INDIA-EEUU: Negociaciones nucleares en suspenso

Las conversaciones de alto nivel entre Estados Unidos e India para cerrar un acuerdo de cooperación nuclear, iniciadas formalmente hace dos años, no lograron reducir las diferencias entre las partes.

El diálogo en Nueva Delhi entre el subsecretario de Estado (vicecanciller) de Estados Unidos, R. Nicholas Burns, y el secretario de Relaciones Exteriores de India, Shivshankar Menon, concluyó el sábado pasado, luego de extenderse tres días, uno más de lo previsto.

Pero eso no fue suficiente para alcanzar un "acuerdo 123", como se denomina a una reforma de la sección 124 de la Ley de Energía Atómica que le permitiría a Estados Unidos comerciar material nuclear con India fuera del régimen mundial de no proliferación.

El primer ministro de India, Manmohan Singh, y el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, prevén considerar el asunto en una reunión reservada en ocasión de la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos, que concluirá este viernes en la localidad alemana de Heiligendamm.

India manifestó confianza frente a las negociaciones. Sus representantes las consideraron "intensivas, productivas y constructivas", y expresaron "optimismo" sobre el logro de un "acuerdo 123" final.
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Pero en Nueva Delhi saben que hay poco tiempo para negociar. En septiembre, el Congreso legislativo estadounidense volverá a concentrarse en asuntos internos, Bush se habrá convertido en un presidente saliente y la campaña electoral cobrará impulso.

Las principales diferencias entre los dos gobiernos se refieren al suministro estadounidense de combustible y equipamiento nucleares y al "derecho" de India a reprocesar el combustible importado luego utilizarlo en sus reactores.

"Estas discrepancias parecen haberse agudizado en las últimas semanas", dijo Achin Vanaik, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Nueva Delhi y activista de la Coalición para el Desarme Nuclear y la Paz, una red de organizaciones pacifistas indias fundada en 2000.

Vanaik dijo que, a menos que ambas partes muestren mayor flexibilidad, el tratado no se alcanzará en el futuro cercano. Y "por ahora hay pocas señales de flexibilidad real", señaló.

India insiste en garantías para el suministro de material nuclear en toda circunstancia. Pero, según la ley estadounidense, ningún material nuclear puede ser vendido o transferido a un país que haya realizado una prueba nuclear sin firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).

Esta posición fue reiterada en diciembre por el Congreso, que aprobó la Ley de Cooperación en Energía Atómica Pacífica entre Estados Unidos e India, propuesta por el legislador Henry J. Hyde en 2006 (Ley Hyde).

Estados Unidos también se atribuye el "derecho" a reclamar que India le devuelva todo el equipamiento y el material que le haya suministrado en caso de que realice otra detonación de armas nucleares.

El procesamiento del combustible nuclear estadounidense ya quemado en los reactores para obtener plutonio constituye otro asunto espinoso.

Este plutonio puede usarse tanto para fabricar bombas atómicas como para alimentar una clase especial de reactores, los "de realimentación rápida", que producen más combustible del que consumen.

India reivindica el "derecho" de reprocesar el combustible usado para desarrollar su ambicioso programa de realimentación rápida, que terminará conduciendo a un reactor de "tercera generación" alimentado con otro material radiactivo, el torio.

Expertos calculan que India posee menos de uno por ciento de las reservas mundiales de uranio natural, pero más de 30 por ciento de las de torio.

En los últimos meses, varios funcionarios retirados y en funciones del Departamento de Energía Atómica indio se han referido al programa de "tres etapas" como incambiable, inmutable e indispensable para la matriz energética nacional.

Pero "es dudoso que India necesite poder nuclear", alegó el físico M.V. Ramana, experto independiente en energía del Centro de Estudios Interdisciplinarios en Ambiente y Desarrollo, de Bangalore.

"La electricidad nuclear es exorbitantemente cara, inaceptablemente peligrosa y produce desechos radiactivos de larga vida. Pero aun dejando eso de lado, nadie demostró la viabilidad del reactor de torio a una escala industrial", agregó Ramana.

"Incluso el reactor de realimentación rápida de la 'segunda etapa' fue un fracaso, no sólo en India, sino también en Francia, que invirtió fuertemente en esa tecnología", sostuvo.

El grupo de presión de científicos e ingenieros nucleares de línea dura en India prevaleció por sobre el liderazgo político en las negociaciones posteriores a la firma del acuerdo en julio de 2005 entre India y Estados Unidos, que establece una "plena cooperación nuclear".

No está claro si este grupo se resiste en general a restringir el "derecho" al reprocesamiento o teme que tales restricciones impliquen inspecciones de las plantas de reprocesamiento y de las instalaciones que usan material producido en ellas.

El gobierno indio señaló que no cederá en este tema: si Estados Unidos admitió que Japón y el consorcio occidental Euratom reprocesaran el combustible usado, también debería permitírselo a India.

Según algunos analistas, esto puede no ser fácil de vender al Congreso estadounidense, porque India no es firmante del TNP.

En términos prácticos, un "acuerdo 123" puede requerir una certificación especial del presidente de Estados Unidos en cuanto a que el material reprocesado no será desviado para usos militares.

Durante las conversaciones, Estados Unidos propuso que India dejara el reprocesamiento de combustible nuclear fuera del "acuerdo 123".

Pero India rechazó la propuesta, citando su experiencia pasada con dos reactores de agua liviana donados y construidos por Estados Unidos en la occidental localidad india de Tarapur en los años 60.

Luego que India realizó una prueba nuclear en 1974, Estados Unidos ni dejó a India reprocesar el combustible usado ni lo tomó de nuevo.

India también reiteró la garantía de Estados Unidos de que "nada en la Ley Hyde" le impide implementar sus "obligaciones establecidas en las Declaraciones Conjuntas del 18 de julio de 2005 y del 2 de marzo de 2006", y pidió al gobierno que se apegue a esta garantía.

"Una resolución de las diferencias necesitará una decisión política de alto nivel. Ésta solamente podrá basarse o derivarse del propósito más amplio del tratado nuclear India-Estados Unidos, que va a consolidar una asociación estratégica entre ambos, ampliamente en los términos de Washington, como parte de su sistema global de alianzas", dijo Vanaik.

Todavía está por verse si Bush y Singh reafirmarán esa lógica —y, en tal caso, cuán pronto— y harán avanzar el tratado en vista de sus oposiciones internas. Pero no será fácil silenciar a los críticos.

Mientras, quienes presionan desde la diáspora india y viven en varios países que integran el Grupo de Proveedores Nucleares, de 45 miembros, incrementaron su defensa del tratado a través de campañas de correo electrónico, seminarios y reuniones con legisladores.

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