La ONU prepara el posible envío de una fuerza internacional de mantenimiento de la paz de 20.000 militares y policías a uno de los peores focos de tensión del mundo: Somalia.
"Es claro que, aun en el mejor escenario, atender los problemas de Somalia será una tarea demandante, peligrosa y masiva", dijo este jueves al Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) el secretario general del foro mundial, Ban Ki-moon.
En los años en que careció de un gobierno central, Somalia "sufrió una tremenda destrucción y postergación", indica el informe de Ban. "Los cimientos y las instituciones de la sociedad fueron destruidos casi por completo", agrega.
Luego de una guerra civil de más de 15 años, Somalia es ahora administrada por un Gobierno Federal de Transición interino, respaldado por la vecina Etiopía y por Estados Unidos.
El primer ministro Alí Mohamed Ghedi dijo a la prensa este jueves que, luego de dos intentos frustrados, se celebrará desde el 15 de julio un "congreso de reconciliación nacional" que "conducirá a Somalia a una paz duradera".
Ghedi atribuyó, en parte, las fallas políticas del proceso de pacificación a los constantes conflictos de "clanes contra clanes" y "subclanes contra subclanes", que devastaron el país.
"Necesitamos comenzar con la reconciliación desde las raíces", agregó. "Aún afrontamos muchos desafíos y dificultades. Pero hemos sobrevivido hasta ahora."
Los anteriores intentos de celebrar congresos de reconciliación nacional a "la falta de recursos de la comunidad internacional".
El costo previsto de 32 millones de dólares del que se realizará el mes próximo fue parcialmente cubierto por la Comisión Europea, rama ejecutiva de la Unión Europea, y Estados Unidos.
En su informe, Ban advirtió que una misión de la ONU en Somalia "afrontaría grandes amenazas, principalmente de grupos radicales (…) y de algunos líderes de clanes que, según se cree, se opondrán a cualquier normalización y a la presencia de tropas de mantenimiento de la paz".
Entre 50.000 y 70.000 milicianos armados son controlados por los clanes, según el secretario general de la ONU.
"Estas milicias pueden suponer una amenaza para las fuerzas de paz, convirtiendo una transición rápida en una situación de seguridad seria", advierte el informe.
Pero cualquier operación de paz deberá contar con la amplia aceptación de todos los clanes y subclanes, "preferiblemente expresada en un cese de hostilidades o acuerdo o declaración de cese del fuego".
La actual Misión de la Unión Africana en Somalia (Amison) se transformaría, según el plan expuesto, en una fuerza de la ONU.
Según Ghedi, al menos cinco países africanos —Benin, Burundi, Ghana, Nigeria y Uganda— ofrecieron soldados para la Amison.
Pero hasta ahora apenas se desplegaron 1.700 soldados ugandeses. Al menos cinco de esos uniformados fueron asesinados, cuatro de ellos en un solo ataque con una mina ubicada en una carretera.
"La Unión Africana aún espera el despliegue de tropas prometidas por sus miembros", lamenta el informe de la ONU.
Ghedi advirtió que la comunidad internacional debe suministrar financiamiento y apoyo logístico a la Amison.
Bill Fletcher Jr., ex presidente y jefe ejecutivo de la organización no gubernamental TransAfrica Forum, dijo a IPS que una fuerza de la ONU constituiría "un paso excelente, pero no para apuntalar al gobierno de transición sino, más bien, para ayudar a estabilizar la situación y promover la reconciliación nacional".
"Hay una oposición significativa al gobierno de transición, y esta oposición no puede ser eliminada por medios militares", agregó Fletcher.
La situación se complica tras la invasión etíope de diciembre pasado y la inestabilidad somalí.
"La fuerza de la ONU debería componerse, preferiblemente, de tropas africanas. En cualquier caso, no debería haber etíopes en ella", consideró el experto.
El conflicto de diciembre se desató por la disputa entre el gobierno de transición, radicado en el poblado de Baidoia, y una fuerza islamista que tiene su bastión en Mogadiscio.
Estados Unidos brindó apoyo al gobierno de transición por entender que la fuerza islamista tiene vínculos con la red terrorista Al Qaeda. El gobierno etiope decidió entonces atacar Mogadiscio, y el conflicto amenazó con convertirse en uan guerra abierta.
El primer ministro de Etiopía, Meles Zenawi, aseguró en diciembre al entonces secretario general saliente de la ONU Kofi Annan que el ataque era "una operación limitada".
Entre 3.000 y 4.000 soldados etíopes habían "roto la espalda" de las fuerzas islámicas, dijo Zenawi, sin adelantar cuándo retirará sus tropas.
Ghedi consideró que bandos beligerantes en Somalia se inspiran en el terrorismo internacional, con operaciones como atentados suicidas, uso de combatientes extranjeros y explosivos improvisados, tácticas antes desconocidas en la región.