldman Sachs.
Cuando se lanzó en 2000 en la sede neoyorquina de la ONU, el Pacto Mundial contaba con 47 participantes de los ámbitos empresarial, gubernamental y sindical y de la sociedad civil.
Pero a la Cumbre de Líderes de la iniciativa, que se celebrará este jueves y viernes en Ginebra, concurrirán unos 4.000 representantes.
Este Pacto es el proyecto que reúne a más empresas privadas con agencias de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) e instituciones de la sociedad civil, con el fin de promover principios universales de derechos humanos y laborales, de protección ambiental y de lucha contra la corrupción.
"La intención es construir confianza, tejer redes de oportunidades dentro del contexto mundial. También se trata de un aprendizaje colectivo sobre cómo abordar estos asuntos", dijo a IPS el director ejecutivo del Pacto Mundial, Georg Kell.
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"Hace apenas unos pocos años difícilmente se encontraba alguna corporación que tuviera una política explícita de derechos humanos", agregó.
Una encuesta realizada por la consultora McKinsey and Company concluyó que 70 por ciento de los jefes ejecutivos de 400 compañías integrantes del Pacto Mundial entrevistados se consideraban más comprometidos con estas cuestiones que en años anteriores.
Ochenta y nueve por ciento aseguraron que ahora daban más participación a los empleados en sus políticas sobre condiciones de trabajo, más de 80 por ciento informaron que habían tomado medidas contra la discriminación y 69 por ciento admitieron la acción de sindicatos.
Pero en el mundo existen más de 70.000 compañías multinacionales, a que deben sumarse una miríada de pequeñas y medianas empresas, según la Comisión de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad). Esta cifra deja muy pequeña a la de firmantes del Pacto Mundial.
El informe divulgado el martes por Goldman Sachs indica que, de las empresas analizadas, las que tuvieron un buen rendimiento social y ambiental también tendieron a gozar de un buen rendimiento financiero.
Las empresas firmantes del Pacto Mundial se comprometen a "apoyar y respetar" los derechos humanos y "asegurarse de no ser cómplices" en violaciones. También abrazan los principios de libertad de asociación y de negociación colectiva y se oponen al trabajo forzoso y al infantil.
Además, acuerdan eliminar la discriminación en cuestiones laborales, asumir la protección del ambiente y luchar "contra la corrupción en todas sus formas, incluidos la extorsión y el soborno".
"Cada vez se entiende mejor y es más dominante la idea de que, a través del compromiso, creas valor, proteges tu marca, construyes tu capital social, custodias tu inversión, motivas a tu fuerza de trabajo y tienes una brújula moral cuando operas en muchos países diferentes", dijo Kell.
Una historia de este tipo de éxitos es la de MAS Holdings, compañía textil y de indumentaria de Sri Lanka.
Esta empresa comenzó a operar con 60 obreros en 1987. Hoy, emplea a 40.600 en ocho países y maneja 28 plantas manufactureras.
Más de 80 por ciento de los empleados son mujeres, y los gerentes advirtieron que deberían equilibrar su trabajo con sus tareas como madres y esposas.
En 2003, luego de unirse al Pacto Mundial, MAS Holdings lanzó el premiado programa "Las mujeres van más allá", que incluye planes especiales para empleadas embarazadas y otros sobre salud general y reproductiva, nutrición y violencia doméstica, así como diversas actividades, entre ellas deportes.
Pero no todas las empresas son tan generosas.
"Hemos retirado de nuestras listas a unos 600 participantes", dijo Kell. "La razón fue siempre la falta de compromiso, de lo que presumimos que probablemente el gerente general firmó la adhesión a la ligera. Habrá pensado: si no cuesta nada, ¿por qué no firmar?"
Matthias Stausberg, portavoz del Pacto Mundial, admitió que muchas empresas intentaban asociarse con la ONU y utilizar el logotipo del foro mundial y de esta iniciativa con propósitos publicitarios, sin comprometerse, en realidad, con sus 10 principios.
"Esas empresas, especialmente en los primeros días del Pacto Mundial, firmaban la carta, la enviaban al secretario general de la ONU y se convertían en participantes. Y nunca hubo un seguimiento", indicó Stausberg.
La iniciativa es voluntaria y no implica compromisos de carácter obligatorio, pero existe un mecanismo de recepción de denuncias para controlar el cumplimiento de los 10 principios.
"Cualquiera puede decirnos que cree que tal compañía violó uno o varios de los principios del Pacto Mundial", explicó Stausberg. "En muchos casos nos enteramos de violaciones e inconsistencias, pero nadie nos remite una queja. A veces, aparecen en los medios de comunicación, o son objeto de procesos judiciales."
De todos modos, Kell dijo a IPS que, aun sin un mecanismo formal de supervisión, el control público sobre las empresas del Pacto Mundial es muy fuerte.
Por otra parte, añadió Stausberg, el Pacto Mundial no sólo necesita buenos miembros, sino también lograr el compromiso de los "pecadores" corporativos para alentarlos a reformarse.
La Cumbre de Líderes en Ginebra se concentrará en cómo mejorar las estrategias existentes, y cómo influenciar en los gobiernos nacionales y en las autoridades locales para comprometer al sector privado en el desarrollo social y económico.