GRUPO DE LOS OCHO: Héroes y villanos separados por 20 kilómetros

«No debería haber dudas: los buenos somos nosotros», dijo Patrick, de 20 años, vestido con pantalones vaqueros, camiseta, chaqueta deportiva, y con cabello pintado de rosado y cortado al estilo Mohawk, al leer un panfleto sobre ayuda para el desarrollo de África.

Patrick participa de la reunión "Alternativa G-8", organizada por entidades no gubernamentales y grupos izquierdistas y antiglobalización en la ciudad portuaria alemana de Rostock, sobre el mar Báltico, unos 300 kilómetros al noroeste de Berlín.

Rostock se encuentra a apenas 20 kilómetros de Heiligendamm, la ciudad turística donde los jefes de gobierno del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia) y el Grupo de los Cinco (G-5) emergentes (Brasil, China, México, India y Sudáfrica) están reunidos desde el miércoles y hasta este viernes para debatir asuntos globales.

Patrick y los otros participantes en la reunión alternativa no solamente están seguros de ser "los buenos", sino que también saben quiénes son "los malos": los líderes del G-8 y, en primer lugar, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush.

En Rostock y en Heiligendamm se debaten los mismos temas, aunque con enfoques diferentes.
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En la reunión alternativa, las discusiones sobre el cambio climático se realizan bajo el lema: "Justicia climática: ¿cómo?".

Una de los participantes del encuentro en Rostock es Sunita Narain, activista india de renombre internacional.

"El cambio climático y el calentamiento global son una deuda internacional que las naciones industrializadas acumularon hacia los países en desarrollo, pero que todos nosotros debemos pagar. Debemos dejarles esto en claro a los estados del G-8", afirmó.

Semejante conclusión sería impensable en Heiligendamm, especialmente de parte del gobierno de Estados Unidos, que hasta ahora se mostró hostil a cualquier acuerdo internacional vinculante que establezca topes precisos a las emisiones de gases invernadero en el mundo industrializado.

Quien también está en Rostock es el sudafricano James Marsh. No espera nueva asistencia de la cumbre oficial del G-8 para África, luego de todas las promesas que hicieron en el pasado y que, señala, nunca cumplieron.

"Debemos ganar el apoyo del público en general, con argumentos y hechos, y esta cumbre alternativa es una buena manera de hacerlo", opinó.

Ina, una estudiante alemana de Berlín, espera que las reuniones alternativas como las de Rostock resulten en medidas políticas concretas "para transformar el mundo".

"No es suficiente con criticar el estado de situación. También debemos desarrollar estrategias para convencer a los políticos de actuar como queremos que lo hagan", afirmó.

"Estar en contra de algo es fácil. Pero también debemos actuar, lo que es mucho más difícil", subrayó.

Otros temas discutidos en la reunión alternativa son la sobreexplotación de los mares mediante la pesca industrial europea, las migraciones, las guerras, "la comercialización de la educación y el futuro del trabajo".

La contracumbre de Rostock es apenas una de varias reuniones celebradas en paralelo a la reunión del G-8. Un encuentro de jóvenes se realizó a fines de mayo, con estudiantes de los países más poderosos jugando los roles de sus líderes.

Otra reunión, de 200 adolescentes de entre 13 y 17 años de todo el mundo organizada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), se celebró en Wismar, pequeña ciudad a unos 50 kilómetros de Heiligendamm.

Mientras, líderes religiosos de todo el mundo se reúnen esta semana en Colonia, unos 600 kilómetros al sur de Berlín, convocados por el Consejo Mundial de Iglesias.

Como en los otros encuentros alternativos, los delegados señalaron en un comunicado que "el grado de la pobreza extrema en el mundo es escandaloso".

En la declaración, los líderes religiosos acusaron al G-8 de representar "un modelo económico que prioriza el crecimiento sin considerar las consecuencias sociales y económicas".

Esto causa una brecha cada vez más amplia entre ricos y pobres, señaló el documento emitido en nombre de cristianos, islámicos, judíos, budistas, sintoístas y profesantes de otras religiones.

Unos 4.000 invitados de todo el mundo y más de 100.000 alemanes asisten a ese congreso desde el miércoles y hasta el domingo, en lo que constituye el acontecimiento ecuménico más significativo de Alemania.

Los principales temas de disenso en el G-8 son las emisiones de gases invernadero, causantes del recalentamiento planetario, la eficiencia de la asistencia para el desarrollo de África y la inestabilidad en los mercados financieros internacionales.

Según diversas fuentes, incluyendo a funcionarios alemanes y organizaciones no gubernamentales, varios miembros del G-8 se oponen a una declaración final de la cumbre que establezca montos precisos de la nueva asistencia a África.

"En algunas delegaciones del G-8 reina el sentimiento de que ya se le hicieron suficientes promesas a África. Algunos países no quieren hacer nuevos compromisos en materia de asistencia", señaló una fuente, que destacó una "fatiga de donantes".

Según Oliver Buston, director para Europa de la organización de asistencia DATA (siglas en inglés de Deuda, Sida, África y Comercio), "parece haber muchas personas bloqueando los avances".

Otra portavoz de DATA, Kathy McKiernan, dijo que esta vez no era el gobierno de Estados Unidos quien actuaba como "el malo" de la película, sino Canadá e Italia, que están "bastante detrás en lo que necesitan hacer".

Buston también dijo que las discusiones con la mayoría de los líderes del G-8 habían sido "bastante fuertes", pero que, en particular, las conversaciones con la canciller (jefa de gobierno) alemana Angela Merkel habían sido "frustrantes".

El cantante senegalés Youssou N'Dour criticó también a Alemania y a Canadá.

"Esta cumbre no funcionará si Alemania no da el ejemplo. Luego de nuestras reuniones, Italia y Japón no van a bloquear (un nuevo paquete de asistencia para África). Pero estamos preocupados por Canadá. Sería terrible si ellos impidieran un acuerdo del G-8", dijo el artista a periodistas en Heiligendamm.

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