Al no renovar el mandato del jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, general Peter Pace, el secretario (ministro) de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, sepultó el legado de su antecesor, Donald Rumsfeld.
De hecho, en los menos de siete meses que Gates lleva al frente del Pentágono, este ex director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) jugó un papel clave, aunque discreto, en el viraje de la política exterior estadounidense a una postura más "realista", según observadores.
Así se denomina a la tendencia diplomática que predominó en Washington durante buena parte del siglo XX, tanto en administraciones del hoy gobernante Partido Republicano como del opositor Partido Demócrata.
Esta corriente se opone a la "neoconservadora" y los "halcones" que tuvieron el control de la política exterior en el primer periodo presidencial de George W. Bush (2001-2005) y que impulsaron la guerra en Iraq (2003).
El "realismo" tiene entre sus principales impulsores dentro del gobierno a la secretaria de Estado (canciller) Condoleezza Rice, a gran parte de los funcionarios de carrera en su cartera y a la mayoría de los expertos de la CIA, así como importantes figuras militares.
"Creo que Gates está en el buen camino", dijo la semana pasada a IPS un importante legislador demócrata vinculado estrechamente con militares en actividad y con los sectores que se oponen a la guerra en Iraq. "Está haciendo una importante diferencia" respecto de la gestión de Rumsfeld, consideró.
Esta "diferencia" sembró la disconformidad entre los halcones y neoconservadores, que ya venían desilusionándose desde que Rumsfeld se negó a incrementar las tropas estadounidenses en Iraq meses antes de verse obligado a dejar el cargo.
Rumsfeld fue la baja más notoria de la derrota electoral republicana de noviembre, cuando los demócratas se alzaron con la mayoría absoluta de las dos cámaras del Congreso legislativo.
"Se rumorea que Robert Gates es el secretario de Defensa", cuestionó el diario neoconservador The Wall Street Journal en un editorial, tras saberse que el general Pace no estaría otro periodo al frente del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.
"Querríamos pedir una confirmación oficial, pues la evidencia reciente indica que el hombre que dirige el Pentágono es el senador demócrata Carl Levin, de Michigan", agregó el periódico. Levin es el presidente del Comité de Servicios Armados del Senado.
Luego de destacar que Pace fue "uno de los principales generales del Sr. Bush en Iraq", el editorialista de The Wall Street Journal agregó que "el señor Gates cree que apaciguando a los que piensan parecido a Levin podrá tener éxito, pero su humillación sólo hace que el señor Bush luzca más débil un comandante en jefe que no puede seleccionar ni siquiera sus generales".
Pace, primer jefe del Estado Mayor Conjunto procedente de la Infantería de Marina, fue subcomandante del cuerpo cuando lo encabezó el general Richard Myers, entre octubre de 2001 y agosto de 2005. Su periodo concluirá el 30 de septiembre.
Al igual que Myers, la gestión de Pace se identificó plenamente con la línea establecida por Bush a su "guerra mundial contra el terror", incluida la guerra en Afganistán a fines de 2001 y la invasión y ocupación de Iraq a partir de marzo de 2003.
Pace era, según diversas versiones, más permeable a la opinión de los militares de carrera que Myers, ante la notoria prepotencia de Rumsfeld en el trato con los uniformados. De todos modos, sus pares lo consideraban demasiado deferente ante la autoridad civil.
No ayudó a mejorar su imagen cuando dijo, a comienzos de este año, que consideraba la homosexualidad una inmoralidad.
Luego, volvió a alimentar la controversia al formular al Poder Judicial un pedido de clemencia para el ex subjefe del equipo del vicepresidente Dick Cheney, I. Lewis "Scooter" Libby, condenado la semana pasada a 30 meses de prisión por mentir a investigadores federales.
Esas declaraciones "no facilitaba las audiencias para la confirmación" de Pace ante un eventual pedido de renovación de su mandato en el Congreso por parte de la Casa Blanca, dijo una fuente legislativa.
A sugerencia de Gates, Bush nominó al almirante Michael Mullen, actual jefe de operaciones navales. Al igual que otros militares designados por Gates a altos cargos, Mullen es considerado un realista que, según el diario The New York Times, tuvo choques con Rumsfeld.
Este marino ha echado mano a la retórica del gobierno para describir los actuales conflictos. En febrero, describió al enemigo como "básicamente maléfico" y pronosticó que la guerra contra el terror "seguirá por largo tiempo" porque se trata de un conflicto "generacional".
Pero la mayoría de los observadores del Pentágono lo perciben como un militar profesional que, a pesar de integrar la marina de guerra, está hoy más preocupado por la situación del ejército en Iraq.
"Representa una tendencia general en la administración, lejana de los cruzados e inclinada a la solución de los problemas", dijo el analista militar Loren Thompson, del Instituto Lexington, a The Washington Post.
Otros nombramientos y recomendaciones de Gates de similar tenor son los del almirante William Fallon como jefe del Comando Central (a cargo de las operaciones en Medio Oriente y alrededores), el general James Clapper Jr. como jefe de su equipo de asesores en materia de inteligencia y el general Douglas Lute como principal responsable de la guerra en la Casa Blanca.
Gates apoya públicamente el aumento de tropas estadounidenses en Iraq. Pero la semana pasada se pronunció en favor de una presencia militar reducida aunque prolongada en ese país.
Hasta su nominación como secretario de Defensa, Gates integró el Grupo de Estudios sobre Iraq, creado para analizar la política estadounidense en ese país e integrado por expertos de los dos grandes partidos.
En ese grupo y en otros ámbitos, ha defendido con fuerza la apertura de gestiones diplomáticas con Irán. (FIN/IPS/traen-mj/jl/ks/na mm ip ik sp/07)
