LITERATURA-CUBA: Vórtice de las letras jóvenes

Cuando el cuento termina y del silencio emergen los comentarios, de aprobación o crítica, el taller de técnicas narrativas parece más bien un concilio de iniciados en algún arte fantástico o el encuentro de una fraternidad secreta que conjuga imágenes y palabras para crear mundos casi reales.

Nacido en 1998 como institución adscrita al Ministerio de Cultura, el Centro de formación Literaria Onelio Jorge Cardoso ha acogido desde entonces a más de 500 jóvenes de todas las provincias de Cuba, para quienes la literatura puede convertirse en una vocación para toda la vida.

"Antes de entrar al Onelio yo desconocía el mundo de la literatura casi completamente y allí no sólo me orientaron libros específicos de cada género sino que me enseñaron a comprender y a organizar lo que leía", dijo a IPS Ariadna Martínez, graduada en el octavo curso de técnicas narrativas.

Para Martínez, estudiante de psicología en la Universidad Central de Las Villas, unos 270 kilómetros al este de La Habana, el haber convivido durante semanas con personas como ella, interesadas en escribir, la dejó "encerrada en la literatura sin una puerta para escapar".

Creado en homenaje a Onelio Jorge Cardoso (1914-1986), considerado "el cuentero mayor" de Cuba, el centro ofrece los conocimientos teórico-técnicos y la experiencia práctica esenciales para abordar el oficio de la literatura, en particular en el campo de la narrativa.

Con ese fin, tiene un programa de conferencias, debates colectivos y una gruesa compilación sobre el tema, titulada "Los desafíos de la ficción", que reúne textos de narradores como los estadounidenses Edgar Allan Poe (1809-1849) y Ernest Hemingway (1899-1961) y el argentino Jorge Luis Borges (1899-1986).

Esa lista incluye también al peruano Mario Vargas Llosa (1936) y al argentino Julio Cortázar (1914-1984), entre otros autores.

Especialistas consideran que el surgimiento de una institución de este tipo respondió al auge de la literatura nacional desde fines de los años 80, con el arribo a la madurez de generaciones marcadas por los cambios ocurridos en esta isla en torno al fin del socialismo en Europa oriental y la crisis económica de la década del 90.

En menos de una década, el Centro Onelio ha develado "una nueva geografía de la literatura cubana", al decir de su director Eduardo Heras León, escritor y ganador en 2002 del premio Nacional de Edición.

Con frecuencia, el conocimiento adquirido por quienes asisten durante nueve meses al curso de técnicas narrativas se reproduce luego en talleres y casas de cultura de zonas muy distantes de La Habana, que se transforman en fuentes de nuevos estudiantes para los cursos de narrativa y contribuyen al auge de la literatura en el país.

Esta nueva generación ha arrasado prácticamente con los principales concursos y premios literarios convocados en la nación caribeña, desde el codiciado Casa de las Américas hasta el premio de cuento La Gaceta de Cuba, revista de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).

En las páginas de la más reciente literatura cubana emerge la imagen de un país contradictorio, inmerso en una realidad no pocas veces desgarradora, que obliga a detenerse en temas complejos como la prostitución, las drogas, la emigración o la abulia de algunos jóvenes al parecer indiferentes a los tópicos de la política o la historia nacional.

La relación con el Centro Onelio no concluye con el fin de los cursos anuales. A sus instalaciones suelen acudir antiguos estudiantes en busca de respaldo para algún proyecto cultural, un lugar para conversar con colegas, o simplemente vuelven para integrarse al equipo de trabajo.

Ahmel Echevarría, editor de la futura página en Internet, lo considera "un espacio de encuentro, de diálogo, de polémica", donde conoció a dos amigos que ahora lo acompañan en un proyecto de revista digital llamada The Revolution Evening Post.

"Me interesa mirar el campo literario nacional, lo cual sucede a nivel social, político, económico, y a partir de ahí capturar las pequeñas realidades, las pequeñas historias de individuos que conviven en el espacio nacional, que pueden ser de mi generación o de otra cualquiera, para verterlas en la narrativa", confesó a IPS.

Según Erick Mota, uno de los administradores de la red informática e integrante del Grupo de Creación Espiral, que fomenta en la isla la ciencia ficción y la fantasía, el respaldo de la institución ha sido decisivo para mantener el proyecto, desestimado por otras instancias culturales.

"La seriedad, la disposición respecto al evento es enorme, incluso entre personas que no están identificadas con el movimiento de la ciencia ficción en Cuba, pero trabajan aquí, se identifican con la cultura y con la literatura", reconoció.

El Centro Onelio ha multiplicado su labor inicial en los talleres de técnicas narrativas, para convertirse también en casa de las ediciones Cajachina y la revista El Cuentero, medios de expresión de la naciente literatura que crece en sus aulas, como un viejo sueño realizado por el director Heras y su esposa Ivonne Galeano, coordinadora.

Esta mujer, uruguaya de nacimiento y arquitecta de profesión, decidió entregarse al proyecto cuando aún parecía inalcanzable y, si al principio le preocupaba la relación con los futuros estudiantes, fue en ese encuentro que nació la verdadera dimensión de su tarea.

"No solamente transformó mi trabajo: un trabajo estimulante y útil, sino que transformó mi vida", relató Galeano a IPS.

"Los alumnos me conmovieron hasta el alma: ver a tantos jóvenes interesados en la cultura, que frente a todos los problemas materiales que debían enfrentar diariamente, prefirieran dedicarle tiempo a la literatura, fue una lección de vida maravillosa; ver cómo se ayudaban entre sí, recibir el cariño que me brindaban, transformó el sueño de Eduardo (Heras) en mi sueño también", afirmó.

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe