Una lluvia de críticas cayó sobre la ONU por vincular el conflicto que desde hace décadas sufre la occidental región sudanesa de Darfur con fenómenos ambientales como el cambio climático.
"La competencia por las reservas de gas y petróleo, la madera y las aguas del río Nilo, y los conflictos en el uso de la tierra son causas importantes del conflicto en Sudán y de su persistencia", señala un informe que presentará este domingo en Jartum el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
"No será posible una paz duradera en Darfur a menos que se resuelvan estas cuestiones ambientales subyacentes y muy vinculadas entre sí", sostiene.
El conflicto de Darfur se agudizó en forma dramática en febrero de 2003, cuando miembros de comunidades negras, predominantes en esa región, tomaron las armas para acabar con décadas de discriminación del gobierno de Jartum, de mayoría árabe.
Desde entonces, la población de Darfur ha sido desplazada, violada y asesinada.
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La violencia orquestada por el gobierno sudanés y perpetrada por milicias paramilitares conocidas como "Janjaweed" (hombres a caballo) se cobró al menos 400.000 vidas, según la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
La crisis obligó a 2,5 millones de personas a abandonar sus lugares de residencia y dejó a 3,5 millones de hombres, mujeres y niños sobreviviendo en medio del hambre y las enfermedades, agregan los últimos informes del foro mundial al respecto.
"Algunos consideran que el informe es simplista porque vincula cuestiones como el cambio climático con el conflicto", dijo a IPS Nick Nuttall, portavoz de la dirección ejecutiva del Pnuma.
Pero "otros señalan que es absolutamente necesario y es un ventana a un mundo más amplio", añadió.
Según el informe del Pnuma, la sociedad mayoritariamente pastoril de Sudán ha sufrido "tensión" por "factores significativos" como las inundaciones, la deforestación, el pastoreo excesivo, propiciado por el crecimiento explosivo del ganado, y una marcada reducción de las lluvias, consecuencia del cambio climático.
El Pnuma ofrecerá el domingo al gobierno de unidad nacional de Sudán, a las autoridades autónomas del sur del país y a la comunidad internacional docenas de recomendaciones para aliviar la degradación ambiental.
Pero la viabilidad financiera de esos consejos y la posibilidad de que tengan resultados sustentables son aún una incógnita.
El representante ante la ONU de la organización de derechos humanos Amnistía Internacional, Renzo Pomi, dijo a IPS que "es difícil hablar de construir un país como Sudán con un conflicto en curso". "Mi impresión es que el proceso avanzará muy lentamente", sostuvo.
El costo total de esos proyectos, que serán financiado por el gobierno de unidad nacional y el del sur, ascendería a unos 120 millones de dólares para un periodo de cinco años, según el estudio.
Pero esa estimación no incluye varias sugerencias muy costosas, que ni siquiera se sumaron en el balance final.
Las autoridades sudanesas, por ejemplo, deberían "aumentar la inversión en infraestructura y servicios de salud vinculados a cuestiones ambientales".
Además, el informe prevé que "la inversión requerida" al gobierno en Jartum "para alcanzar aun el nivel básico de atención superará los 1.000 millones de dólares para un periodo mayor a una década". La misma recomendación, e igual suma de dinero, se recomiendan a las autoridades del sur.
Esa estimación adicional de más de 2.000 millones de dólares, solo de dos recomendaciones, puede hacer que los 120 millones de dólares y la anticipada acción correctiva de cinco años citada en el estudio queden obsoletos.
El responsable del estudio, Andrew Morton, explicó a IPS la decisión de su agencia de no incluir esas recomendaciones, entre otras, en los 120 millones de dólares del cálculo final.
"No considero que sean gastos ambientales. Es lo que se necesitaría para construir el país", indicó.
Hay varias recomendaciones y sugerencias que no se desarrollan ni detallan en el informe del Pnuma.
Una de ellas exhorta a Sudán a adquirir tecnologías costosas para secuestrar carbono de la atmósfera, y se estimó en 300.000 dólares. Otra reclama el fin de la industria y el comercio del marfil, y no tiene costos previstos.
En ninguno de esos dos casos se detalló su implementación, su control ni una perspectiva de desarrollo sustentable.
"Muchas de las sugerencias de gobernanza propiciarán leyes, políticas y planes que tendrán un mayor impacto económico. Esos costos de seguimiento no fueron incluidos en las estimaciones", señala el estudio.
Reorganizar un país entero no será un proceso rápido ni barato. "El informe está diseñado para permanecer vigente y ser relevante durante muchos años", dijo Morton a IPS.
El Pnuma tiene previsto desempeñar un papel central en la puesta en práctica de las recomendaciones de su informe, al menos hasta 2009, si se consiguen los fondos necesarios.
"Estamos muy cerca de poder asegurar una cantidad significativa de la financiación", dijo Morton a IPS, pero no llegó a mencionar posibles recursos bilaterales.
Algunos especialistas ajenos a esa agencia de la ONU temen que el deterioro de la situación política impida por el momento impulsar un desarrollo sustentable de largo plazo.
"Lo peor que veo es la reanudación de la guerra en el sur", dijo a IPS el especialista Eric Reeves. "Hay buenas razones para creer que eso sucederá, y si es así, la destrucción será inconmensurable."
El director de la Red para la Intervención en el Genocidio, Sam Bell, dijo a IPS, "abogamos por un renovado proceso de paz que reúna a todas las facciones rebeldes. No podemos resolver esto sin un verdadero proceso de paz".
Ese proceso probablemente dependa de que se fortalezcan las relaciones entre el gobierno de unidad nacional y el del sur del país.
El informe del Pnuma también sostiene que "para la implementación de muchas de las recomendaciones se necesita el apoyo incondicional" de más de 10 agencias de la ONU y de los dos gobiernos de Sudán.
Los beneficios pueden verse limitados si la asistencia internacional es tan difícil de obtener como algunos predicen.
"La prioridad es la asistencia humanitaria y terminar con el conflicto. No sé cuan dispuestos están los donantes a dar mucho dinero a Sudán para implementar un proyecto ambiental de largo plazo", dijo Pomi a IPS.
Reeves, al igual que el experto en asuntos sudaneses Alex de Waal, criticaron las últimas acciones de la ONU, que vinculan la degradación ambiental con conflictos pasados y presentes en el continente africano.
En especial, mencionaron una columna del secretario general del foro mundial, Ban Ki-moon, publicada en junio en el diario estadounidense The Washington Post, según la cual "entre las diversas causas sociales y políticas, el conflicto de Darfur comenzó siendo una crisis ecológica, suscitada, al menos en parte, por el cambio climático".
"Cualquier experto de cuestiones sudanesas despreciaría los comentarios de Ban Ki-moon. No hay ni un solo indicio en todo su artículo que indique que comienza a entender la esencialidad de las coyunturas políticas", dijo Reeves a IPS.