Normas de forestación más severas y el creciente consumo de madera a escala mundial obligan a Japón a concentrarse en una producción local sustentable y depender menos de las importaciones, un cambio muy esperado para especialistas locales.
"La vieja imagen de Japón de gran depredador de bosques ahora va a cambiar. Irónicamente, el creciente apetito de madera en otras partes del mundo es lo que impulsa esta importante reducción", señaló Takahashi Fujiwara, portavoz de la Organización de Proveedores de Madera de Japón, dedicada al comercio de ese recurso.
Fujiwara explicó que el vertiginoso avance del desarrollo económico en países como China, India y Rusia dio ventajas a las naciones exportadoras de madera y cambió el panorama de los ricos conglomerados japoneses de la construcción.
"Hasta hace pocos años, el mercado de madera japonesa era el más lucrativo del mundo. Pero a medida que se elevó la demanda, los exportadores aumentaron sus precios, una situación que enfrió el entusiasmo de Japón en mantener sus compras externas", señaló.
Las estadísticas respaldan ese desarrollo. La madera procesada o no de procedencia extranjera ahora cubre menos de 80 por ciento del mercado interno, mientras el suministro interno alcanzó casi 21 por ciento, a partir de cero hace una década.
"Los artículos de cedro y ciprés japonés se vuelven más populares entre las compañías constructoras, un signo de que la demanda de madera barata del extranjero puede estar disminuyendo", señaló Makoto Ozawa, de la Agencia Forestal. El último golpe asestado a Japón fue el anuncio de Rusia de aumentar sus aranceles a la exportación de madera, del actual 60 por ciento a 80 por ciento en 2009, dado el agotamiento de ese recurso natural.
Japón compra más de 40 por ciento de la madera rusa, incluidos insumos que luego procesan empresas japonesas.
No se considera la alternativa de importar más madera maciza de Estados Unidos, otro importante proveedor, por los altos costos del flete.
En la década del 80, cuando los bosques tropicales de Asia eran la principal fuente de madera, la presión sobre Japón a raíz de la rápida pérdida de árboles en Asia sudoriental lo obligó a utilizar contrachapado en vez de madera maciza.
En este marco, meses atrás se generó otra crisis por la decisión de exportadores chinos de imponer un arancel a los palillos de madera, lo cual generó cierto nerviosismo en la industria maderera por poner en riesgo la práctica de ofrecerlos en forma gratuita a los clientes.
El gerente forestal japonés Toshihige Nakagochi, propietario de 18.000 hectáreas de los bosques de Yuzahara-cho, señala que la madera importada sigue siendo atractiva para las compañías de este país por su rentabilidad y fiabilidad.
"Las décadas de descuido de bosques dejaron una situación patética por lo que la industria forestal debe lidiar con personal de edad avanzada, altos costos y falta de recursos financieros. Mientras la brecha de precios entre la madera local y la importada no sea muy grande, Japón no puede abastecer el mercado local", explicó a IPS.
Nakagochi dirige un proyecto forestal en la zona, situada en la isla de Shikoku, que se basa en las pautas del consejo de administración de bosques dispuestas en Alemania para hacer un uso sustentable de la madera.
Bajo la atenta mirada del capítulo japonés del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), el emporio forestal se propone desarrollar un comercio de madera viable desde el punto de vista ecológico, que se convertirá en un ejemplo.
Con esa idea en mente, Nakagochi y su equipo desarrollaron una cuidadosa estrategia de tala. Ellos promueven la madera como un producto que enfatiza un equilibrio entre el negocio y la preservación de los recursos naturales.
Esa práctica concita de a poco la atención del público ahora que el comercio de madera local certificada pertenece a la agencia forestal local y a alrededor de 10 compañías de construcción japonesas.
Otra medida interesante es un nuevo impuesto para proteger los bosques, introducido en algunos municipios para proteger el ambiente en forma sustentable. El gobierno también lanzó un programa para aumentar los puestos laborales en el sector y añadir más de 5.000 nuevos trabajadores.
Algunas compañías japonesas también comenzaron a marcar objetivos para el consumo de madera interna. Chugoku Lumber, con sede en la meridional ciudad de Hiroshima decidió aumentar el consumo a 600.000 metros cúbicos en comparación con los actuales 170.000.
Las empresas japonesas también comenzaron a cultivar árboles en países que agotaron sus bosques como Indonesia y Papúa Nueva Guinea.
En Indonesia, Sumitomo Forestry, un importador líder y otrora cuestionado por ambientalistas, comenzó un programa por el cual suministra árboles jóvenes a los agricultores y luego se los compran cuando están maduros.