Israel y Siria vuelven a tantear, igual que el año pasado, la posibilidad de reanudar el diálogo de paz. Pero tampoco ahora está claro que ambas partes realmente quieran negociar. Y Estados Unidos parece preferir que no lo hagan.
Algunos informes de prensa, luego confirmados por funcionarios, afirmaron a comienzos de este mes que Israel consultó a través de un tercero a Siria la posibilidad de reanudar las negociaciones de paz.
El periódico Yediot Ahronoth informó que Israel había mostrado voluntad de ceder las alturas del Golán como parte de un tratado de paz en el que Damasco acordaría distanciarse de Irán, del chiita y prosirio Partido de Dios libanés (Hezbolá) y del islamista Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), el partido mayoritario en Palestina.
El ministro de Transporte, ex ministro de Defensa y ex comandante del ejército israelí Shaul Mofaz dijo que su gobierno debería evaluar, mediante canales secretos, si el presidente sirio Bashar El-Assad estaría de acuerdo en reanudar las conversaciones.
El primer ministro israelí Ehud Olmert le comunicó en abril al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, su decisión de considerar nuevas negociaciones con Damasco, pues las vías de diálogo con Palestina se habían agotado, según la versión de Yediot Ahronot.
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El ministro de Relaciones Exteriores sirio Walid Muallem respondió que su gobierno estaba "más que dispuesto" a reanudar las conversaciones.
Pero el vicepresidente Farouk a-Shara advirtió que la falta de apoyo de Estados Unidos constituía un obstáculo. "No somos optimistas. El presidente estadounidense no quiere la paz entre Israel y Siria", dijo.
A-Shara participó en 2000 en conversaciones en Estados Unidos con el entonces primer ministro israelí Ehud Barak (1997-2001), pero esas deliberaciones se interrumpieron y nunca se reanudaron.
En Israel está comúnmente aceptada la idea de que el precio de un acuerdo con Siria sería la devolución de las alturas del Golán, cadena montañosa de alto valor estratégico capturada por Israel en la Guerra de los Seis Días, de 1967.
A cambio, Israel demandaría estrictas medidas de seguridad, entre ellas la creación de una zona desmilitarizada del lado sirio de la frontera.
Hace un año, fue Siria la que tendió puentes hacia Israel, que, en cambio, se mostraba reticente. Olmert desacreditaba entonces los llamados de Damasco a la paz, los que atribuyó a la intención de romper el aislamiento internacional.
Pero Olmert acababa de ganar las elecciones y aún no había sufrido la derrota de la guerra en Líbano, en julio y agosto de 2006.
Legisladores opuestos a la entrega de Golán a Siria con el argumento de que comprometería la seguridad nacional acusan a Olmert de tentar a Damasco con la paz para salvarse de la renuncia, exigida por diversos partidos por su manejo de la guerra de Líbano.
Al plantear la posibilidad de un diálogo, advirtieron, Olmert trata de compensar el impacto de un informe oficial y preliminar sobre la guerra según el cual la campaña militar del año pasado fue un fracaso.
"Olmert sobrevivió políticamente hasta ahora, y sabe muy bien que, a menos que logre algún éxito importante, habrá desaparecido para las próximas elecciones", dijo a IPS Slomo Brom, ex jefe de planificación estratégica del ejército israelí y ahora investigador asociado del Instituto de Estudios sobre Seguridad Nacional, con sede en Tel Aviv.
"La situación en el frente palestino es desalentadora. Así que la única opción que le queda a Olmert es Siria. Esto explica el repentino giro en 'u' en el frente sirio. Hace un año, los llamados de Assad a renovar el diálogo recibieron un frío respaldo del primer ministro. Pienso que ahora él se lo toma más en serio", evaluó Brom.
Lo que no cambió es la posición de Estados Unidos. En su reunión de la semana pasada, Bush manifestó a Olmert su desinterés en mediar en conversaciones entre Israel y Siria.
Interrogado sobre la posible reanudación del diálogo sirio-israelí, el portavoz del Departamento de Estado (cancillería) estadounidense Tom Casey dijo que le corresponde a Israel "determinar cómo va a dirigir sus relaciones diplomáticas con Siria o con cualquier otro país".
"Hasta la fecha, Siria no dio ninguna clase de paso positivo que nos gustaría ver que ocurriera respecto de Líbano, de su apoyo a organizaciones palestinas opositoras y de vigilar sus fronteras con Iraq para impedir que combatientes extranjeros la crucen. Y, por cierto, pensamos que eso sería algo que a Israel le gustaría considerar", dijo.
Brom sostuvo que la posición de Estados Unidos siembra "pesimismo" sobre las perspectivas de cualquier avance en la senda siria.
"Assad no quiere la paz con Israel en sí misma. El premio real, para él, es la normalización de las relaciones con Estados Unidos. Por lo tanto, no negociará realmente a menos que Israel pueda cumplir con Estados Unidos. Luego de la visita de Olmert a Washington la semana pasada, para Assad está claro que el gobierno israelí no puede cumplir. Olmert está más dispuesto que antes, pero Estados Unidos no", aseguró.